Los historiadores e intérpretes de la Biblia vienen discutiendo a lo largo de muchas generaciones acerca de la real ubicación del Monte Sinaí en el que Moisés recibió las tablas de la ley que comprenden los diez mandamientos.
En la esquina noroeste de Arabia Saudita, se asienta una montaña que perfectamente encaja con la descripción Bíblica del Monte Sinaí. Allí hay una montaña dentro de lo que una vez fuera el antiguo Madián que los sauditas llaman “Jebel al Lawz”, la montaña de La Ley (o, la montaña de Las Tablas, sobre las cuales Los Diez Mandamientos fueron escritos). Los sauditas reconocen entusiastamente que “Jebel al Lawz” es definitivamente la ubicación del Monte Sinaí bíblico.
Además, la descripción física de la montaña y el área que la rodea es conforme a la descripción Bíblica perfectamente. Esa montaña no-volcánica tiene una cima ennegrecida. La montaña aparenta haber sido quemada con fuego por todo su cuarto más alto, lo cual perfectamente encaja en la descripción Bíblica.
El área que rodea la montaña tiene bastantes llanuras niveladas para proveer espacio para acampar hasta dos millones de personas, un número de personas de acuerdo con la Biblia, el número potencial de residentes temporales fuera de Egipto. La montaña en Arabia Saudita tiene artefactos arqueológicos conforme a las descripciones Bíblicas; por ejemplo doce pilares de piedras impresionantemente grandes, obviamente hechas por el hombre.
La figura gigante de Moisés
Para el pueblo judío, Moisés es el primer líder, libertador, legislador, e historiador. En su época, según algunos historiadores, cuando gobernaba Ramses II, el faraón egipcio, había ordenado la muerte de todos los niños varones de los esclavos hebreos. Al nacer Moisés; su ejecución fue evitada colocándolo en un canasto de mimbre para que navegara a la deriva en el río Nilo.
La hija del faraón, descubrió a la cesta navegando, encontró dentro a un niño y lo adoptó, llamándole Moisés. Cuando era adulto, ignorando su procedencia, fue a ver a los esclavos hebreos como trabajaban y al observar que un guardia maltrataba a un hebreo, lo mató y enterró su cuerpo en la arena. Enteradas las autoridades se fue y permaneció por 40 años fuera de Egipto, trabajando como pastor de ovejas.
En el Monte Oreb, Moisés, descubrió una zarza que ardía sin consumirse. Desde la zarza una voz, un ángel de Dios, le reveló su verdadero nombre: Yaveh. Luego Dios le dijo a Moisés, que debía volver para liberar a su pueblo. Llegó a Egipto, se organizó y sacó a todo
su pueblo rumbo a la tierra prometida. Cuando el Faraón se enteró de los planes de Moisés, no autorizó la partida, fue entonces que Dios envió las diez plagas o señales, que fueron exterminando a los primogénitos de los egipcios, lo cuál los llenó de espanto y autorizaron a los hebreos a abandonar Egipto.
La caravana avanzó poco a poco, pero el Faraón cambio de idea y salió en su persecución. Los judíos quedaron entre el Mar Rojo y el ejército del Faraón, Dios por mediación de Moisés, separó las aguas del mar y pudieron pasar. Luego se cerraron las aguas del mar ahogando a todo el ejército que lo seguía; algunos historiadores sostienen que el mismísimo Faraón pereció con su ejército. Moisés había recibido las tablas de la ley, los diez mandamientos de Dios para que sea aplicado por su pueblo. Moisés murió cuando tenía 120 años. Moisés significa “el rescatado del agua”.
Por indicación de Dios, él tocó las aguas del río con su báculo y la transformó en sangre, los peces se murieron, el río soltaba un olor nauseabundo y ningún egipcio podía tomar agua del río. Ese y otros milagros fueron alertando a los egipcios, que el “Dios” de Moisés, era más poderoso que el Faraón. El profeta y líder hebreo, recibió las tablas de la Ley de Dios, porque el hombre es imperfecto y necesita de una norma que lo ordene. Dios no necesita de la ley, porque la ley es él, pues es perfecto. Tal las cosas el patriarca hebreo, hombre sabio y respetado por su pueblo que lo siguió ciegamente, los llevó a la liberación y en busca de la tierra prometida.
El aporte de Moisés a las religiones monoteístas fue magnánimo, como así referente obligado de todos los judíos en la actualidad. Conducido por Dios, su fe y perseverancia fueron inquebrantables, un verdadero ejemplo de cómo un conductor de grupos sociales debe conducirse.
Cuando murió, según se calcula, en el año judío 2488 o en 1272 aC, el mundo tomó un giro de certeza. Moisés recibió la Torá de manos de Dios, en el monte Sinaí.
La tradición judía dice de Moisés que fue encontrado en las aguas del Nilo por una hija del Faraón; que creció en la corte egipcia, destacando por su talento y valor; que finalmente reconoció su origen judío y que se enfrentó al propio Faraón, enviando las famosas plagas y huyendo de Egipto con todo su pueblo; que atravesó las aguas del Mar Rojo, sepultando al ejército faraónico bajo ellas.
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