Hace un año Israel evitó la entrada de una flotilla que llevaba “ayuda humanitaria” a Gaza. Todo terminó con nueve muertos, ocho turcos y un norteamericano. Israel requisó los barcos, revisó su contenido y nuestras relaciones con Turquía fueron de mal en peor.
Hace pocos días, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía nos advertía que esta vez espera que Israel sea medido y aprenda de la experiencia anterior. Es sabido que todos los días centenares de camiones pasan con alimentos y mercaderías de Israel hacia Gaza. Desde hace unos años, cerrada la frontera con Egipto, se vino realizando un comercio subterráneo, por túneles, con el visto bueno, no oficial de Egipto, de tal magnitud, que pasan autos tractores, cohetes, armamentos, alimentos, etc., a precios especulativos.
Israel, de tanto en tanto, cuando sus servicios se enteran de que están pasando armamentos, los bombardea. Con la revuelta egipcia, el nuevo militar de turno, el general que reemplaza al ex presidente Josni Mubarak, Mohamad Hussain Tantawi, ha reabierto el paso fronterizo entre Egipto y Gaza; dicen que por ahora será sólo de personas y alimentos. Al mismo tiempo, vaya sorpresa, las relaciones de Egipto con Irán han comenzado a mejorar, como si Egipto volviera a ser un país no alineado. Eso sí; aún sigue recibiendo 4.000 millones de dólares de ayuda norteamericana.
También es notable que ahora se revisa el precio del gas que Egipto vende a Israel, y así de seguido, no pasan semanas sin que desde la Franja de Gaza se siga bombardeando con cohetes poblaciones civiles de Israel.
Es bien sabido que Ariel Sharón decidió evacuar Gaza de manera unilateral; dejamos de ser ocupantes y nuestro lugar fue ocupado por Hamás, que desplazó por la fuerza de los votos y de las armas a la OLP. Por ahora el objetivo de Hamás es terminar con Israel, o sea echarnos al mar.
Más aún; ahora han hecho una alianza con la OLP para ser reconocido el pueblo palestino y el territorio que comprende la línea de tregua del año 1967 en el seno de las Naciones Unidas. Agregan un nuevo preparativo: el de enviar 15 barcos con 1.000 pasajeros hacia la Franja de Gaza para estos días, con “ayuda humanitaria”. Así fue proclamado el 30 de mayo último, en una asamblea realizada en Estambul, por la ONG turca IHH.
En la asamblea, que reunió entre 10 y 20.000 personas, todos los slogans eran en contra de Israel. Además de “Dios es grande”, “No hay más divinidades que Dios” o “La Flotilla es nuestro honor”.
Estas líneas son para denunciar una nueva provocación, que se suma a la realizada el Día de la Nakba en la frontera de Siria con Israel, con un saldo de diez muertos. El 5 de junio se preparó algo similar, para recordar otro fracaso de la política del liderazgo palestino: el envío de la nueva Flotilla, la presentación ante la ONU, etc.
Ese camino, el de las provocaciones con derramamiento de sangre, trágica e inútil, no conduce a nada, sólo a empeorar las posibilidades de dialogo. Mas, fortalece las tendencias ultraderechistas y fundamentalistas en Israel, a las que se suman cada día más gente, que ha recibido con complacencia el discurso de Netaniahu en el Congreso de Estados Unidos. Y de manera paralela, fortalece las tendencias del mismo signo en el lado palestino. Este comentario, no deja de tener en cuenta

que las condiciones de vida de los refugiados palestinos en Gaza, por razones históricas, de hacinamiento, de un uso indebido y delictivo de las ayudas internacionales, de una premeditada y consecuente política, del uso de esas condiciones para usarlas con fines políticos y no justamente a favor del pueblo palestino, como decía, las condiciones de vida no son normales, más bien son difíciles, lo cual no tiene nada que ver con la necesidad de ayuda humanitaria, pues con 1.000 bolsas de cemento y todo lo que se proponen llevar esos barcos, sólo alcanzaría para hacer un poco de propaganda.
Está claro y así lo dicen los propios activistas de la “Flotilla Humanitaria”: la finalidad evidentemente es doble, política y romper el bloqueo israelí.
El bloqueo israelí es un hecho. El asunto que los organizadores premeditadamente no mencionan, es el por qué del bloqueo.
La dirección de la Franja de Gaza está en manos de un Gobierno que se propone barrernos del mapa, con ayuda de Irán, Siria y Hizbollah. Para ello se arman y cada tanto, como es de conocimiento de todo el mundo, lanzan cohetes contra poblaciones civiles israelíes.
Por eso es el bloqueo. Nadie con un poco de responsabilidad frente a su pueblo, haría otra cosa que defenderse. Lo mejor que podría hacer la dirigencia palestina, si tiene vocación de construir un Estado, es aceptar ya, sin condiciones, sentarse a la mesa de negociaciones, con lo cual descolocaría las dilaciones del Gobierno israelí y daría lugar al diálogo y no al uso de las provocaciones y la fuerza.
De nuestro lado, para que eso ocurra se pone una gran traba, y es exigir que la dirección palestina declare hoy, ahora, que Israel es el Estado del pueblo judío. Sin esa declaración, estimado lector, acaso usted tiene duda de que el Estado de Israel es sinónimo de Estado del pueblo judío, donde como en todo Estado hay minorías, con sus derechos y a veces con discriminaciones, pero dentro de marcos democráticos y legales.
La Flotilla de 15 barcos no va a pasar, eso lo saben tanto los turcos como los organizadores de la IHH. Israel se reserva el derecho de garantizar sus fronteras, frente a un vecino no pacífico. En todos los territorios ocupados por Israel, donde viven 2,5 millones de árabes palestinos, hay solamente 270.000 desocupados, cifra difundida por la Dirección de Estadísticas de la Autoridad Palestina. Ha crecido el PBI en más del 8% en un año en la Franja de Gaza, la desocupación es muy elevada, no sólo por la ex ocupación israelí, y/o por el bloqueo, sino por la política que aplica Hamás. Pero sus playas están llenas de pletóricos bañistas, que como sabemos no son turistas.
¿Acaso han leído ustedes alguna vez que Hamás haya pedido ayuda humanitaria? Nadie en Gaza se muere de hambre, a nadie le falta asistencia médica elemental, reciben ayuda mundial por centenares de millones de dólares al año. Una buena parte la usan para pagar a los funcionarios, y otra para comprar armamentos, que es parte de su estrategia frente al “enemigo sionista”
Se acercan días complicados. Estas líneas son para aclarar situaciones, dar información no tendenciosa y tomar posiciones claras contra toda provocación y derramamiento de sangre inútil.
Todo lo antedicho no tiene por objeto justificar nuestra presencia militar en las zonas ocupadas, pero tampoco sirve para descuidar nuestra seguridad, tranquilidad y nuestra existencia.
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