Najmánides: cabalista y autoridad rabínica

Najmánides: cabalista y autoridad rabínica El cabalista Najmánides nació en Gerona en 1194 y murió en Israel, en 1270. Fue un rabino judeo-español. Es conocido en el mundo cabalístico con el acrónimo Ramban (de Rabi Moshe ben Najman) y citado en los documentos cristianos como Bonastruc ¢a Porta. Fue la mayor autoridad rabínica de su época. Se destacó como filósofo, talmudista y cabalista. Ejerció la Medicina. Admirador de Maimónides, sin embargo discrepaba de sus tendencias filosóficas y derivó hacia cuestiones de la cábala. Con él se inicia la Escuela Cabalista de Gerona. Compuso la muestra más antigua de poesía cabalística peninsular. Fue el máximo representante de la corriente espiritualista y mística judía, opuesta al intelectualismo, ya que considera que la revelación es superior a la filosofía. Como exégeta bíblico escribió comentarios a los libros de Job y Rut. El más importante es su Comentario al Pentateuco, escrito en Israel. Sus comentarios suelen ser explicaciones literales de los textos en los que, por primera vez, se incorporan enseñanzas místicas de la Cábala de forma más o menos velada. Como talmudista escribió “Las guerras del Señor”, en defensa de la codificación de Al-Fasï, y numerosos tratados talmúdicos, aclaraciones y observaciones sobre paisajes especialmente difíciles e importantes. En cuanto a su vida pública, sobresale su actuación en una famosísima controversia pública que tuvo lugar en 1263, en Barcelona, en presencia de Jaime I y de Ramón de Peñafort. Najmánides defendió el judaísmo y refutó el cristianismo frente al converso Pablo Christiani. Se conservan el acta oficial en latín y una versión escrita en hebreo por el mismo Najmánides. Ambos contrincantes (en un debate) se consideraron vencedores en la polémica, pero Najmánides fue condenado al destierro y en 1267 emigró hacia la Tierra Prometida o Tierra Santa. Permaneció algún tiempo en Jerusalén, que encontró devastada, y pronto se estableció en Aco. Murió en 1270, a la edad de 76 años. Su tumba se encuentra en Haifa. A continuación trascribimos una carta que el sabio escribio a su hijo con enseñanzas muy actuales: “Por lo tanto te explicaré cómo has de comportarte en la cualidad de la humildad, para marchar en ella siempre: Todas tus palabras serán reposadas, que tu cabeza esté gacha y tus ojos miren hacia abajo, hacia la tierra, pero tu corazón hacia arriba. No mires a la cara de nadie cuando te hable. Que cualquier hombre sea más grande que tú a tus ojos. Si es inteligente o si es rico, hónralo. Si él es pobre y tú rico, o más sabio que él, considera que tú eres deudor suyo y él acreedor tuyo, pues si él peca es pecador involuntario y tú lo eres voluntario. En todas tus palabras, tus actos, tus pensamientos y en todo momento, considera que estás frente al Santo, bendito sea, y que su Presencia Divina está sobre ti, porque su Gloria llena todo el universo. Tus palabras serán dichas con temor y pavor, como un esclavo ante su amo. Te sentirás inferior a cualquier persona. Si te llamara alguien, no respondas en voz alta, más bien con suavidad, como el que está ante su maestro. Siempre has de estar presto a leer la Torá, para que puedas cumplirla. Cuanto aprendas del Libro, investiga en los que has aprendido a fin de si hay en él una palabra que la puedas cumplir. Controla tus actos, en la mañana y en la tarde: Así toda tu vida será arrepentimiento. Apartarás todo asunto mundano de tu corazón en el momento de la oración. Así ha de estar tu corazón ante el Lugar, bendito sea. Purifica tu pensamiento y medita cada palabra antes de que salga de tu boca. Así harás durante todos los días de tu efímera vida, con cada una de toda palabra, y no pecarás. Con ello tus palabras, tus actos y tus pensamientos serán rectos”.

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