Alrededor de diez mil jóvenes de unos 45 países participaron en la XXVII "Marcha de los vivos" en el antiguo campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en territorio polaco, para recordar a los millones de víctimas del Holocausto en el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
Acompañados de supervivientes de los crímenes del régimen nacionalsocialista y de sus testimonios, los jóvenes, judíos y no judíos, recordaron un año más el horror vivido en los campos de concentración, explicaron los organizadores del acto.
"Si pudiera elegir, preferiría no recordar" y olvidar "la humillación diaria, la rutina de la muerte, el hambre, el frío y la paralizante constatación de que estamos desvalidos y solos", manifestó en un emotivo discurso Sigmund Rolat, uno de los sobrevivientes.
Rolat dejó claro que no tiene elección y defendió la necesidad de seguir recordando por "solidaridad", para seguir rompiendo muros; por "decencia", para rescatar la memoria de quienes murieron; y por "miedo", para que Auschwitz no se repita.
"La Shoah sigue siendo única en el sentido de que no tenía precedente. Pero todos los genocidios son una tragedia en sí mismos y recordarlos es el primer paso para evitar que vuelven a ocurrir; recordar es, al fin y al cabo, lo último que podemos hacer", manifestó.
En un mensaje a los participantes en el evento leído durante la jornada, el papa Francisco mostró su cercanía a estas iniciativas que "van no sólo contra la muerte sino también contra las mil y una fobias discriminatorias que esclavizan y matan" y elogió la lucha "a favor
de la vida, de la igualdad y la dignidad".
Desde 1988, más de 220 mil jóvenes, judíos y no judíos, han asistido a estas "marchas de los vivos", una "experiencia vital" que este año coincide con el 70 aniversario del final de la II Guerra Mundial y que está "ensombrecida por el creciente antisemitismo en Europa", destacaron los organizadores.
El presidente del directorio de la marcha, Shmuel Rosenman, apuntó que "cada año son menos los sobrevivientes que pueden contar su historia", por lo que el objetivo es "pasar el testigo a los participantes, que se convertirán en los testimonios para la próxima generación".
"Este año la marcha cobra una importancia adicional en un contexto de una creciente corriente de antisemitismo en Europa ante la pregunta de si 70 años después del fin de la II Guerra Mundial hemos aprendido realmente la lección de este periodo tan trágico de la historia", agregó.
El rabino jefe de Tel Aviv, Yisrael Meir Lau, superviviente del Holocausto y que cada año lidera la "Marcha de los vivos", subrayó por su parte el "efecto transformador" de este evento para los judíos de todo el mundo que participan en un "viaje educativo, emocional e inspirador".
En él, añadió, tienen la oportunidad de aprender "las lecciones universales del Holocausto, que incluyen la importancia de combatir el odio, la intolerancia, el racismo y el fascismo".
Entre los participantes en anteriores marchas figuran el ex primer ministro y ex presidente Shimon Peres, el escritor Elie Wiesel, ambos Premios Nobel de la Paz, la presentadora Oprah Winfrey, varios jefes de Estado y de Gobierno, líderes religiosos de diversas confesiones, parlamentarios y jóvenes de todo el mundo. EFE
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