El escritor A.B. Yehoshua, Premio Israel de Literatura, reflexiona sobre la situación política del país en la novela "El cantar del fuego", en la que toma como punto de inflexión la muerte de un soldado por el "fuego amigo" en una azotea de los territorios de Cisjordania (Judea y Samaria).
Miembro activo del movimiento pacifista, Yehoshua (Jerusalén, 1936), que acaba de presentar su novela en Barcelona, afirma, en una entrevista, que "a partir de 1967, la política mantenida por Israel en los territorios ocupados no ha sido ni justa ni moral, porque ha construido asentamientos".
"Aunque sea cierto que los palestinos no querían reconocer a Israel, mi país no tenía que haber tocado ni un ápice de territorio palestino y, aunque hubieran tardado cien años en reconocernos, nunca teníamos que habernos metido allí", subraya con énfasis el escritor.
Miembro de una familia de judíos sefardíes y residente en la Ciudad Santa, considera que "ahora ya no hay vuelta atrás porque, si alguien intenta destruir esos asentamientos, provocaría una guerra civil en Israel".
En su opinión, la solución sería la convivencia pacífica de una minoría judía dentro del estado palestino y que la minoría judía que quisiera pudiera retornar y ser incorporada a Israel, algo que él cree "que puede ser posible políticamente de inmediato".
Hasta el año 1967, Yehoshua estaba convencido de que Israel estaba luchando por su existencia, "aunque pudiera comprender a los palestinos", y estuvo de acuerdo tanto con la guerra de 1948 contra Egipto como la de 1967 contra Jordania, "porque eran guerras justas y de ellas -afirma- dependía la existencia de nuestro país".
Yehoshua cree tajantemente que "Israel no tenía que haber anexionado nunca Jerusalén-Este ni establecer asentamientos, sino que debería haberse quedado allí solo como 'ejército de ocupación' y esperar a que Palestina reconociese el Estado de Israel"
Esta figura central de la
literatura nacional, que se confiesa "intelectualmente laico, pero respetuoso con las tradiciones religiosas", lanza en su novela un profundo mensaje político bajo el disfraz de una historia íntima y familiar entre un matrimonio sesentón enamorado y dependiente.
Entre la pareja, formada por Daniela y Amotz y la relación con sus nietos, hijos, nuera y cuñado se teje una trama en la que subyace toda la dicotomía del Israel de hoy en día: el deseo de olvidar frente al deber de recordar, la dicotomía Oriente-Occidente o el miedo a la desaparición física del Estado de Israel.
Durante la lectura de la novela, editada por Duomo, se destruye el mito del soldado-héroe caído por el "fuego amigo", se palpa la tensión entre palestinos e israelíes y también se habla de la relación de Israel con los judíos de la diáspora.
En este "fuego amigo", el título de la novela en el país, los personajes dibujan un mosaico de Israel que abarca desde los enfrentamientos entre árabes y judíos a la dicotomía entre la ciudad moderna y rebosante de vida que representa Tel Aviv frente a la ciudad paralizada por la historia de la mítica Jerusalén.
Cada capítulo enfrenta las vivencias en Israel del patriarca de la familia, Amotz, con un viaje al extranjero de su esposa Daniela con motivo de la muerte de su hermana, madre del soldado fallecido, una experiencia que tambalea los cimientos emocionales de esta mujer.
"Mi novela no es autobiográfica en absoluto, aunque comparto con Amotz la relación que mantiene Daniela con su marido, esa relación de pareja enamorada y dependiente, y la preocupación que mantienen por su hijos y sus nietos", recalca el autor, que ha sido traducido a 22 idiomas.
Autor también de la novela "Caridad Española", ambientada en Santiago de Compostela pero aún no publicada en España, y también con un judío como protagonista, Yehoshua dice que de sus ancestros sefardíes le queda "su ser mediterráneo", en contraposición con los judíos orientales, dispersos por los países árabes. EFE.
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