Es sabido que hasta que se consolide la coalición, la única función de la Knéset, desde el punto de vista práctico, es la de conceder el estrado para discursos de los parlamentarios, sean nuevos o veteranos.
Uno de los oradores esperados era Yair Lapid, líder de Yesh Atid, el partido que fue la sorpresa de las recientes elecciones. “No habrá una guerra entre hermanos porque el diez por ciento de la población no puede amenazar al resto de los habitantes de Israel.” Se refirió concretamente a las amenazas de los rabinos ultraortodoxos que se oponen abiertamente a su propuesta de implementar un reclutamiento universal que comprenda a todos los jóvenes de 18 años de edad.
La situación actual es que jóvenes religiosos ortodoxos no ingresan al Ejército si declaran que estudian en yeshivot. En forma paralela reciben beneficios económicos del estado, lo que presenta una carga para la ciudadanía. Lapid señaló que el gobierno no tiene libertad de acción y que los presupuestos de educación, bienestar social y hasta salud, se conceden como consecuencia de arreglos de la coalición y no en respuesta a las verdaderas necesidades. Asimismo dejó en claro que su partido propone la eliminación de por lo menos seis ministerios que sobran. Con relación al conflicto con los palestinos, Lapid expresó que si la nueva Knéset no conduce hacia la renovación de las tratativas con los palestinos, estará violando el compromiso con los votantes.
Para algunos integrantes de su bancada, el hecho que los miembros de Shas y Yahadut Hatorá continúan hablando de la exoneración del Ejército para estudiantes de las yeshivot como una norma inmodificable, es completamente absurdo. Una cosa era el puñado de estudiosos del que hablaron en tiempos de Ben Gurión y otra muy diferente son los 60.000 o 70.000 de la actualidad.
No aceptaré que solamente determinadas madres no puedan dormir
El presidente de Habait Hayehudí, Naftali Bennett, habló del mismo tema en su primer discurso. “Hermanos ortodoxos: también el servicio militar es un precepto a cumplir. No menos que eso. Defender nuestra patria, proteger a nuestros niños son valores no menos importantes que el estudio de la Torá”.
“Sirvieron conmigo en el Ejército hermanos queridos que sabían combinar el estudio de la Torá con cargar a un herido en sus hombros, leer el Talmud y avanzar en el campo de batalla. No dejaré que critiquen a mis hermanos ortodoxos. No permitiré que dañen el mundo de la Torá rehabilitado después de las ruinas del Holocausto pero tampoco aceptaré que solamente ciertas madres no puedan dormir por la preocupación de los que sucede con sus hijos en el Ejército. Somos hermanos en las alegrías y debemos ser hermanos en las lágrimas. No existe otro camino.”
En el momento de escribir estas líneas, los dos partidos que formaron una alianza estableciendo que no ingresarán a la coalición por separado, o sea Yesh Atid y Habait Hayehudí, liderado por Naftali Bennet, no aceptan ninguna “rebaja” en su exigencia de legislar en forma precisa sobre el tema, lo que determinaría que los partidos religiosos ortodoxos, Yahadut Hatorá y Shas, queden fuera de la coalición.
En Kfar Hamacabiá de Ramat Gan continúan las reuniones entre los representantes de Likud Beitenu y los potenciales futuros socios sin que se conozcan detalles de las conversaciones. Algunas filtraciones, reales o imaginarias, dicen que a Lapid le habrían ofrecido el ministerio de Educación, otro de carácter económico y un viceministerio de Defensa. La versión no fue confirmada en forma oficial.
También se supo que Hatnuá de Tzipi Livni sería el primer partido en firmar el ingreso a la coalición si le conceden, en respuesta s su exigencia, el cargo de responsable de las negociaciones con los palestinos. La experiencia de Livni en las elecciones anteriores le hizo ver que permanecer fuera de la esfera del poder es el mayor causante de la desaparición de la política. Desde el punto de vista práctico, Livni siente que las negociaciones que mantuvo con los palestinos durante el período que fue ministra de relaciones exteriores, le habilitan para continuar con las mismas.
Entrevista bajo
los proyectores
No se pueden hacer comentarios sobre la primera entrevista del primer ministro y líder de Likud Beitenu, Biniamín Netanyahu con Naftali Bennett porque no se conoce el temario. El encuentro fue el primero después de cinco años. Cabe recordar que Bennett era colaborador cercano de Netanyahu y que a instancias de su esposa Sara, habría sido despedido del cargo. Desde ese momento los dos no conversaron. Las vueltas de la vida o de la política, convirtieron a Bennett en una pieza indispensable del rompecabezas que Netanyahu y Avigdor Lieberman desean armar.
La diferencia es que históricamente, mientras que estos dos ligaron a sus partidos con los religiosos ortodoxos, el único compromiso de Bennett es con quienes lo votaron. A ellos les prometió, entre otras cosas, un “reparto igualitario de la carga”, o sea reclutamiento universal como lo hizo Lapid. Sabe que si no aprovecha el hecho de tener una bancada numerosa para presionar, en las próximas elecciones su futuro estará en peligro.
En este período de algunas semanas en el que se lleva a cabo la negociación entre los partidos, se escuchan rumores de diversa índoles y credibilidad. Aún así, reiterando el dicho de que la política israelí admite cosas cuyo nexo con la lógica es mínimo o inexistente, vale la pena detenerse en algunos de ellos.
Una versión señaló el lunes último que Netanyahu habría ofrecido a Shelly Yachimovitch - líder de Avodá que le dijo en su encuentro que no ingresaría a la coalición - el ministerio de Finanzas si acepta sentarse en los sillones del oficialismo. Esto fue desmentido en un comunicado oficial: “Si alguien piensa que estamos en una lucha por ministerios se equivoca. No se trata de ministerios sino del camino ideológico. El Laborismo no será el contratista que realice la política de Netanyahu”.
El martes, en cambio, el rumor fue que Netanyahu estaba presionando a algunos diputados desconformes con la actuación de Yachimovitch al frente de Laborismo para que deserten y se incorporen a su partido.
Uno de los ministerios más codiciados es el de Relaciones Exteriores. Es el cargo desde el que se puede influir en forma dramática sobre las problemáticas relaciones de Israel con el mundo, los organismos internacionales y, por encima de todo, con los vecinos de la región, incluyendo a los palestinos.
Concretamente se sabe que el ex ministro Avigdor Lieberman, no puede volver al ministerio hasta que no se dilucide el juicio en su contra por diversos delitos. Las acusaciones más graves finalmente no lo llevaron al asiento de los acusados pero las que presentó la Fiscalía tienen trascendencia y el resultado del juicio le podría impedir el retorno a un cargo ministerial.
Aún así, Lieberman, no permite que la Cartera sea parte de la negociación con los diversos partidos. Días atrás aseguró que la función quedará en custodia en manos de Netanyahu hasta que él esté en condiciones de regresar. Desde el punto de vista legal esto es posible. En la práctica, el hecho que el primer ministro, de por si ocupado con temas urgentes que requieren su atención, se ocupe de las relaciones con el mundo es una anomalía.
Las relaciones Exteriores de Israel merecen tener a su frente una persona que se dedique solamente a ellas y si tiene experiencia mejor. Además, el mensaje que deja Lieberman a su sucesor no es para nada alentador: “el que piensa que se puede llegar a una solución mágica con los palestinos, no entiende el tema”.
Netanyahu, quizás bajo la sombra de la cercana visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a declarar su compromiso con “la solución de dos estados para dos pueblos”, una frase que se cuidó muy bien de no pronunciar durante la campaña electoral. Asimismo, delante de los micrófonos que le extendieron en diversas ocasiones, Netanyahu llamó a Mahmud Abás a volver a la mesa de negociaciones sin condiciones previas. Al mismo tiempo, enviando un mensaje a sus votantes de la derecha, el gobierno aprobó la construcción de viviendas en un asentamiento de Samaria.
El plazo de 24 días corre rápidamente y por eso se espera que ya sobre el fin de semana o comienzos de la próxima comience a aclararse el panorama en cuanto a quiénes aceptaron ingresar a la coalición y quiénes quedan afuera. Si el plazo vence sin llegar a los entendimientos deseados, Netanyahu podrá solicitar al Presidente Shimon Peres una prórroga de dos semana más.
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