Recordemos algunos pasajes del discurso que el primer ministro de Israel, Biniamín Netanyahu, pronunció en la Universidad de Bar-Ilan el día 17 de junio del 2009.
“Desde esta tribuna dirijo un llamamiento a los dirigentes de los países árabes y les digo: Encontrémonos, hablemos de paz y hagamos la paz. Estoy dispuesto a reunirme con ustedes en todo momento. Estoy dispuesto a que sea en Damasco, en Riad, en Beirut, en cualquier parte. Y también en Jerusalén”.
“Me dirijo a ustedes palestinos, nuestros vecinos, dirigidos por la Autoridad Palestina, diciendo: iniciemos negociaciones de inmediato, sin condiciones previas. Israel está comprometido a respetar los acuerdos internacionales y espera que todas las demás partes cumplan también sus compromisos. Deseamos vivir con ustedes en paz y en buen vecindario”.
“En medio de los territorios de la patria judía vive hoy un gran núcleo de palestinos. No queremos dominarlos, no deseamos regir sus vidas ni imponerles nuestra bandera o nuestra cultura”.
“En mi visión de la paz, viven en nuestro pequeño país dos pueblos libres uno junto al otro, en buen vecindario y en respeto mutuo. Cada uno tendrá su bandera, su himno y su gobierno propio, sin que ninguno de ellos amenace la seguridad o la existencia de su vecino”.
“Estaremos dispuestos a llegar en un futuro acuerdo de paz a la solución de un Estado palestino desmilitarizado al lado de un Estado judío”.
“Los aspectos territoriales se discutirán en los arreglos definitivos. Hasta entonces no tenemos la intención de construir nuevos asentamientos o expropiar tierras para ampliar asentamientos existentes”.
A pocos días de las elecciones del 17 de marzo, aseveraba un comunicado del partido Likud difundido
en nombre de Netanyahu en el que este considera "nulo" el contenido del "Discurso de Bar-Ilán". "En la situación actual creada en Oriente Medio, cualquier territorio que evacuemos será tomado para las organizaciones islámicas terroristas apoyadas por Irán. Por lo tanto, no habrá concesiones y retiradas. Eso es simplemente irrelevante”.
Sin embargo, la Oficina del Primer Ministro insistió más tarde que "nunca dijo tal cosa".
Pero en un mitin en la plaza Rabin de Tel Aviv a solo dos días de las elecciones, contraviniendo las disposiciones de la Comisión Electoral que consideró que su alocución fue un acto "ilícito de campaña", afirmó que bajo su mandato nunca aprobará la retirada de territorios, aludiendo al desmantelamiento de los asentamientos.
Irrefutables pruebas que la mentira en boca de Netanyahu fluye sin trabas de conciencia con gran facilidad. Y eso ya lo sabe el mundo.
Para formar un gobierno de derecha, Netanyahu no tendrá más remedio que ceder a las exigencias de la extrema ortodoxa como siempre lo ha hecho cuando necesitó de ellos. Volveremos a los largos horarios de invierno tan onerosos, los estudiosos de la Torá no harán el servicio militar, y grandes sumas de dinero se destinarán a los colonos y a las escuelas rabínicas, en vez de aliviar la difícil situación financiera que atraviesa la clase media y otras inferiores. Se continuarán con las construcciones en los territorios retenidos, lo que acarreará nuestro aislamiento en el ámbito mundial.
No seamos altivos en exceso. Solos en el mundo, sancionados y boicoteados, nos será muy difícil subsistir sin la ayuda exterior, dudo cual hubiera sido el resultado de la Guerra de Independencia, y si hubiéramos sobrevivido a la guerra del Día del Perdón en 1973.
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