En la siguiente entrevista, el ex diputado, ex ministro de Justicia y propulsor de la Iniciativa de Paz de Ginebra, Yossi Beilin, ofrece su visión acerca de la actualidad política de Medio Oriente.

¿Qué perspectivas presenta la “Primavera Árabe” a un año de su inicio?
Los levantamientos libertarios de los pueblos árabes tienen numerosas similitudes con las demandas populares de emancipación, que dieron lugar a la ruptura de la Unión Soviética.
Al cabo de dos décadas del histórico episodio, buena parte de los países de Europa del Este han desarrollado democracias estables, pero aún se observan gobiernos autoritarios en ciertos países de Asia Oriental y hasta con sesgos soviéticos, como en Ucrania y Bielorrusia.
En este sentido, es difícil estimar que pasará en el mundo árabe. Los procesos de liberación exhiben efectos dominó y una tendencia democrática puede transformarse en una nueva dictadura. En Egipto, por ejemplo, las mezquitas sirvieron de refugio a la libertad de expresión del pueblo, silenciado por el régimen de Mubarak, lo cual explica, en buena medida, el abrumador respaldo popular a Los Hermanos Musulmanes y al Partido Salafista en las recientes elecciones.
Queda por verse si los nuevos gobiernos del mundo árabe son capaces de brindar la libertad que reclaman sus pueblos. Hoy, tanto podrían replicar un modelo moderado similar al de Turquía, como parecerse al islamismo fundamentalista de Irán. Dentro de ese arco entre Irán y Turquía, se posicionará el mundo árabe.

¿Cuál es la verdadera dimensión de la amenaza nuclear iraní?
La capacidad nuclear de Irán consolidaría su posicionamiento como potencia regional, fundamentalmente, frente a Turquía y a los países árabes. Esto sería perjudicial para Israel, ya que también intensificaría el respaldo de esta república islámica a sus aliados de Hezbollah y Hamás.
Considero poco probable que la meta del programa nuclear iraní sea atacar Tel Aviv. No digo que las circunstancias no puedan hacer que esto finalmente ocurra, sólo sostengo que teniendo en cuenta los antecedentes históricos del programa atómico de Irán, así como las consecuencias que sufriría ese país en caso de abordar acciones militares no convencionales contra Israel, creer que la meta de este programa es destruir a Israel, no parece razonable.
A la luz de las actuales circunstancias, se debería barajar la hipótesis que, con la finalidad de imponer su influencia regional, Irán desarrolle capacidad nuclear de uso civil que pueda ser transformada en poco tiempo para uso militar.

¿Por qué los gobiernos de Israel y de la Autoridad Palestina (AP) han tomado posiciones tan inflexibles para llevar adelante las negociaciones de paz?
El actual gobierno de la AP no dispone de los medios necesarios para cerrar un acuerdo integral y el gobierno israelí liderado por Benjamín Netanyahu, no tiene serias intenciones de hacerlo.
Netanyahu no parece dispuesto a pagar el precio de la paz, que involucra renunciar a media Jerusalén, y a reconocer al Estado Palestino dentro de fronteras negociadas, en base a los límites previos a la guerra de 1967.
El Presidente Abbas tiene la intención de llegar a acuerdos, pero no controla la Franja de Gaza, desde la cual el grupo terrorista Hamás ataca, con frecuencia, a la población civil israelí.

¿Cuál es la

estrategia del gobierno israelí en relación a continuar la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania?

Considero que pretende ganar tiempo, solicitando condiciones inaceptables a los palestinos, para justificar que es la AP quien no desea negociar.
Netanyahu espera que los republicanos se impongan en las próximas elecciones en Estados Unidos, y disminuya la presión internacional que actualmente se ejerce sobre Israel.

¿Qué figuras públicas actuales le generan expectativas positivas?
Hay muchas personas capaces y con altos valores morales en la política. A nivel internacional, creo que Barack Obama es uno de ellos, no sólo por sus apreciaciones respecto al conflicto israelí-palestino, sino también por su concepción global.
En Israel también hay muy buenos políticos. Puedo mencionar el caso de Dan Meridor del Likud, así como muchos otros. Sin embargo, ninguno de ellos dispone, todavía, de las circunstancias políticas, el poder o la valentía necesaria, para ejecutar las acciones que Israel necesita.

¿Mejoraría el status internacional de Israel si aceptara discutir un Estado Palestino?
Sin duda. A partir de la propuesta de paz de la Liga Árabe, la creación de un Estado Palestino es la clave para la normalización de las relaciones entre Israel y sus vecinos regionales.
La gran mayoría de los 57 países musulmanes del mundo respaldarían esta iniciativa, y favorecería la posición de Israel frente a los organismos internacionales.

¿Qué opinión le merece la firma del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y Palestina?
Yo estoy a favor de toda iniciativa que mejore el estándar de vida de los palestinos. A la sociedad israelí le conviene que esto ocurra, pues el crecimiento y el desarrollo económico del pueblo palestino mejora las oportunidades de coexistencia pacífica.
Lamentablemente, el principal destino para las exportaciones de la AP es Israel, mientras que su comercio bilateral con América Latina es prácticamente insignificante. El acuerdo de la AP con el Mercosur representa un avance simbólico, en pro de la independencia comercial de los palestinos.

¿Debe Israel dialogar con el grupo terrorista Hamás?
Yo estoy a favor de abrir el diálogo con Hamás, pero es Hamás quién no está dispuesto al diálogo con Israel.
El diálogo con Hamás debe involucrar tanto los aspectos operativos que mejoren la calidad de vida de los habitantes de Gaza, cuanto las cuestiones estructurales que permitan una solución negociada al conflicto israelí-palestino.
Quizás en el futuro, Hamás se integre a la Organización de Liberación Palestina (OLP), e Israel pueda negociar con una entidad unificada. Lamentablemente, los múltiples liderazgos palestinos constituyen un impedimento para el logro de un acuerdo integral.

¿Qué tipo de acuerdo se podría alcanzar en la actualidad?
Un acuerdo interino, basado en los parámetros que establece la Iniciativa de Ginebra.
Hoy, toda solución factible al conflicto palestino-israelí, involucra aceptar que Jerusalén Oriental sea la capital del Estado Palestino, que se negocie la división territorial en base a los límites del ´67 y que el problema de los refugiados palestinos se resuelva en su mayoría, dentro de los límites del nuevo Estado Árabe.
Sin embargo, el problema fundamental no es “la solución“, sino quienes serán los gobernantes con el coraje necesario para ejecutarla y pagar, en ambos lados, el precio que involucra la paz.
* El autor es Director General de Bacalor Strategic Consulting; www.bacalor.com

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