Ayer se produjo una especie de roce entre la Fuerza Aérea y la Inteligencia Militar. Un alto oficial de la primera dijo que “destruiríamos más cohetes (de largo alcance) si supiéramos dónde están”. Es decir, no sabemos todo. Esto provocó enojo en la Inteligencia Militar.
Ocurre que en el operativo anterior, “Columna de Humo”, el ejército israelí lo había iniciado con un golpe certero, antes que nada, a los reservorios de esos cohetes. Hamás aprendió la lección, y desde entonces han construido una verdadera ciudad subterránea, y buena parte del arsenal balístico está bajo tierra. Así lo explicaba ayer el especialista en temas árabes, Ehud Yaari, del Canal 2. Por lo demás, los analistas han elogiado la plena coordinación entre las diversas fuerzas -de inteligencia y operativas- en la conducción y ejecución del operativo.
El mismo Yaari explicó también que la cuenta de muertos del lado palestino es la que informa Hamás, que esta vez ha decretado la censura previa: nadie puede informar nada sin su autorización. Incluso, en la faz propagandística, no liberan tan rápido fotografías del “desastre” como se apresuraron en las vueltas anteriores, y las fotos que han circulado por la red con bebés muertos pertenecen a “Plomo Fundido” en 2009, es decir, una manipulación propagandística y nada más. O sea, Hamás se ha “profesionalizado” en la conducción informativa de su combate. La parte palestina denuncia la muerte de 76 personas, y una parte de ellos -no se sabe cuántos, tal vez un tercio- son civiles.
En resumen: el tercer día amaneció con alarmas en varias zonas de Gush Dan (Tel Aviv y alrededores). El sistema Cúpula de Hierro interceptó un cohete solamente (significa que los demás cayeron en zonas no pobladas o en el mar). Hamás se adjudicó los disparos e indicó que había utilizado cohetes M75, de fabricación propia. Dos israelíes resultaron heridos, un hombre y una mujer embarazada, pero no por el cohete en sí, sino porque la alarma provocó un accidente de tránsito en la ruta Ayalón. Toda la noche y esta mañana siguieron los lanzamientos hacia los poblados en torno a Gaza.
Esta mañana el ejército abatió a tres terroristas de la Jihad Islámica bombardeando su coche desde el aire, y también bombardeó una base de Seguridad Nacional de Hamás, donde otra persona perdió la vida.
Desde el inicio del operativo los palestinos han lanzado 300 cohetes, 65 de los cuales fueron interceptados por Cúpula de Hierro.
Sólo en la jornada de ayer, el ejército israelí atacó 320 blancos terroristas en la Franja de Gaza, entre ellos 58 túneles y 229 lanzamisiles bajo tierra, junto a 46 viviendas de miembros de Hamás utilizadas como centros de operaciones de la organización.
En total, fueron atacados unos 750 blancos en dos días, un ritmo acelerado respecto del operativo anterior, en cuyos 8 días se habían impactado 1.400 blancos en total.
Como incidente distintivo, ayer otros dos terroristas buzos intentaron llegar al kibutz Zikim por mar. Ellos también fueron abatidos en la playa. Hamás, así, sigue intentando lograr un golpe de calidad en términos de un atentado terrorista en el que puedan exhibir su poder ante al opinión pública palestina.
Con respecto a la fase terrestre, del ejército informaron que la decisión sería tomada en unos dos días más, dependiendo de la continuación de disparos por parte de Hamás y de si se ha completado en buena medida la fase aérea. Ocho mil reservistas ya fueron convocados a filas; el gobierno dio autorización para un total de 40 mil.
Mientras tanto existen esfuerzos diplomáticos internacionales para poner fin al operativo. El premier israelí Biniamín Netanyahu dialogó por la noche con el secretario general de la ONU, con John Kerry, secretario de Estado norteamericano, con la canciller alemana Merkel, con el presidente de Francia, con el premier británico y con el canadiense. Hoy habría una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
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