Interpretación y comentario
¿Quiénes son los magos de Egipto y cuál es la fuente de su poder? Después de que la vara de Aarón se transformó en cocodrilo, está escrito: “Pero convocó también el Faraón a los sabios y a los magos, e hicieron también ellos, los magos de Egipto, con sus encantamientos así” (Éxodo 7:11). Rashi dice que se trata de “actos de hechicería” que permitieron a los magos desafiar el poder de Moshé, de Aarón y, finalmente, de Dios.
Abarbanel se refiere a esas palabras y argumenta que la pregunta principal que aquí se analiza es: ¿es posible la “magia” o se trata de un truco de ilusión? Abarbanel trae dos maneras diferentes y contrarias de ver la posibilidad de la existencia de la “magia“. La primera forma de ver el asunto es la de Maimónides: “Que la hechicería es un acto de demonios. Es un asunto sin valor, pues es producto de la imaginación humana y los demonios no existen y son cosas imaginarias”.
Maimónides determina de manera firme que los actos de hechicería son cosas vanas y no son más que trucos de ilusión. Además de eso, debemos prestar atención a la definición de que los demonios son producto de la imaginación y que se encuentran sólo en la imaginación. Esta definición es importante cuando se trata de entender por qué hubo necesidad de diez plagas. En otras palabras, por qué no pudo Dios sacar a los hijos de Israel de Egipto de manera más rapida y eficaz.
La respuesta, según mi humilde opinión, se encuentra en la explicación que da Maimónides a la necesidad de ofrecer sacrificios. Según Maimónides, no se puede llevar a un cambio en la naturaleza humana de manera repentina. Así como un metal caliente no se vuelve frío en un momento sino que pasa por un proceso paulatino de enfriamiento, así también ocurre con los seres humanos. Los hijos de Israel, que crecieron en Egipto y se acostumbraron allí al culto idólatra mediante los sacrificios, no eran capaces de abandonar dicha ofrenda de sacrificios. Por lo tanto, en lugar de luchar contra esa costumbre, la Torá obligó a apuntar aquella “energía” idólatra, hacia el culto a Dios. Es decir, la ofrenda de sacrificios iba a continuar, pero ahora iba a estar dirigida al Dios de Israel. De esta manera debería verse también a las diez plagas y al fracaso de los magos.
El objetivo era educar a los hijos de Israel. Educar a los esclavos que crecieron en un ambiente que honraba, valoraba y admiraba el poder de los magos. El objetivo era llevarlos a conocer el poder superior de Dios, y las diez plagas simbolizan el paulatino proceso de eliminar la fe en el poder mágico de los magos.
Abarbanel indica que hay otro camino para entender el poder de los magos: “El camino B es de los verdaderos sabios... que la existencia de demonios es una cosa implantada en la Torá y eso lo verificaron nuestros Sabios de Bendita Memoria en su entendimiento, y ésta es la verdad del asunto de los magos que se recordaron en esta parashá”. Es decir, según esta segunda idea, existe la posibilidad de la existencia de demonios, y los magos de Egipto, efectivamente, eran capaces de mover fuerzas ocultas para lograr sus objetivos a través de la magia.
No hay necesidad de indicar que hasta el día de hoy, muchos sabios de Israel hacen uso de amuletos y actos de magia para alcanzar objetivos más o menos sagrados.
Debo indicar lo que fue dicho por el rabino Shim- shon Rafael Hirsch: “Nunca recurrieron a la ayuda de un hechicero para un objetivo deseado en lo referente a lo ético y moral. Siempre que sintieron que el objetivo deseado era aceptado por Dios y se integraba en el orden de Su mundo, no vieron ninguna razón de usar este medio de ayuda. Solamente si deseaban algo malo, -para lo cual no esperaban la ayuda del Soberano del Mundo-, recurrieron a la ficticia sabiduría de la “hechicería”, como si fuera una puerta lateral, un sendero oculto al cual se escapaban para llevar a cabo su maldad allí, bajo la ira y el enojo del Gobernante del mundo”.
Estudio y análisis
Moshé se dirige al Faraón y le explica por qué debe permitir a los hijos de Israel ofrecer sacrificios a Dios fuera de Egipto y dice: “Dijo Moshé: No es correcto obrar así, ya que lo que es abominación para Egipto hemos de sacrificar ante Adonai, nuestro Dios. He aquí que vamos a sacrificar lo que es abominación para Egipto ante los ojos de ellos ¿y no nos van a apedrear?” (Éxodo 8:22)
1- ¿Será que Moshé dice estas palabras con el único objetivo de convencer al Faraón?
2- ¿Este argumento tiene posibilidades de tener éxito?
3- ¿Por qué supone Moshé que el destino de los esclavos que “van a ofrecer sacrificios” es importante para el Faraón?
4- ¿Será que él supone que el Faraón va a sufrir daños económicos?
5- Hay que recordar que Moshé volvió a Egipto después de la muerte del gobernante anterior (Éxodo 2:23). ¿Puede ser que Moshé haya pensado que el nuevo gobernante tenía la intención de asentar su Gobierno y no permitir acciones que podrían provocar a la sociedad egipcia?
6- ¿Las palabras de Moshé reflejan sensibilidad hacia aquellos que antes fueron “su familia”? ¿Acaso cuando Moshé se escapó de Egipto se “cortaron” esos sentimientos hacia aquellos que lo criaron en su niñez?
* Profesor de Pensamiento Judío, Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalén.
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: rabina Sandra Kochmann
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