Nisman: el hombre que quedó solo - Natalio Daitch, Buenos Aires

Luego de anunciar en forma pública su acusación de tan alto voltaje, el fiscal Alberto Nisman quedó solo, y esperando frente a un gobierno que ostenta todo el poder y la capacidad para reducir y pulverizar a propios y ajenos y a todos aquellos que rebelándose necesitan gritar que no pueden continuar más en la obsecuencia o tolerando esta terrible postura de genuflexos.
Debo admitir, que al enterarme de la denuncia pública, sentí mucho miedo, por la vida del propio fiscal y de su familia y por lo que podría suceder con todos nosotros, la ya muchas veces castigada colectividad judía de la Argentina.
Con mucha pena debo admitir que mis temores se volvieron reales al enterarme en la madrugada del lunes que el fiscal de la causa AMIA, fue encontrado muerto (¿suicidio o asesinato?), justo el día previo a poder presentarse en el Congreso Nacional.

El fiscal, el hombre, y el judío
Este fiscal que venía trabajando por más de 10 años en la investigación del atentado a la AMIA, estaba casado y tenía dos hijas. Cuestiones personales me dan la pauta que su relación con el judaísmo podía ser ambigua, o podría considerarse a mitad de camino entre la lejanía y lo cercano. Obvio, que dado que no lo he conocido personalmente esto que escribo solo puede inferirse por la información que es de público conocimiento.
Como sea, un judío en peligro, solo, en un piso 13 de un lugar apartado aunque "se supone el más custodiado de Buenos Aires", intentando aguantar un fin de semana interminable, a los fines de poder acceder a ese hoy preciado y no siempre posible privilegio en esta Argentina violenta de poder ver el amanecer de un lunes agitado. Pero ese sueño de verdad, justicia y de vida, una vez más en estas tierras criollas no fue posible.

¿Lo dejamos solo?
Inicio en plural, ya que siento que todos somos en cierta medida responsables. Obvio, que más debería pesar a los dirigentes por su cercanía al honesto y valeroso fiscal. Pero esta pregunta brota no sólo de algunos judíos, sino y también me la han formulado muchos no judíos, incluso policías retirados, que han trabajado en custodia de personas y embajadores. Seguramente la respuesta puede ser fácil o más compleja. ¿No se le tendría que haber

ofrecido al fiscal que pasará ese crítico fin de semana en la sede de la misma AMIA o en una casa segura del barrio y del gueto del barrio del Once (barrio de judíos), en lugar de dejarlo solo en esa jaula de oro, y al cuidado de sus "custodios" que en definitiva responden a este gobierno amenazado por la denuncia del propio fiscal? También la otra posibilidad, asilarse transitoriamente en una embajada como la de Israel o la de otro país amigo y confiable.
Para concluir, si esta oferta existió pero el fiscal la rechazó me disculpo, fue su elección. Pero si no existió, aquí hay un punto que nosotros como comunidad debemos repensar y meditar y discutir puertas adentro.

¿Garantes los unos por los otros?
No intento sobredimensionar lo que podríamos haber hecho. Y no deseo manifestar que por mudarse de casa o de barrio o de haberse ocultado en una sinagoga se podría haber evitado el trágico final, pero yo entiendo que lo que vale siempre es la "intención". Y esa "intención vale más allá de toda respuesta y de todo resultado". El compromiso por el hermano no solo debe darse post-mortem, sino en vida. Y más cuando este hombre arriesga su vida y su tranquilidad y la de su familia por todo el conjunto de la sociedad argentina, pero en particular por el conjunto de la comunidad judía argentina que fue la principal damnificada y objetivo del terrorismo árabe-islamista. Para concluir, admito lo del miedo, que en estos días se siente y nos toca como nunca antes desde la época nazi. Hoy el antisemitismo ha mutado y se ha maquillado de antisionismo, pero su violencia viene in-crescendo. Yo creo que el mensaje es: un fiscal solo, alejado de todo y de todos, sea por elección o por circunstancia, aunque más allá de todo esto y al descorrer el velo solo encontraremos al judío que está solo, como se dice del conjunto: "una ovejita rodeada de setenta lobos". Entonces, y para definir, la pregunta talla hasta el tuétano de nuestros huesos, y en esta noche oscura e impiadosa, el S.O.S Nisman por la razón que fuera no fue debidamente escuchado o atendido. Y nuevamente la voz de D'os pregunta a Caín ¿dónde se encuentra tu hermano Abel?, y entonces todos deberíamos contestar o preguntar/nos: ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?

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