La perasha de esta semana (porción semanal de la tora que se lee semanalmente) es del libro de Vaikra (Levítico), el tercer libro de la Tora.

La perasha de la semana continúa con leyes de pureza e impureza, así como fue en las semanas anteriores. La semana pasada habló de los animales puros que pueden comerse y animales impuros, que son prohibidos para comer, esta semana la perasha habla de dos temas principalmente, de la mujer al dar a luz y las leyes de pureza e impureza a raíz del nacimiento y las leyes a los enfermos de lepra, quienes por la enfermedad son considerados impuros y tienen que pasar todo un proceso de purificación. Elegí para esta semana concentrarme en el primero de los dos temas: la mujer.

El capítulo 12 del libro de Vaikra se habla exclusivamente de la mujer que da a luz, según el relato, cuando una mujer esté embarazada y dé a luz a un varón permanecerá siete días de impureza, hasta el octavo que se hace el brit mila, y después permanecerá 33 días de purificación, si es niña la que nace, los días de impureza serán 14 y permanecerá 66 días de purificación, o sea el doble que en caso del nacimiento del varón. Durante estos días de purificación el texto prohíbe a la mujer tocar todo lo santo y llegar al Templo o Mishkan (ver más adelante).

Para terminar con el proceso del nacimiento y rituales, la ley bíblica manda a la mujer a hacer sacrificios, así como vimos las semanas pasadas. La mujer después de terminar el tiempo de purificación tiene que sacrificar a un cordero de un año, y como vimos en Vaikra 5:7, la madre de bajos recursos que no pueda traer un cordero, es suficiente el sacrificio trayendo una pareja de pichones.

El embarazo y la naturaleza

Lo más interesante de la perasha es el inicio y es la palabra que utilizó el legislador antiguo al escribir la ley: "אִשָּׁה כִּי תַזְרִיעַ וְיָלְדָה" ("La mujer al embarazarse y dar a luz" Vaikra 12:2). En este caso, leer el texto en español haría que se pierda lo más fascinante del texto, el lector hebreo se dará cuenta que es utilizado el verbo ז.ר.ע. el cual es derivado de la palabra זֵרַע que significa semilla, de hecho es el único lugar de todo el compendio biblico en el cual es utilizado este verbo cuando se refieren a una mujer al entrar a un embarazo, por lo general se utiliza el otro verbo, con la raíz ה.ר.ה. como en el caso de Eva con Adam: "וְהָאָדָם יָדַע אֶת-חַוָּה אִשְׁתּוֹ וַתַּהַר וַתֵּלֶד" ("Y adam conoció a Eva su mujer, se embarazó y dio a luz" Bereshit 4:1).

El término utilizado nos conecta directamente a la creación del mundo según Bereshit capitulo 1[1], cuando Dios crea la vegetación, dice: "וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים תַּדְשֵׁא הָאָרֶץ דֶּשֶׁא עֵשֶׂב מַזְרִיעַ זֶרַע עֵץ פְּרִי עֹשֶׂה פְּרִי" ("Y dijo Dios cúbrase la tierra de vegetación, de plantas que den simiente según su especia y árboles frutales" Bereshit 1:11). Ibn Ezra, exégeta español de la Edad Media, interpretó este Pasuk comparando a la mujer con la tierra, diciendo que así como ésta, la mujer da semilla y procrea, haciéndola parte de la gran obra divina que fue la creación y de todos los procesos naturales que pasa el mundo, comparando el milagro de la creación, con el milagro de la concepción y dar vida.

No hay como mamá

En todo este capítulo de Vaikra, la mujer protagoniza, el hombre ni siquiera es mencionado, ésta tiene el papel principal, es quien siembra y da vida, de la misma forma vemos que las madres en el Tanaj son quienes tienen el papel principal en el alumbramiento y en los primeros días del recién nacido, de hecho, son ellas quienes dan el nombre a sus hijos, así Eva (Bereshit 4:1), Sara (18:12-15), Lea (29:32-35), Rajel (30:23), entre otras más.

El Tanaj no detalla demasiadas cosas y el texto es muy técnico por lo general y como es sabido, al parecer fue escrito por hombres, así que a la mujer generalmente se le da un papel secundario, excepto cuando se habla del nacimiento, y esto es porque la madre no es quien solamente da la vida a los hijos, sino quien los cría y educa, un ejemplo más puede ser la madre de Sansón, un juez muy especial, el cual su madre era estéril. En toda la historia antes de entrar al embarazo, es a ella a quien el ángel le habla y le anuncia que va a embarazarse, el padre tiene un papel muy insignificante (Jueces 13).

"A los fines de esta ley, "judío" es todo aquel nacido de madre judía"[2]

Según la ley judía (halaja) y a raíz de esto, la ley del retorno, definen que judío es quien nace de vientre judío. Hay quienes explican esto por una cuestión biológica y de sangre, yo pienso que no precisamente esa es la razón, sino porque, como se dijo arriba, la madre es quien cría a sus hijos, según el Tanaj, la madre es quien da el nombre, siendo éste parte de la identidad de la persona, todos tenemos un nombre, es la base de quiénes somos y que nos identifica y nos hace especiales de los demás seres humanos. El Ramban, exégeta y pensador judío de la Edad Media española comienza la carta que le envía a su hijo citando una frase del libro de Mishle (proverbios) diciendo: "Escucha hijo mío la moral de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre" (Mishle 1:8), de esta forma el libro de Mishle y el Ramban con su carta potencializan lo dicho arriba, diciendo que nunca se deje lo enseñado por la madre, siendo ésta la responsable de la crianza y la educación, y ésta última la clave de la continuidad del pueblo judío.

¿Y porque siete días de impureza por el niño y 14 la niña?

Quien lee el texto por primera vez dirá que éste es machista, ¿cómo puede ser que la impureza de la mujer al dar a luz por las niñas es el doble que con los niños? y además, ¿porqué la mujer debe estar alejada de la congregación y todo lo santo justo después de dar a luz? Para responder a estas preguntas habrá que volver 2800 años atrás y entender la forma de vida del Israel antiguo en relación de los pueblos vecinos, si bien el pueblo de Israel tenía sus leyes y costumbres, muchas veces encontramos similitudes entre las costumbres del Israel antiguo y los pueblos alrededor de él, porque no hay lo que hacer, nunca fuimos un pueblo hermético y libre de influencias, y siempre el pueblo judío estuvo relacionado a la cultura del mundo y la época.

En la era antigua, la misma época cuando se escribieron las leyes bíblicas, entre los pueblos antiguos la fertilidad y la mujer como máxima expresión de esto tenían un lugar central en la cultura, entre los pueblos politeístas había siempre una Diosa la cual representaba la fertilidad. En la creencia antigua, la mujer fértil después de dar a luz estaba vulnerable y se creía que fuerzas demoniacas podían hacerle daño, tanto a ella, como a la criatura, por lo tanto la mujer tenía que estar alejada de la comunidad para protegerla a ella, a la criatura y a la misma comunidad, esto lo sabemos por los escritos de un pueblo llamado Ugarit, el cual vivía en lo que hoy en día Líbano, en los escritos de "Arslan Tash".

Para la Tora, siendo una religión monoteísta que no cree en fuerzas demoniacas, sino que todo está en manos de un Dios único, se le dio un significado de pureza e impureza, en el cual la mujer no puede acercarse a lo sagrado con el mismo propósito, proteger a la mujer que recién dio a luz y a su criatura, quienes están más vulnerables que las demás personas.

En esta misma creencia se creía que la invulnerabilidad de la mujer era aun mas grave cuando daba a luz a una niña, por lo tanto el tiempo era doble, ¿por qué con la mujer era doble el peligro? Esto está relacionado con la centralidad de la fertilidad, al nacer una niña, ésta en varios años tomará el mismo papel de su madre y será fértil y traerá niños al mundo, por lo tanto en esas creencias que seres demoniacos, la niña estaba más vulnerable y corría más peligro que el niño.

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[1] En el capitulo 2 de Bereshit se cuenta una creación distinta a la contada en el capítulo 1.
[2] Ley del retorno, inciso 4b

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