Interpretación y comentario
El acontecimiento final de esta parashá (Números 12:1-16) presenta un desafío a la autoridad de Moshé por parte de sus hermanos, Aarón y Miriam. Este desafío es extraño y genera preguntas que quedan sin respuestas.
¿Quién dice las frases ofensivas? La palabra que abre el versículo está conjugada en género femenino-singular, pero los sustantivos que le siguen son en plural (Miriam y Aarón).
¿Quién es la mujer cushita sobre la cual acusan a Moshé por haberse casado con ella? ¿Es Tzipora o Moshé tomó una segunda mujer? ¿Por qué ellos están tan indignados?
El versículo 2 continúa en sentido acusatorio, pero ahora es porque Miriam y Aarón dicen que Dios también habló a través de ellos, como lo hizo con Moshé. Esta acusación no tiene ninguna relación con la anterior.
Moshé, el más humilde de los hombres, no dice nada. Dios responde descendiendo en una columna de nubes. Primero, Él ordena a los tres hermanos ir a la Tienda de Reunión y después se dirige sólo a los rebeldes. Él destaca lo especial de su relación con Moshé (vers. 6 a 8) y enojado, desafía las acusaciones de ellos. Dios se va y queda “Miriam leprosa (y blanca) como la nieve”, un horrible espectáculo y, presumiblemente, también una dolorosa aflicción.
Aarón, quien no es afectado de manera física, apela a Moshé para que mire “el pecado que hemos cometido por ser necios”, admitiendo así su propia culpabilidad. Él describe el horrible destino de Miriam: “...que no sea ella cual muerto, que al salir él del seno de su madre se habrá consumido la mitad de su carne.” (vers. 12). Moshé responde con un simple y sincero llanto: “¡Dios, te ruego, cúrala ahora!”. La repetición de la palabra “na” (“por favor”), destaca el tono de ruego de esta plegaria.
Sin embargo, esos ruegos no logran aplacar a Dios; Él insiste que Miriam debe ser sacada del campamento por siete días y ser isolada como si su padre la hubiera castigado por una desobediencia. Esta razón parece que no tiene relación con el acto que cometió Miriam, cuya exclusión del campamento es en realidad comparada con aquélla impuesta a los leprosos. ¿Por qué ella es comparada a una “hija” que ofende?
Finalmente, en el versículo 15, se nos cuenta que el pueblo esperó hasta que Miriam fue readmitida, antes de trasladarse al próximo campamento.
El Talmud de Babilonia cita a Miriam como una de las siete mujeres profetisas, pero Rabi Najman, en nombre de Rav, dice que ella sólo profetizó mientras era la hermana de Aarón, es decir que no lo hizo después de que Moshé nació. El Talmud continúa relatando que fue ella quien profetizó que su madre estaba destinada a dar a luz a un niño que iba a salvar a Israel. Por eso, fue ella la que lo cuidó mientras estaba en el río Nilo. La implicación negativa en este caso es que el motivo que ella tenía para cuidarlo no era la seguridad del niño, sino la reputación de ella como
profetisa.
En nuestra parashá, el status de Miriam y la estima y el respeto que el pueblo sentía hacia ella están demostrados en el hecho de que ellos esperaron que ella vuelva antes de continuar andando.
Este cariño puede deberse a una invalorable contribución que ella hizo a todo el pueblo: su presencia les aseguraba a ellos tener agua fresca en el desierto. Al relacionar a Miriam con el agua, el texto bíblico se basa en dos episodios: el río Nilo y el Mar Rojo. Inmediatamente después de la muerte de Miriam, se nos cuenta que “la congregación estaba sin agua” (Números 20:1-2). Explicando la secuencia de esos dos eventos, el midrash cuenta que mientras Miriam estaba viva, una fuente de agua -una de las siete maravillas creadas por Dios en el crepúsculo del sexto día de la Creación-, acompañó al pueblo. Cuando ella murió, la fuente de Miriam se secó. Como el agua, Miriam es la fuente de la vida.
Estudio y análisis
Rabino Dr. Alexander Even-Jen**
¿Cómo entender las reacciones de Aarón?
Después de que murieron sus hijos, él se calló:
“Y tomaron Nadav y Abihú hijos de Aarón, cada uno su incensario y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Adonai un fuego extraño que Él nunca les ordenó. Y salió fuego delante de Dios y los quemó, y murieron delante de Adonai. Entonces dijo Moshé a Aarón: “Esto es lo que habló Adonai, diciendo: “En los que se acercan a Mí me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado”. Y Aarón calló.“(Levítico 10:1-3)
Después del terrible castigo sobre Miriam, él habló:
“Y la nube se apartó de sobre la Tienda, y he aquí que Miriam estaba leprosa (y blanca) como la nieve. Se dirigió Aarón hacia Miriam y he aquí que ella estaba leprosa. Dijo Aarón a Moshé: “Ruégote, señor mío, no hagas recaer sobre nosotros pecado, ya que hemos sido necios, y hemos errado. Y, ahora, que no sea ella cual muerto, que al salir él del seno de su madre se habrá consumido la mitad de su carne”. Clamó Moshé a Adonai diciendo: “Dios, te ruego, cúrala ahora”. Dijo Adonai a Moshé: “Si su padre la hubiese repudiado -en presencia de ella-, ciertamente hubiera sufrido oprobio siete días; quede recluida siete días fuera del campamento y después sea recogida”.“. (Números 12:10-13)
¿Puede ser que no haya relación entre estas dos reacciones?
¿Puede ser que la fuente de la diferencia entre las dos reacciones sea una cuestión práctica, pues se trata de dos casos separados? Sus hijos se desviaron del camino esperado en el culto sagrado y Miriam dañó el honor de Moshé. ¿Será que esto significa que un pecado que daña el honor de Dios es menos grave que un daño al honor de Moshé? ¿Acaso el pecado está relacionado con el honor?
*Ex-Presidente del Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalén
**Profesor de Pensamiento Judío, Instituto Schechter de Estudios Judaicos Jerusalén
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Asamblea Rabínica de Israel, Movimiento Conservador y Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: Rabina Sandra Kochmann
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