Los cuatro jinetes fugitivos de la Shoá Autor: María José Arévalo Gutiérrez*, Cádiz Todos sobrepasan los 90 años de edad y hasta hoy, han logrado mayoritariamente burlar la ley que les persigue por los escabrosos asesinatos cometidos durante el III Reich. El hauptsturmbannführer (teniente) Alois Brunner de 97 años, era en su juventud un experto en deportaciones de comunistas, dirigentes sindicales y judíos. Siendo miembro de la Schutzstaffel (SS), era también conocido como Georg Fisher, siendo este el responsable de la muerte de 128.500 judíos. A la edad de 19 años se unió al partido nazi austriaco. Su antisemitismo era de tal extremo que fue nombrado secretario privado y posteriormente mano derecha de Adolf Eichman. Como jefe de la “Oficina Central para la emigración judía en Viena”, organizó la persecución de miles de judíos que les obligo a huir a otros países europeos o Estados Unidos. Se le conocía por su ausencia de compasión hacia los niños judíos, a los que denominaba “futuros terroristas” que debían ser asesinados, siendo el responsable del traslado de los “niños de Izieu” (1) a Auschwitz. El 6 de abril de 1944 sacaron a la fuerza a los 44 niños y sus siete supervisores de su casa para trasladarlos en tren al campo de exterminio. La operación fue dirigida por el “Carnicero de Lyon” (Klaus Barbie) que formaba parte de la Gestapo. De los dos niños y adultos que no fueron gaseados, uno reveló durante el juicio de Klaus Barbie lo que le sucedió a los niños. Adolf Eichman, principal organizador de las deportaciones de los judíos, denominaba a Alois Brunner como “su mejor hombre”. A Brunner se le responsabiliza de la deportación y exterminio de 47.000 judíos de Austria, 43.000 de Salónica (Grecia), 25.000 de Francia y 13.500 de Eslovaquia. Se considera por ejemplo, que en el último viaje de Paris a Auschwitz se trasladaran 232 niños, donde el más pequeño tenía apenas dos semanas. En una entrevista concedida en 1985, Brunner no mostraba signo alguno de arrepentimiento de los crímenes perpetrados. Su entrevista estaba llena de consignas primitivas colmada de antisemitismo, señalando a los judíos como “dreckzeug” (basura) que deben de ser eliminados. En el año 1943, tras “peinar” noche tras noche cada bloque de vivienda en Berlín, deportó en pocas semanas a 56.000 judíos residentes de la capital. Esta forma de proceder lo continuó efectuando en ciudades como Salónica, París, Lyon, Burdeos, Dijon, Nantes, Marsella, Niza y Grenoble. Brunner, ya juzgado por tribunales militares en rebeldía en 1954 en Marsella, fue condenado en ausencia por el tribunal de París en 2001 a cadena perpetua por “crímenes contra la humanidad”, basándose en la acusación presentada por el matrimonio compuesto por Serge y Beate Klarsfeld. En la demanda se le acusaba de haber enviado a los campos de exterminio a 345 niños judíos, hijos de padres que fueron deportados a otros campos, de los que 284 fueron asesinados. Tras finalizar la guerra y haber colaborado con la CIA, se refugió en Siria utilizando el nombre de un primo, Georg Fischer, sufriendo varios atentados fallidos por parte de los Servicios Secretos israelíes que sólo le dejaron algunas secuelas. Hoy en día está en paradero desconocido y otros dudan que aún esté vivo. El caso de Aribert Heim tiene a la justicia en jaque, ya que se presume que falleció en 1992 en Egipto, aunque nunca hallaron su cuerpo. El mismo día que desembarcaron las tropas aliadas en Normandía, Estados Unidos enviaba una lista con más de 200 nombres vinculadas al III Reich, solicitando a España que fueran extraditados. Franco entregó a unas cuantas personas reclamadas que eran de interés para los aliados, pero hospedó a centenares de alemanes con pasado nazi, entre ellos se encontraba Heim, el llamado “Doctor Muerte”. Su sobrenombre se lo ganó por sus experimentos llevados a cabo con los prisioneros del campo de Mauthausen. Un ejemplo de ello es el llevado a cabo en un consultorio del campo, donde les prometió a dos prisioneros la libertad, si se sometían previamente a una operación “sin importancia”. Tras anestesiar a sus víctimas les abrió el pecho y el vientre para ver el funcionamiento de los órganos en un cuerpo vivo. Posteriormente fue cortando cada órgano con el bisturí. Del mismo modo, se sospecha que torturabas a sus víctimas con inyecciones letales directamente en el corazón y que les arrancaba órganos vitales sin anestesia. Uno de sus tres hijos, Rüdiger Heim, afirmaba en una entrevista, que su padre había vivido en El Cairo. Supuestamente se convirtió al Islam en la década de los '80 llamándose “Tarek Farid Hussein”. Tras su detención en 1945 por las tropas americanas, ingresó en prisión aunque fue liberado posteriormente. Su huida de Alemania comenzó tras editarse una orden de detención contra él en Viena. Como países de refugio le valieron Francia, España, Marruecos y Egipto, donde relata su progenitor que falleció tras una operación de cáncer. Su crueldad era equiparable a la del Dr. Joseph Mengele, el “ángel de la muerte” de Auschwitz. La falta de voluntad política para llevar a los criminales de guerra nazis a la justicia para que reciban su castigo, sigue siendo el principal obstáculo para que la justicia logre su objetivo. En la actualidad, ofrece el Ministerio de Asuntos Interiores de Austria una recompensación económica de 50.000 euros por cualquier pista que conduzca a la detención de Brunner o Heim. En la lista de los criminales de guerra más buscado hay que incluir al croata Milivoj Asner, de 98 años. Fue jefe de una organización terrorista basada en el racismo religioso llamada Ustashá, que colaboraba estrechamente con el nazismo y se distinguía por su violencia extrema que ejercía para alcanzar su propósito de independencia. Investigadores croatas afirmaron que él fue personalmente responsable de la persecución y deportación de cientos de miles de serbios, judíos y gitanos a los campos de concentración. En el año 2005 fue acusado por las autoridades de Croacia de crímenes contra la humanidad, y se requirió su extradición. Sin embargo, las autoridades austríacas declararon inicialmente que no podían proceder a la petición ya que Asner era ciudadano austríaco, aunque determinaron posteriormente que no estaba en posesión de la nacionalidad austríaca. No obstante, se rechazó otra petición de extradición a finales del año 2006, basando la negativa en el estado de salud en que se encontraba el acusado. En 2008 se hizo público, que el Departamento de Justicia de Austria había confirmado que se volvería a revisar el caso de Asner. Este tendría que comparecer ante el juez de instrucción Dr. Josef Testin, en la localidad de Klagenfurt (Austria), donde reside con una identidad falsa. En la actualidad vive con su segunda esposa Edeltraut en un piso. Bien hablado, educado y sereno, habla con lucidez y claridad a la hora de negar la responsabilidad de la que se le acusa, de haber efectuado dicha atrocidades durante la guerra en la ciudad croata de Pozega. Interpol tiene una orden editada para su detención, donde se le acusa de delitos por genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Aun así, continúa afirmando que él jamás había sido jefe de Policía en ese lugar, alegando que la firma que se presenta en el documento de prueba, es falsa. De manera sorprendente, niega igualmente que se deportaran judíos desde su localidad natal. Sus negaciones en los actos continúan cuando le hacen referencia a Jasenovac, donde responde, que “esa no era la manera como yo hacia las cosas. Yo nunca tomé parte en ello. Yo tengo la conciencia completamente tranquila y puedo aparecer delante de un tribunal. Me complacería tener la oportunidad de responder a estas acusaciones delante de un tribunal croata. Yo no tuve nada que ver con eso. Yo no tenía la suficiente responsabilidad para dar las órdenes de deportación”. Sí admite haber apoyado a los Ustashá, pero afirmo que nunca fue miembro de su organización: “Yo no formaba parte de ellos, pero como croata respetaba y esperaba que restablecieran el orden. De todas formas, yo estaba en contra de los nazis porque soy demócrata”. Las autoridades revelaron que tal vez ordenaran un nuevo examen médico para valorar el estado de salud del implicado. Considerado como uno de los principales criminales nazis vivos y acusado de crímenes de guerra en Serbia en 1942, encontramos con 97 años a Sándor Képiro de Hungría. El Centro Simón Wiesenthal lo identificó como el capitán de policía culpable, junto a otras 14 personas, de las peores atrocidades cometidas por las fuerzas húngaras durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942 participó en la masacre de Novi Sad, donde perecieron más de 1.000 personas, la mayoría de ellos judíos, aunque también murieron serbios y gitanos. En total fallecieron durante la Shoá unos 550.000 judíos húngaros y 50.000 gitanos. La atrocidad se llevó a cabo durante tres días durante el cual cientos de familias fueron detenidas y, finalmente, asesinadas por las ametralladoras a orillas del Danubio. Képiro fue encontrado culpable y sentenciado a diez años de prisión aunque nunca llegó a cumplir su pena, siendo puesto en libertad por el régimen fascista de Hungría poco después de su juicio en 1944. Un año más tarde huyó a tierras argentinas reclamándolo el Gobierno comunista de Hungría en 1946 para condenarlo a 14 años de prisión, aunque nunca compareció ante el juez. Como todos los anteriores, Képiro negó haber cometido o presenciado algunos de los asesinatos, argumentando que su trabajo se basaba en supervisar las patrullas de gendarmería durante una incursión de tres días contra los partisanos en Novi Sad. Efraim Zuroff, director del Centro Simón Wiesenthal en Jerusalén, y Sádor Képiro, presunto criminal de guerra, son definido por el Tribunal Central de Budapest (Nº del caso 22b/25768) como dos adversarios muy desiguales en un mismo caso. En el mes de mayo se ha iniciado el proceso, donde Zuroff hacía las siguiente declaraciones: “Espero que finalmente sea condenado y castigado. Se trata del primer proceso de un criminal de guerra húngaro y como Hungría colaboró con la Alemania nazi, es muy importante que este proceso se realice. No puede haber ni clemencia ni simpatía, ni ignorarse los hechos”, recalcó. 1. Izieu esta situado sobre el rió Ródano entre Lyón y Chambéry. *María José Arévalo Gutiérrez nació en 1967 en Goslar (Alemania). Siendo hija de emigrantes, retornó a España en el año 1985 donde reside en El Puerto de Santa María (Cádiz). Diplomada en Turismo, cuenta con un amplio currículum académico, entre los que se destacan un Master en “Producción Vitivinícola”, otro en Gestión de Empresa (MBA) y un Posgrado en el ámbito de la docencia. Su carrera profesional se ha realizado durante más de dos décadas en el sector turístico y últimamente en la enseñanza para la formación profesional. Su inquietud e interés por el mundo judío le vienen desde la juventud, entrando en contacto históricamente con la Shoá en Alemania, donde efectuó los estudios obligatorios. Continuando con su interés, decidió hace poco tiempo hacer sus trabajos de investigación públicos en diversos medios como son: La Gazeta, El Amaneser, eSefarad, Tu Meser, Enlacejudío, ForoJudío, Anajnu.cl, Redjuderias, La Semana Vitivinícola, 5 Tenedores, Diario de Jerez, La Voz de Jerez, El País, La Razón, Boletín Jondoweb, Revista Raíces y Guías Profesionales para la Formación en el Sector Turístico.
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