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Las calles del mundo árabe se incendian
Autor: Prof. Antonio Hermosa Andújar, Universidad de Sevilla

4b-he2.jpgPrimero fue Túnez; luego vinieron Argelia, Egipto, Jordania, Yemen y otra vez Túnez que, en realidad, suma y sigue: como ocurrirá en los demás países y, faltaría más, en los nuevos que se vayan añadiendo a la causa, pues esto no ha hecho más que empezar. En fin, la calle árabe de nuevo está que arde, mas esta vez el incendio carece del aire festivo que tuvo cuando fueron derribadas las Torres Gemelas, o de la rabia divina que desató en la conciencia musulmana, sea la publicación de las caricaturas del Profeta en el diario danés Jyllands-Posten, sea el puntual dardo malévolo que suele lanzarle periódicamente el jefe de la competencia católica; ni proviene de cualquier otro hecho puntual suscitado por el maligno occidental, que nunca descansa. Pero tampoco, y esto sí que es grave, de la -descontada- madre de todas las protestas, el único foco de gangrena permanente, un verdadero descuido de Alá, quien debió de andar distraído ese día porque si no, por muy británicos que sean los británicos, no se la habrían colado. O sea: del conflicto palestino-israelí.
Imagino al multiculturalista de turno -un nombre adecuado para calificar en Occidente a un miembro reflejo de las élites árabes- yendo algo perplejo tras las causas del incendio. ¿Y con qué se topa? Pues, 4a-he1.jpgsimplemente, con un sujeto inesperado: una multitud que crece y se renueva a sí misma conforme va cambiando su grito, que pasa de ser una dolorida consigna contra el hambre, la pobreza, el desempleo y la corrupción, a convertirse en un enardecido programa de reivindicación política en el que la marea crece desde la petición de dimisión de ciertas autoridades a la exigencia de un cambio de régimen. Multitud sin duda enloquecida, pensará nuestro tolerante multiculturalista, porque, a ver, ¿qué hace una mayoría de árabes islámicos reclamando reformas políticas que, de ponerse en práctica, llevarían incluso a confundirles con los sistemas políticos del enemigo? Y, por si fuera poco, todo eso como si nada. Total, llega uno, se quema a lo bonzo, ¡que mira que es poco musulmán eso!, además, y la chispa que ahí salta quema el palacio. ¡Ni que fuera ésta la primera vez en su historia que pasan hambre o están sometidos, ni que no fuera ésa su forma de ser! ¡Tate, aquí hay gato encerrado!, se dirá para sus adentros, mientras rumia ya cómo desmontar el complot.

Un ejercicio de vanidad
Y es que, en efecto, una parte de lo que ha ocurrido, y otra cada vez mayor de lo que está ocurriendo, no estaba escrito en el guión de la historia local… como tampoco en las suras coránicas. Pase que una sociedad partida en dos por varios costados vea rebelarse a la parte 5a-h.jpgmayoritaria demandando una cura para sus urgencias: mejores salarios contra el hambre, empleos que ilusionen con un horizonte a su futuro, incluso algo más de justicia que diluya un tanto la ignominia en las desigualdades creadas por los privilegios, etc.; pase asimismo que esa rebelión tome cuerpo tras un hecho tan irrespetuoso como es que a alguien le dé por inmolarse, en sí un ejercicio de vanidad que no tiene en cuenta la tradición religiosa de llevarse por medio a algún enemigo del Islam, pero que en esta ocasión ha llevado, en su soberbia, hasta a organizar, aunque sea algo informalmente, la rabia y sacarla a pasear en público, en contra de la tan probada tradición política; pase, faltaría más, que sobre los rebeldes las fuerzas del orden ejerzan su violencia habitual, pues por qué dejarles hacer lo que quieren, tan en contra de lo que deben.
Ahora bien, lo que no puede pasar es que una vez empiezan a disiparse las brumas de los primeros enfrentamientos entre ambos bandos -esto es, la estela de muerte, de sangre, de dolor, de miedo y de rabia renovada que el choque de la violencia contra los rebeldes produjo en sus filas, incitándoles a la respuesta-, el mayoritario, el de los enragés, comience asimismo a vislumbrar los rasgos del que, con mayor o menor razón, considera por ahora responsable último de la situación actual, que le ponga el nombre y el rostro de su presidente, y el de sus allegados, y a la petición de pan sume la exigencia de libertad.
O sea: lo que no debe pasar, según las cuentas de todos aquéllos que retienen la reclamación de libertad una muestra más del imperialista ideario occidental, es que una multitud que salta a la calle con una determinada idea en la cabeza, por no decir en el estómago, mute mientras la recorre y llegue a la plaza convertida en dueña del palacio: en un nuevo sujeto político que, primero, reclama diversas libertades, para acto seguido atribuirse la soberanía y ejercerla de inmediato, forzando la deposición de los miembros afines al anterior autócrata presentes en el Gobierno recién formado tras su huída. Pues sí, lo que les quedaba por ver: ¡una antigua masa árabe informe que ha embocado por el momento su transformación en pueblo soberano a la occidental!
Tal es a grandes trazos el cuadro de lo sucedido en Túnez, y que sirve de patrón a cuanto ha venido después. Pero ya se sabe que a los imitadores no les gusta la virginidad de la historia: como, recibido el empujón -éxito oblige-, suelen tener prisa por abandonar el Ancien Règime, mejor optan por quemar etapas antes que por seguir la pauta del modelo original en toda su pureza, y en lugar de imitar los pasos uno a uno les va más lo de empezar donde terminaron los pioneros: reclamando el cambio del gobernante a la par que el del régimen, y si se acuerdan hasta reclaman también pan y trabajo. Se trata pues de un acto que, como se ve, implica un juicio completo, condena incluida, al sistema anterior. Por eso, al dictadorsaurio yemení, que pensaba que por haber refundado el país éste sería suyo para siempre, ya no le bastará para retener lo suyo con regalar los alimentos o introducir la meritocracia en el país; y por eso, a Mubarak parece habérsele truncado su deseo de instaurar en Egipto la dinastía -una de las señales de la introducción de la tiranía en la ciudad, como nos enseñara Heródoto- antes de que le suceda su primer heredero.
Y Occidente, a todo esto, ¿cómo reacciona? Se le ve preocupado, sin duda ¿Y qué le preocupa a la princesita? Desde luego, todo no, porque estaría ya muerta de preocupación si le preocupara tanto.
Le preocupa logicamente la inestabilidad que está invadiendo la zona, porque con los líos que se están montando, quién le garantiza ahora el suministro de petróleo, de gas, la seguridad frente al terrorismo, donde, por ejemplo, Al Qaeda tiene uno de sus centros sagrados. A Occidente le preocupa haberse quedado y estar a punto de quedarse sin algunos amigos en la zona -el hombre, quieras que no, su corazoncito también lo tiene- y por ello amonesta contra el uso de la violencia (y hace bien en esto, porque su uso es su abuso, y el imperio su meta soñada), porque ésta “no permite la comunicación entre gobernantes y gobernados”, se dice en Washington, o por su capacidad de producir “víctimas inocentes”, al decir de Angela Merkel.
No decían lo mismo hace poco más de un mes y medio, cuando el orden no dejaba presagiar la anarquía actual, es decir, cuando ese orden, en el que el tirano y los súbditos no se comunicaban, era el de la violencia, y víctimas inocentes del mismo eran la inmensa mayoría de las personas en cada uno de los países donde hoy la calle quema. A la princesita nunca pareció importarle la falta de libertad, la falta de seguridad, la falta de futuro o la sobra de hambre de los que hoy pueblan las plazas árabes, y no piensan volver a casa sin haber dejado una huella permanente de su presencia en ella. Egoísta como es, vieja como está, tiene cansados los sueños y debilitados los principios, al encerrarlos como están en la caja fuerte normativa de la nación, por lo que la política parece haber huido de estas democracias de jubilados en las que vivimos, a las que el uso ha gastado en lugar de renovado.
Si los derechos humanos tuvieran mínimamente que ver en la práctica con lo que son en la teoría, quizá habríamos descubierto que los europeos seguiríamos recibiendo gas si los magrebíes gozaran de más bienestar y que nuestra libertad y nuestra vida estarían más seguras si otros pueblos hubieran hecho saltar por los aires la sumisión.
Y es que, no se olvide, las exigencias de las plazas árabes lo son de libertad.

Mubarak reina sobre el Ejército

Ciertamente, en el estado de cosas actual, en absoluto cabe descartar que el antiguo régimen reaccione con éxito en busca de su termidor, sobre todo en Egipto, donde Mubarak sí reina sobre el Ejército.
Pero es mucho más fácil pensar que la mecha prendida inicialmente en Irán contra el robo en las urnas del triunfo de la oposición por parte del Gobierno actual siga generando más incendios. Como también lo es que cuando lo que prende la mecha es la libertad, todo lo que la refrena, antes o después, correrá peligro si no rejuvenece. Y entre ese todo figura, y de manera solemne, el propio Islam. Ya en Egipto, los organizadores de las manifestaciones aceptaron la posterior incorporación de los Hermanos Musulmanes a condición de que renunciaran a su lema sacrosanto de que El Islam es la solución. Y en Túnez, aunque aquí la historia cuenta, las fuerzas laicas primaron desde el principio.
Pero por otro lado, si algo han aprendido de inmediato los manifestantes es que la libertad de manifestación y expresión que ahora exigen está siendo un hecho con su protesta aun antes de que el cambio acabe por transformarla en derecho; que son ellos los que la están conquistando mientras la ejercen; y que el éxito del ejercicio exige la garantía de que podrá repetirse en el futuro cuando se juzgue oportuno. Con la misma celeridad han aprendido que en el nuevo régimen ellos deben ser el soberano. Y que ambas cosas van o pueden ir juntas…
A partir de ahí el camino es tan fácil de imaginar como difícil de recorrer, máxime cuando para la tradición cultural imperante representa una novedad casi absoluta. Pero las novedades no asustan a quienes exigen libertad mientras la ejercen, que pronto podrán aprender con Tocqueville que el precio de los males de la libertad es más libertad. Lo que es cierto es que si las revoluciones siguen prosperando todo será cuestionado, incluido el papel a jugar por la propia religión musulmana en el futuro. De ser así, estamos en los comienzos de un proceso extraordinariamente complejo y duradero del que en absoluto puede verse ni preverse el final; pero en la calle árabe hemos podido sentir ese calor que esparce “lalta crémor / del foc de llibertat” (el mismo que un día ya muy lejano nos cantara Raimon a los españoles dejándonos para siempre la música de las palabras de Salvador Espríu en los labios del alma), y también por eso desde hoy ya sabemos que entre las posibilidades aquí abiertas por los pueblos árabes a ellos mismos se incluye la de que el mismísimo Islam empiece a experimentar en sus carnes su renacimiento y su ilustración, algo imprescindible si quiere convivir con la democracia en Occidente, entre otras razones.
Mientras tanto, hasta el propio Alá -mera cuestión de prudencia-, mejor que vaya poniendo las barbas del profeta a remojar.

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Sergio, Pedro, Lilian e demais Haverim!!! Adorei conhece-los e muito me encantou participar da construção de um espaço judaico sem o viés ortodoxo.

O encontro de ontem demonstrou uma sede de uma nova liderança, que mesmo sem identidade, já sinaliza uma silhueta mais inclusiva aos diferentes. Este ponto ficou muito claro para mim e pareceu imantar a todos.

Enfatizamos O encontro que acontecerá no dia 18 de fevereiro como mais uma das atividades que esta proposta; Judaismo Humanista oferece. Num cenário de Kabalat Shabat, a festa mais importante do Judaismo, queremos oferecer condições, principalmente aos nossos jovens de encontrar junto as suas raizes espaço para as suas proprias indagações num contexto atualizado.

Estamos alencando propostas que visem atrair judeus, principalmente aqueles dispostos a reciclar/ventilar o olhar as tão densas escrituras e para isso estamos convidando a todos a cooperarem com suas ideias e queres. Shavua tov!

 

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Mulheres e o judaísmo

Alguns links que mostram as mudanças que as mulheres estão trazendo ao judaísmo, todos em inglês (sorry!!!). 

Se alguém souber de outros é só postar.

 

http://www.lilith.org/

Publicação independente judaica feminista, com o nome provocativo de Lilith produz artigos sobre a mulher e sua relação com o judaísmo.

 

http://www.jofa.org/

Organização judaica feminista ortodoxa procura investigar a halacha e como esta permite uma atuação mais ampla da mulher na vida judaica.  

 

http://jwa.org/

Arquivo que busca reunir a história das mulheres no judaísmo

 

http://www.womenstorah.com/

Uma sefer Torah escrita totalmente por mulheres

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Buber e Israel

Reflexão a respeito de Israel por Buber na revista veja em maio de 1948.
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Quando nós, os judeus, retornamos à Terra Santa depois de muitas centenas de anos, agimos como se essa terra estivesse vazia, sem habitantes. Pior ainda: agimos como se o povo que estava ali não nos afetasse, como se não fosse preciso lidar com ele, como se aquele povo não nos enxergasse. Mas eles nos enxergam. Ainda assim, não prestamos atenção a isso. Não admitimos que existe apenas um caminho: formar uma parceria séria com esse povo, o envolvendo de forma sincera na construção da nossa terra, cedendo uma parte de nosso trabalho e também compartilhando os frutos desse trabalho. Ao invés disso, temos jovens na comunidade judaica que gostam de pensar que são iguais a Sansão. Eles acham que colocar minas no caminho de veículos de inocentes e indefesos não-judeus é algo parecido com as façanhas do antigo herói.

 

Creio que não haja ninguém entre nós que enxergue algum desses assassinos como um Sansão contemporâneo. Por quê? Porque o verdadeiro Sansão lutou frente a frente contra um grupo bem armado e que era maioria. Mais ainda: porque o terrorismo não é uma forma legítima de travar a guerra. E nossa atitude em relação aos árabes? Quase todos nós sabemos distinguir entre os terroristas árabes e o povo árabe. Mas não esperem que os árabes sejam capazes de distinguir entre nossos assassinos e o povo judeu por muito mais tempo. Nesse contexto, como chegar a um entendimento com os árabes? É verdade que há aqueles entre nós que consideram tal entendimento desnecessário e até prejudicial. Mas só os políticos que mais se iludem podem imaginar que nossa comunidade existirá para sempre sem o entendimento e a cooperação com os árabes.

 

Neste momento crítico, quem encoraja as erupções de violência cega ameaça a própria existência da comunidade judaica. Tudo o que foi construído com tanto trabalho e tanto sacrifício, pedra a pedra, pode ser destruído no caos para onde esses pretensos sansões nos arrastam. Cada golpe que eles acreditam desferir no inimigo fere, na verdade, a nós. Eles são suicidas, mas não como Sansão, que matou 3.000 filisteus na hora de morrer. São suicidas porque arrasam tudo o que foi cultivado por várias gerações de pioneiros dedicados e abnegados. Não temos o direito de fazer isso. "Não matarás", está escrito. Quem mata como eles acaba matando seu próprio povo. Eis a maior e mais fraudulenta decepção de todas: a de que é possível alcançar a redenção através do pecado. Se o povo justifica o assassinato e se identifica com quem o comete, então aceita esse pecado como seu - e deixa aos seus filhos não uma terra livre e pura, e sim uma toca de ladrões.

 

 "Não podemos destruir, com as próprias mãos, a fundação moral de nossa vida e de nosso futuro."
  

Paz genuína - A luta em nossa terra está transbordando numa violência bárbara que se espalha com a velocidade da luz e não poupa nem os velhos, mulheres e crianças. Há pouco tempo, a cidade de Tel-Aviv era capaz de garantir que qualquer árabe pacífico e amante da paz não tinha nada a temer quando caminhasse por suas ruas. Hoje, qualquer judeu que ousa andar por um bairro árabe se arrisca a morrer - assim como qualquer árabe que entra numa área judaica. Judeus ainda são salvos por árabes, e árabes ainda são salvos por judeus, às vezes ao custo de enorme risco. Mas o número de assassinatos de pessoas inocentes está disparando - e são assassinatos cometidos à luz do dia, diante dos olhos do público e até da polícia. Não podemos destruir, com nossas próprias mãos, a fundação moral de nossa vida e de nosso futuro.

 

A pressa febril com que tentamos obter a declaração de independência de um estado judeu, como se fosse o último momento da história em que seria possível colocar o programa sionista em prática, foi o que nos empurrou para a crise que vivemos hoje. Os antigos hebreus não tiveram sucesso na tentativa de formar uma nação normal. Hoje, os judeus estão avançando nesse caminho num ritmo assustador. Pertenço a um grupo que, desde os tempos em que a Grã-Bretanha dominou a Palestina, não desistiu de lutar pela conquista da paz genuína entre judeus e árabes. Com "paz genuína" queremos dizer que ambos os povos devem desenvolver a terra juntos, sem que um imponha sua vontade no outro. Isso parece ser muito difícil, mas não impossível. Nesse caso incomum (e até mesmo inédito), é questão de se buscar um novo caminho de compreensão e entendimento cordial entre as nações.

 

Consideramos um ponto fundamental o seguinte fato: há duas reivindicações contrárias uma à outra, duas reivindicações de naturezas e origens distintas, que não podem ser colocadas uma contra a outra. É impossível tomar uma decisão objetiva entre qual delas é justa ou injusta. Consideramos nossa missão entender e honrar a reivindicação contrária à nossa. Ambicionamos reconciliar as duas reivindicações. Não podemos renunciar à reivindicação judaica; a ligação com essa terra é algo superior até à vida do nosso povo - esse trabalho é a sua missão divina. Mas estamos convencidos de que deve ser possível encontrar alguma forma de acordo entre uma reivindicação e a outra. Amamos essa terra e acreditamos em seu futuro. Vendo quanto amor e quanta fé há também no outro lado, achamos que uma união no serviço comum da terra está no alcance do possível. Onde há amor e fé, uma solução sempre pode ser encontrada - mesmo quando isso parece ser uma trágica contradição.

 

 Martin Buber, de 70 anos, é filósofo, teólogo, professor e educador. Nascido em Viena, é um dos grandes pensadores do sionismo, movimento a que está ligado há meio século. Ex-editor do semanárioDie Welt, principal órgão de imprensa dos sionistas, e da revista Der Jude, publicação mensal dedicada à comunidade judaica alemã, foi professor da Universidade de Frankfurt am Main. Renunciou logo depois da ascensão de Adolf Hitler ao poder, em 1933. Proibido de dar palestras, ainda fundou um centro de ensino judaico em plena Alemanha nazista. Abandonou o país um ano antes do começo da II Guerra, em 1938. Desde então, mora em Jerusalém, onde é um dos expoentes do movimento pelo binacionalismo, a defesa de um país habitado tanto por judeus como por árabes. Em 1946, publicou o livro Caminhos da Utopia, em que detalha sua visão de uma Terra Santa compartilhada pelos dois povos dentro das mesmas fronteiras.

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Israel es un ejemplo de cómo vivir en la diversidad Autor: Bernardo Ptasevich En Oriente Medio conviven (por decirlo de alguna forma que signifique nada más que compartir terrenos aledaños) las más variadas culturas, nacionalidades, razas, religiones, costumbres, ideas, y toda actividad que pueda realizar un ser humano en forma particular o asociado a sus iguales. Lo notable es que las diferencias no se distinguen por país o por pueblo. La diversidad más distante la encontramos fundamentalmente dentro de cada uno de ellos. Viven en esta zona del planeta: musulmanes shiítas y sunitas, cristianos árabes, persas, kurdos, turcomanos, alauitas, jariyíes o wahhabitas, entre muchos otros. Hay grupos de poder como Hizbollah, Hamás, los talibanes, la Autoridad Palestina, los Hermanos Musulmanes, los ayatolas de Irán, y muchos otros que es mejor no poner juntos en un solo párrafo por todo lo siniestro que irradian. Hay hombres, mujeres, niños, estudiantes, trabajadores, comerciantes, profesionales, y también desgraciadamente muchos terroristas. Sólo viendo las opciones y pensando en sus posturas frente a la realidad del mundo se hace casi imposible pensar en una vida coordinada, en la que todos puedan tener la posibilidad de ser respetados por los demás. En el pequeño territorio israelí no vamos a la zaga. Tenemos los más variados sectores religiosos judíos, los judíos no religiosos, y los judíos de Naturei Karta que viven aquí pero dicen que Israel no debe existir. Hay inmigrantes que llegaron a casa y otros que sólo vinieron para salir de la suya. Hay también aquí musulmanes, católicos, ateos y personas que profesan cuanta religión exista en la tierra. Hay israelíes y árabes, pero también hay rusos, iraquíes, iraníes, franceses, españoles, americanos, sudamericanos de todos los países, beduinos, orientales y muchos africanos musulmanes, la mayoría de ellos sin tener siquiera documentos. Hay rabinos y sacerdotes, sinagogas e iglesias, pero no faltan las mezquitas y los imanes. Hay diputados de derecha y de izquierda, otros de centro que se inclinan a los lados según como se han levantado ese día, pero ¡oh sorpresa!, también hay diputados árabes. Hay ministros religiosos y ministros ateos, los hay rusos y descendientes de iraníes, iraquíes, marroquíes o tantos otros. Hay ciudades ultra ortodoxas judías, ortodoxas judías, otras más pluralistas y otras eminentemente árabes. A estas últimas no les llamamos asentamientos dentro de la tierra de Israel. En todos esos lugares y entre toda esa gente que nombramos hay personas moderadas y otras muy fanáticas, las hay pacificas y también violentas. Vivimos con alegría y con tristeza, con felicidad y con dolor, con confianza y con desconfianza, con dinero y sin dinero. Israel es por la composición de su población un gran ejemplo de convivencia, dentro de lo posible y a pesar de lógicos pequeños y grandes desencuentros. Pensando cual es el motivo de este milagro vienen a la cabeza dos posibilidades: el deseo de vivir en un país posible que no agreda a sus propios ciudadanos y fundamentalmente la democracia, esa tan afamada y única en la zona que poco a poco va funcionando cada vez mejor. ¿Cómo hacer para que en Oriente Medio, los países árabes, Israel, y todos sus vecinos sobrevivan a tanta diversidad, a tanta historia opuesta, a tanta religión enfrentada, a tantos intereses contrarios, a una cultura y educación diferente o sencillamente a la falta de ella? Es una misión imposible. Por eso han pasado tantos años sin que aparezca la paz como verdadera opción, tanto dentro como fuera de las fronteras de cada uno de los países de la zona. Convengamos que no sólo vivimos guerras entre países sino que cada uno tiene sus conflictos internos que en muchos de esos sitios se dirimen en forma violenta y criminal. No puedo imaginar un mundo en el que los líderes árabes logren convivir, ya no con Israel al que odian, sino entre ellos, un mundo en el que los lideres piensen un poco en la gente, en sus pueblos, en las necesidades que tienen, o simplemente en la felicidad que deberían tener aunque sea en una parte de su tiempo y de su vida. El egoísmo, el fanatismo, la ambición, el poder económico, militar o religioso, no les permitirá nunca dar un paso atrás, tomarse unos instantes para reflexionar, ablandar sus corazones para sentir alguno de los sentimientos buenos que puedan transmitir algo diferente de lo que ellos representan. No lo harán, no les interesa. Son lo que son porque quieren ser eso, porque disfrutan de su pedestal aun sabiendo que cuando más alto suban, más ruido harán al caer y que esa caída se producirá tarde o temprano. Ellos no desean respetar los valores fundamentales de la vida, la honestidad, la ética, la comprensión, la libertad y la justicia. No les conviene, todo ello iría en contra de sus poderes especiales. En ese contexto sabemos que tenemos conflictos para siempre o por muchísimo tiempo, no por meses, ni años, sino por generaciones enteras. El hombre no ha aprendido a vivir de otra forma que no sea tratando de imponerse a los demás, de conseguir lo que ambiciona sin importar a costa de qué, sin importar los métodos y, sobre todo, sin importarle mucho la vida humana. Que les hablemos de la tolerancia que debe primar en situaciones de diversidad como las descriptas es una pérdida de tiempo. Sin embargo, creo que en todas partes debe haber gente que piense y sienta como un ser humano. A ellos y a todos los que crean que la vida es importante así como las personas son lo más importante de la vida, les recuerdo que la tolerancia es un don que nos permitirá vivir mucho mejor y disfrutar mucho más de las pocas cosas lindas que a veces nos pasan sin que siquiera nos demos cuenta. La tolerancia que se necesita no es la de soportar a los dictadores, no es la de acatar a los que tienen el poder si no tienen la razón, no es la de someterse a los designios de personas que se creen seres superiores o enviados del más allá. Se precisa entender que no todos somos iguales. Mientras el otro acepte respetar lo que uno es, piensa, hace o sienta, tiene todo el derecho de hacer lo que haya elegido para su vida. La tolerancia es en sí misma el respeto por los demás, el permitir las diferencias en todos los sentidos siempre que se desarrollen en paz. Por ello debería convertirse en un derecho fundamental para todos nosotros. Lamentablemente, todo apunta para el lado contrario y tenemos en el horizonte enormes conflictos internos, como el de Hamás y la Autoridad Palestina o el de Hizbollah y el tambaleante primer ministro libanés Saad Hariri. Este último tendrá que elegir entre saber la verdad sobre la muerte de su padre o transar ante la extorsión de Nasrallah y sus socios que ya han logrado derrocar su Gobierno. Lamentablemente, Irán y sus dictadores no son tolerantes, siguen empeñados en su bomba atómica para “usos pacíficos”, ¡vaya si alguien les cree! Chávez no es tolerante en lo mas mínimo, se ha conseguido unos súper poderes que lo muestran cada vez más dictador, más injusto, más violento y mas fanático. Bashar Assad -siempre con su cara de “yo no fui” esconde detrás de sus trajes occidentales y su elegancia la pesada culpa de armar y apoyar el terrorismo y de ser el brazo ejecutor de la política de Irán. El primer ministro turco Erdogan se debate entre las relaciones internacionales y sus discursos para la TV, que cada vez se parecen más a los de nuestros enemigos. En Israel tenemos un Gobierno donde se mezclan las ideas más diversas y opuestas. El pueblo no es solamente un sector afín a cada gobernante. Nunca más necesario ese derecho fundamental que nos permita no ser divididos ni discriminados. Con estos ejemplos basta para saber que el planeta no ha tomado un camino nada tolerante y por el contrario nos propone un futuro muy oscuro e incierto gracias al fanatismo y a la tozudez de sus líderes. Paren el mundo, que me quiero bajar… no sé si les recuerda algo
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O dever da memória - Reyes Mate

O dever da memória http://www.ihu.unisinos.br/index.php?option=com_noticias&Itemid=18&task=detalhe&id=40280 “Os perdedores guardam o segredo de saber como ninguém que a história pode ter sido de outra maneira. Tudo isto para dizer que a memória é conhecimento e não apenas sentimento”, escreve Reyes Mate, professor, pesquisador no CSIC e autor de La herencia del olvido, prêmio Nacional de Ensaio, em artigo publicado no jornal El País, 27-01-2011. A tradução é do Cepat. Eis o artigo. “É hora de contar os pormenores desta comoção nacional antes que cheguem os historiadores” (Os funerais da Mamãe Grande, Gabriel García Márquez). O dever da memória nasce de Auschwitz porque aquilo foi pensado como um projeto de esquecimento. Não devia ficar nenhum resto físico do povo judeu para que se esquecesse sua contribuição metafísica à história da espécie. O projeto não se realizou, por isso falamos de crime contra a humanidade, mas não se consumou porque Hitler foi vencido e isso nos obriga a recordá-lo. Honrar a memória de Auschwitz é entender o alcance do dever da memória. Essa memória é perigosa, por isso não surpreendem ataques como os do historiador Tzvetan Todorov neste mesmo jornal a propósito da memória argentina. Todorov se pergunta se uma leitura do passado argentino feita a partir da memória das vítimas não atenta contra a verdade e a justiça da história. Não se deve esquecer, diz, que as vítimas eram terroristas e que, se tivessem vencido, teriam enchido o país de sofrimento. Ao ser esse o contexto da repressão da ditadura militar, é preciso evitar a linguagem simplificadora como falar de vítimas e verdugos ou bons e maus. Falando assim não fazemos justiça com o que aconteceu e, para fazê-la, é preciso conhecer os fatos, assim como faz a história. Urge esclarecer em que medida a verdade e a justiça, que Todorov reclama para a história, já são impensáveis sem a referência à memória. O filme Shoah, de Claude Lanzmann, abre com uma sequência em que Srebnik, um sobrevivente, caminha cabisbaixo até um ponto em que aponta para o chão enquanto diz “foi aqui”. Aí não há nada, um pouco de grama envolta pelo silêncio de um bosque perdido na Polônia. Mas aí estava a câmara de gás. O olhar da vítima devolvia à realidade desse lugar uma presença esquecida que faz parte do mesmo, como as árvores e o ar que se respira. O olhar da vítima permite conhecer uma parte da realidade que sem ela seria inacessível. Gradowski, o Sondercomando de Auschwitz que ocultou entre as pedras do forno crematório as páginas de seu diário, passou a vida escrevendo porque sabia que a história poderia contar como, quantos e onde morreram, mas não como viveram. Isso só eles sabiam. Os perdedores guardam o segredo de saber como ninguém que a história pode ter sido de outra maneira. Tudo isto para dizer que a memória é conhecimento e não apenas sentimento. A memória nos proíbe de confundir realidade com faticidade, com fatos, porque da realidade fazem parte os não-fatos, o que não chegou a ser e que, segundo Aristóteles, não são dignos de que a ciência (a história) repare neles. E, voltando ao caso da Argentina, como explicar a suspensão do tempo que ocorre no caso dos desaparecidos? O tempo se detém para as vítimas e isso afeta o resto da sociedade que não pode seguir em frente como se nada tivesse acontecido. O desaparecido plana sobre a sociedade como um fantasma que exige justiça. O tempo da memória questiona o da história. Por isso é preciso falar de justiça anamnética. O historiador, diz Todorov, faz justiça assinalando o contexto da violência, seus antecedentes e consequências. Essas contribuições que não diminuem a justiça da memória, que é outra coisa, são bem-vindas. A sua tarefa é submeter a juízo a justiça histórica tão propensa a justificar a produção de vítimas por exigência do roteiro. O filósofo Hegel justifica os massacres históricos como preço do progresso; os políticos, os sacrifícios dos mais fracos com a promessa de que assim, renunciando às suas conquistas, seremos mais competitivos e se gerará mais empregos. Pois bem, a justiça anamnética julga o interesse geral a partir do destino do indivíduo singular que, sendo inocente, é objeto de uma violência desmerecida. Coloca-se do lado de Dostoievski, para quem uma única lágrima infantil já era um preço excessivo para a harmonia universal. Este rigor diante do sofrimento de um inocente é condição necessária para exigir uma política sem violência. A memória é justiça porque não suporta que a injustiça seja o preço da política. E é preciso dizer que inocentes eram os montoneros desaparecidos porque, mesmo que fossem delinquentes, tinham o direito de ser julgados dentro das leis e não executados. Inocentes em relação à violência sofrida. Isso não significa que as ideologias sejam iguais, mas a avaliação crítica de suas diferenças se faz em outro departamento, no das ideias políticas. Ao contrário da justiça da história, reclamada por Todorov, e que se substancia em uma explicação dos fatos, a justiça memorial não pode descansar enquanto houver uma injustiça não reparada. Fatos que para a história estejam devidamente explicados e classificados, são, contudo, casos abertos para a memória porque enquanto a injustiça não tiver sido saldada, não se pode falar de justiça histórica, sem que valham moralmente as anistias ou as prescrições, por mais legais que possam ser. Para ler mais: •A memória como antídoto à repetição da barbárie. Entrevista especial com Reyes Mate •O Mal, a vingança, a memória e o perdão. Revista IHU On-line, no. 323
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El kvutzianismo no ha muerto

En primer lugar, quiero aclarar por qué razón es que están engorrosamente equivocados quienes le atribuyen el “fin de la historia” al movimiento kvutzianista. Quienes sostienen esto, pues, deben despertarse de su eterno descanso de una buena vez por todas. Es que, sin lugar a dudas, aparecen opacados por un fantasma que los ha dejado sin reloj y sin tierra; que los ha extrapolado a los albores del pasado y que los ha desembocado en un sueño imposible de traducir en símbolos reales y en códigos intercambiables en el siglo XXI. No queda otra que ayudarlos.

El kibutz fue el resultado de un campo de ideas y de valores muy anteriores a las formas en que se convirtieron en realidad y que, juntas, hicieron de la segunda alia un paso fundamental para lograr escalar hacia la cima. Una alia masiva que se convirtió en necesaria a la vez que en el medio para generar, por fin, el Estado modelo que habían dibujado en sus cabezas aquellos visionarios y rebeldes adolescentes. Pero no sólo eso. Mucho más allá de todo, estos jalutzim llegaron a Israel para levantar la bandera del sionismo por encima de los pantanos a los que tendrían que enfrentarse a palazos si es que querían construirle un hogar a su exiliado y perseguido pueblo.

Ahora bien, ¿cuál era la ideología del kibutz? O si no, ¿quién conoce acaso un manifiesto ideológico que prevea la creación de kibutzim?

Es que, en realidad, nunca el kibutz fue el “para qué”, sino el “cómo”. Fue, desde sus comienzos, el plan estratégico para transformar las inquietudes del momento en acciones: crear el Estado de todos los judíos del mundo y hacerlo mucho más justo y mucho más igualitario que los lugares de donde ellos venían.

No obstante, esto no quiere decir que el kibutz haya perdido la vida. Puede ser que muchos de ellos hayan tenido que desintegrarse una vez que no pudieron adaptar sus estructuras –junto a sus ideologías- a los tiempos en donde el capitalismo rozaba el piso. También es cierto que muchos modificaron sus propias formas de vivir y de planificar sus comunidades, privatizándolas, con o sin matices, y haciendo “del socialismo para adentro y del capitalismo para afuera”, su insignia. Pero decirle a las miles de personas que siguen viviendo en los aproximadamente 270 kibutzim, de que el lugar en donde viven no es más que un pasado sin sentido, pues, más que ilógico, sería patético.

 Pero qué sucede con los kibutzim no define el kvutzianismo, así como jamás en su historia lo hizo. El kibutz fue el resultado de la conjunción entre las necesidades del momento, los valores, los ideales y los sueños de sus arquitectos. El sionismo socialista encontró en este “envase”, como dije antes, el espacio perfecto para mantener su “perfume” vivo, próspero y útil.

Dicho esto, no es el kibutz el relevante ni el único al que debemos concederle el monopolio de los valores e ideales del movimiento laborista: el kvutzianismo es el aroma que sigue candente en el aire, y no el kibutz. El campo conceptual y moral que encuentra en la torá al ser humano como el centro de este planeta; al sionismo como la ideología que lucha por el derecho de la nación judía a vivir junta y a poseer un país propio y próspero, así como a cultivar y a desarrollar su cultura de forma ilimitada; a la justicia social y al tikun olam como las mejores formas de inhalar y de exhalar compromiso con el planeta en donde vivimos en general, y con la sociedad que nos rodea en particular; a los derechos y libertades individuales por encima de cualquier otra cosa en este mundo; a la democracia como un valor y como una forma de vida, además del sistema que debe imperar en nuestra cultura y en nuestra política; a la relevancia que asume la kvutza –el grupo- como forma de desarrollo y de crecimiento individual; y a la paz y a la tolerancia como las únicas formas de lograr que perdure en la práctica el sueño milenario de un Israel judío y democrático, es, sin dudas, la base que sostiene todo lo demás.

Gracias a la coherencia de sus líderes, el kvutzianismo ha sabido adaptarse a las nuevas realidades con las cuales ha tenido que enfrentarse; ha sabido balancearse perfectamente entre los hechos y las utopías. Así como el kvutzianismo de los primeros olim encontró su explicación en el kibutz, hoy la encuentra en las comunas y en los kibutzim ironim, tanto como en un apartamento común y corriente en Tel Aviv, en una kehilat noar en Beer Sheva o en los mismísimos kibutzim.

Que no es el kibutz la bandera de todo lo que aspira este movimiento ideológico, sino la esencia que inspiró a sus constructores es, indudablemente, una gran verdad. También lo es que el kibutz fue, y es, un orgullo israelí tanto como un modelo histórico de “socialismo real” a nivel mundial. El jalutz paradigmático de pala en la mano, tierra en la cara y jultza en el pecho, no es más que una foto inolvidable en cada uno de nuestros corazones a la hora de educar y de vivir por y para estas ideas. Pero adjudicarle una mitología inexistente, y por ende, razonar que para revivir el kvutzianismo en el siglo XXI hay que viajar hasta el cementerio, es un retrogradismo ciego que sigue abogando, ilusoria y nostálgicamente, por un retorno a un pasado que fue “mejor y mucho más ideológico”. El becerro de oro debe ser cambiado por comprensión de cambio y, sobre todo, por aceptación de las circunstancias que nos acechan. Si no, pues, el ancla nos trancará en el ayer por y para siempre, y viviremos rodeados de fantasmas.

Hoy en día, deben actualizarse los medios para impactar el kvutzianismo en la sociedad si es que se pretende vigencia al mismo tiempo que coherencia. Educando y contribuyendo en nuestro planeta es que podemos lograr el cambio que abogamos: haciendo de la esencia que nos conforma y del contenido sobre el que vivimos, una ideología que se corresponda con el mundo a la vez que con sus ideólogos; y con su pasado -y sin sacar los pies del piso-, a la vez que con su futuro.

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Quando faz bem negar a existência de Deus

O Rabi Mosché Leib disse - Não há no homem qualidade ou força sem propósito. E até as vis e baixas qualidades podem ser elevadas para servir a Deus. Assim, por exemplo, quando a altiva autoconfiança é elevada transforma-se na alta confiança nos caminhos de Deus. Mas por que fim terá sido criada a negação de Deus? Também ela pode lograr sua elevação no ato de caridade. Pois, quando alguém te procura e roga teu auxílio, não deves pois despedi-lo com frases piedosas dizendo: "Tem fé e entrega aDeus tuas dificuldades". Ao contrário, deves agir como se não existisse Deus, como se no mundo houvesse uma unica pessoa capaz de ajudar este homem: Tu mesmo.

 

"Histórias do Rabi", coletânea de Martin Buber publicada pela Ed. Perspectiva

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Serviço secreto alemão resgata passado nazista de antigos funcionários http://www.dw-world.de/dw/article/0,,14776637,00.html Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: BND quer mais transparênciaServiço interno de inteligência da Alemanha quer lançar luz sobre sua história, abrindo arquivos sobre ex-funcionários com passado nazista durante o pós-guerra. A tarefa será executada por equipe de historiadores. Reinhard Gehlen, foi general-de-brigada do Exército alemão durante a Segunda Guerra Mundial e chefe da inteligência militar das forças militares no fronte leste. Após ser espião de Hitler, passou a prestar serviço para os Estados Unidos. Gehlen trabalhou para os norte-americanos, ajudando na organização do serviço secreto alemão durante o pós-guerra. Mais tarde, esse órgão iria se tornar o atual Serviço Federal de Informações (BND, na sigla em alemão). Com o início da Guerra Fria, Gehlen não hesitou em recrutar antigos funcionários do regime nazista, responsáveis pelo Holocausto, para espionar contra a União Soviética. Antigos membros da SS e da Gestapo ganharam nova identidade e iniciaram uma nova carreira no serviço secreto alemão. Sinal de mudança Em 1965, uma investigação interna detectou cerca de 200 antigos nazistas empregados no BND. Cerca de 70 deles foram considerados inapropriados para continuar em serviço e foram demitidos. Além dessas informações, nada mais foi tornado público. Mas isso deve mudar. Nos próximos quatro anos, quatro historiadores irão penetrar na história do BND, focalizando o período entre 1945-1968 – a era de Reinhard Gehlen. Os professores Wolfgang Krieger, Jost Dülffer, Rolf Dieter Müller e Klaus-Dietmar Henke já iniciaram seus contatos. Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Reinhard Gehlen, em 1943No início dos anos 1990, Henke chefiou o departamento de pesquisas dos arquivos da Stasi, polícia secreta da antiga Alemanha Oriental. "Foi um trabalho emocionante", afirmou o historiador. "Mas a nova aventura promete ser muito maior". Isso porque ninguém fora do BND jamais teve acesso aos documentos do período imediatamente posterior à Segunda Guerra. "O fato de tal autoridade estar tomando este passo é um acontecimento importante", disse Henke. "E isso talvez sinalize uma mudança cultural". Uma nova geração Mais transparência é algo que o atual presidente do BND, Ernst Uhrlau, vem incentivando há muito tempo. Aos 64 anos, próximo de se aposentar, Urhlau disse que chegou a hora de um resgate histórico. Para ele, existe no BND uma nova compreensão do que deva representar um serviço de inteligência dentro de uma sociedade democrática – o que inclui ser objeto de exame minucioso. "E eu acredito que exista uma base de tolerância e também a disposição para lidar com críticas e erros, o que não era o caso da geração anterior", disse Uhrlau. Os próximos passos no processo de resgate do passado nazista de antigos funcionários do BND serão tomados por um grupo interno de trabalho. Ernst Uhrlau, que está no BND desde 2005, disse todavia que o processo tem encontrado obstáculos. Ele mencionou sua tentativa de inserir o renomado historiador Gregor Schöllgen no projeto. Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Chefe do BND, UhrlauOs esforços falharam devido a desentendimentos entre Schöllgen e a Chancelaria Federal, que supervisiona as agências de inteligência do país, em torno da garantia de acesso ilimitado a arquivos confidenciais como também no tocante a possibilidades de publicação e apoio financeiro. Agora, em uma segunda tentativa, espera-se que a Chancelaria faça uma concessão e garanta o acesso a dossiês confidenciais. Segundo Henke, o acesso a esses documentos secretos é condição imprescindível para o sucesso do projeto. Projeto histórico Só que, diferentemente da polícia secreta da extinta Alemanha Oriental, o serviço de inteligência BND é realidade hoje na Alemanha. Por isso, o assunto se tornará delicado quando chegar a hora de decidir sobre o que poderá ser publicado. Embora Uhrlau garanta que os historiadores poderão trabalhar de forma completamente independente e que os arquivos serão publicados sem limites, ainda não há planos para uma abertura geral dos documentos do BND. A agência disse que a decisão será tomada em cada caso, de acordo com a legislação vigente, a proteção das fontes e a privacidade das pessoas. Ernst Uhrlau afirmou que nem o BND nem a Chancelaria Federal podem se dar o luxo de falhar novamente em relação ao passado do serviço de inteligência. "Este é um projeto histórico", disse. "Muito coisa interessante deve ser esperada para os próximos dez anos e para depois". Autora: Vanja Budde (ca) Revisão: Roselaine Wandscheer
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Parashat “Itró” Autor: Eitan Cooper*

Parashat “Itró” Autor: Eitan Cooper* Interpretación y comentario En los años 60, el pensador canadiense Marshall McLuhan escribió que, por naturaleza, los medios masivos de comunicación traen consigo un mensaje propio, diferente y por lo general-, más fuerte que la información que ellos deberían transmitir. Actualmente, este fenómeno es conocido por todos. Por ejemplo, el contenido del relato de una nota en la televisión sobre un crimen escalofriante es menos importante que el clima de horror que generan las imágenes de la nota en el público televidente. La famosa frase de McLuhan “El medio es el mensaje” es tan conocida que parecería obvia. Me parece que en la voluntad de nuestros Sabios por establecer el carácter de la Revelación Divina, hay un intento de marcar un punto parecido: La verdadera experiencia religiosa debe ser directa y sin intermediarios. Lo que nos enseñan nuestros Sabios en la Hagadá de Pesaj: Que Dios nos sacó de Egipto “no por medio de un ángel, ni por medio de un intermediario, ni por medio de un enviado...”, también aparece como una tendencia central en los comentarios sobre la entrega de la Torá en el Monte Sinai. “Cuando quiso el Santo Bendito Sea entregar los Diez Mandamientos, Moshé estaba parado a su lado. Dijo el Santo Bendito Sea: “Yo me voy a revelar ante ellos desde los cielos y diré: “Yo Soy Adonai, tu Dios”“. Ellos dirán: “¿Quién lo dijo? ¿El Santo Bendito Sea o Moshé?”. Entonces, primero Moshé descenderá y después Yo diré: “Yo Soy Adonai, tu Dios”. Así dijo el Santo Bendito Sea a Moshé: “Vé hacia el pueblo y prepáralos (santifícalos) hoy y mañana, y laven sus vestimentas”. Moshé le dijo: “Ya están santificados. Como está escrito: “Pues Tú nos has advertido, diciendo: Delimita la montaña y declárala sagrada”. Dios le dijo: “Desciende y sube tú y tu hermano Aarón contigo”. Cuando Moshé descendió, el Santo Bendito Sea se Reveló, como está escrito: “Y descendió Moshé hacia el pueblo”, y después, “Y dijo Elohim...”“. El Santo Bendito Sea no dejó dudas sobre la Fuente del mensaje. Aunque las palabras “Yo Soy Adonai, tu Dios” fueron transmitidas mediante un medio de comunicación (en este caso Moshé), había cierto riesgo de que los que las escuchaban pudieran atribuirlas a Moshé o a Aarón, en lugar de al mismo Dios. El poder de la comunicación sin intermediarios con Dios se encuentra, en consecuencia, en Su fuerte posición personal. Otros midrashim describen esta idea: “El Santo Bendito Sea Apareció ante ellos como un ícono (imagen) que tiene rostros hacia cada lado y, si mil personas Lo miraban, Él miraba a todos. Así, cuando el Santo Bendito Sea Hablaba, cada persona de Israel decía: “Está hablando conmigo”. No está escrito “Yo Soy Adonai vuestro Dios”, sino, “tu Dios”. ¿Por qué? Porque Él Hablaba con cada uno, según el orden en el que estaban parados alrededor del Monte...Y no sorprende, porque el maná tenía el sabor que cada uno quería; y si con el maná era así...¡aún más con las palabras!” Cada uno que vio a Dios, vio que Dios lo miraba directamente. Así, cada uno recibió el mensaje de cierta manera que le permitió vivenciar una experiencia religiosa personal. El midrash describe así la experiencia de lo oído en el Monte Sinai: ““¿Acaso ha oído pueblo alguno la voz de Dios?” ¿De qué manera? Si hubiera estado escrito “la Voz de Adonai y Su poder”, su mensaje no se habría conservado; sino que está escrito “la Voz de Adonai en el poder (capacidad)”, en la capacidad de cada uno: en los jóvenes según su capacidad, en los ancianos según su capacidad, en los niños según su capacidad”. En estos dos midrashim, nuestros Sabios pusieron especial atención en el lenguaje en número singular de los Diez Mandamientos. A pesar de que todo el pueblo de Israel estaba de pie junto al Monte Sinai, Dios se Reveló a cada uno por separado, como si cada uno estuviera allí solo. ¿Por qué no fueron dichos los Mandamientos en plural: “Yo Soy Adonai vuestro Dios”? ¡Si Dios Habló con todo el pueblo de Israel en el Monte Sinai y todos lo presenciaron! Pero, aparentemente, ¡no todos presenciaron la misma cosa! Todos escucharon, ¡pero no oyeron la misma cosa!. Sino que Dios Habló con cada uno de manera personal, según sus propias características. Así es el milagro de la Creación: el hecho de que todos somos diferentes unos de otros se expresa en la Revelación del Creador a nosotros en el Monte Sinai. Las palabras que fueron escuchadas en el Monte Sinai por primera vez hace más de tres mil años, son captadas hasta el día de hoy por cada uno de nosotros de manera directa, según nuestras características personales y nuestra capacidad de comprensión. Cada uno de nosotros debe interpretarlas e incorporar sus enseñanzas, para poder concretar su misión como judío. No debemos olvidar que en el corazón del Judaísmo existe una experiencia personal profunda. La Torá nos fue dada sin intermediarios, por eso cada uno de nosotros, de manera personal- tiene la responsabilidad de cumplirla. * Vice-Presidente de Desarrollo del Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalén Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Asamblea Rabínica de Israel, Movimiento Conservador y Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras. Traducción: Rabina Sandra Kochmann
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Tarbut y shabat: dos valores básicos del judaísmo Autor: Rajel Hendler Hace pocas semanas en el programa de Dob Elbaum “Recibiendo al Sábado”, se habló sobre las distintas corrientes religiosas y su punto de ver y analizar el significado del Shabat. Como acostumbro, traeré a continuación mi personal análisis y pensamientos sobre el sábado hebreo y su profunda e inseparable relación con nuestra cultura, con la cultura judía. Como síntesis de todas las definiciones de cultura conocidas podemos afirmar: La cultura aspira al razonable equilibrio de los grupos, el respeto de cada uno y a la justicia para todos. Constituye políticamente el mejor sistema de gobierno y como afirma el gran educador Pestalozzi: “por la educación a la cultura, por la cultura a la libertad, por la libertad a la humanidad”. Después de estas consideraciones universales de la cultura, veamos que dicen los libros sobre Cultura Judía. El vocablo hebreo tarbut, que significa cultura, se deriva de “rab” que significa mucho, de ahí la palabra “harbé” que significa aumentar, multiplicar, (“leharbot” aumentar, multiplicar) hacer crecer, cultivar, tanto los productos materiales como los conocimientos y el “Rab” o “Rabi” es el que tiene a su cargo y se dedica al estudio constante de la Torá, el que aprende a respetar y apreciar los valores verdaderos de la vida. De modo que Tarbut involucra también el aprecio, el respeto, o sea una modalidad, una norma de conducta. La voz hebrea Tarbut, manifiesta la idea de que una cultura nunca es estable, sino que por su propia dinámica evoluciona continuamente. Los caminos de la verdad y la justicia y de la paz universal, esencia de la cultura hebrea, son larguísimos y difíciles y justamente sus senderos constituyen el fin principal de la Cultura Hebrea. Para el hebreo Cultura no tiene el sentido común de la palabra, sino que es una profunda filosofía, es riqueza y fecundidad intelectuales y en su largo, milenario camino hacia la meta, arrastra la diversidad de sus acciones y manifestaciones, intelectuales, artísticas, sociales y políticas. Así afirman los comentaristas, historiadores y críticos. Hay que recordar que la cultura de un pueblo incluye manifestaciones positivas y negativas. Pero sobreviven aquellos en que prevalecen las condiciones y los valores positivos. Hay numerosos ejemplos en la historia de nuestro pueblo, en que sumido en malos hábitos, corrió el riesgo de extinguirse como ocurrió con otros pueblos semitas. Pero como por fuerza intuitiva, latente, las corrientes del bien se impusieron. O por milagro dirán los que creen. La Biblia ha sido siempre como la carta del navegante que hizo que el barco siga a flote, que no se consumara el naufragio. La Biblia nos relata esos largos itinerarios, los altibajos, lo permitido y lo prohibido, las penas y alegrías, las derrotas y las victorias, los cantos y lamentos, en síntesis todo cuanto vivió el individuo y el pueblo en tan largo viaje. Así podemos afirmar que la Biblia es base y pilar, monumento original y rector de la Cultura Judía. El autor del libro “Este es mi Dios”, cuenta que un amigo le pidió algunos datos sobre la fiesta de Janucá, y se disculpó que quería dar alguna información a sus hijos sobre judaísmo en general, “no por religión” le aclaró su amigo. Y esta aclaración le movió a escribir el libro. Esta anécdota a mí me despertó, como siempre, una serie de reflexiones, que por otra parte ya repetí muchas veces, pero así lo siento. El judaísmo no es sólo una religión. No hay que temer a la palabra religión por la que muchos retroceden; algunos avergonzados temiendo haber sido sorprendidos en una debilidad, otros porque creen ser, rechazando todo signo de religión, más humanistas o universales. El judaísmo ha trascendido los límites de la religión y de la nacionalidad. Es una profunda concepción de vida, donde historia, religión, tradición, nacionalidad, se mezclan, se funden, se completan. Es sobre todo una ética, una norma de conducta, en consecuencia y ateniéndose a la definición de Tarbut, una cultura milenaria: En tal sentido debemos educar a nuestros hijos y alumnos, en un medio universal y humanista con el bagaje cultural y espiritual que les permita salir airosos en todo momento; que no flaquee su judaísmo ante el primer escollo, ante la primera tentación. Debemos evitar que nuestros hijos se eduquen amorfos e incoloros, incapaces de reaccionar con viril actitud frente a los altibajos de la existencia. Hay un verdadero clamor de nuestra juventud que reclama orientación clara y definida de sus mayores y maestros. Esta es nuestra obligación: formar, educar y elevar. En una conferencia del Movimiento Familiar Cristiano, hace unos años, se ha proclamado: “La mesa familiar debe volver a ser la mejor de las cátedras” y nosotros lo repetimos: “El hogar debe ser la mejor de las cátedras de cultura judía”. La influencia del hogar y de la escuela bien empleados es el más formidable factor en la formación del futuro hombre. La madre como rectora del hogar juega un papel importante en este proceso. Y voy a dedicar algunos párrafos al papes de la madre en la educación y en la formación cultural. Se ha dicho que “en el ser coexisten al mismo tiempo el individuo y la persona. El individuo es la materia y sus caracteres fisiológicos, la persona constituye lo anímico. El individuo es lo que tenemos en común con animales y plantas; la persona acentúa lo existente de espiritual del hombre”. El Shabat está consagrado a la persona. Es el tiempo del espíritu. Es la pausa indispensable para que nuestro yo se manifieste. Es en esa paz sabática, cuando el ser, al lograr evadirse de la alienación cotidiana alcanza el diálogo buberiano de Yo y Tú. “Qué fue creado el séptimo día? La serenidad, la paz, el reposo”. “Seis día trabajarás y harás toda tu obra, más el séptimo será reposo para Jehová tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas”. La Biblia y su Shabat fueron pilares, monumentos originales. Desde el punto de vista social, en materia de legislación obrera, el descanso hebdomadario, se ha considerado como una de las conquistas más grandes de la civilización y como una de las leyes de trabajo más justas. En nuestra legislación encontramos el descanso sabático entre los primeros preceptos divinos. Para terminar, lo asociamos con la imagen de la madre en el Kabalat Shabat pues según la tradición es ella la reina del sábado. Así lo relata Bialik en su poema “Mi Madre” interpretando con sublime amor poético el profundo significado del sábado hebreo. Bajo su pluma el sábado adquiere vida y lo sintetiza en una amarga lágrima que a la vez apaga y prende la vela bendecida. Su madre, viuda y pobre, invierte sus últimas monedas en velas que encenderá para recibir el Shabat....esta vez sólo dos velas escuchan sus oraciones. De pronto una lágrima cae sobre uno de los cirios y apaga su luz. Cubriéndose el rostro la madre llora amargamente: “El sábado avergonzado ha quedado”, “Porqué Oh Señor, si tu sierva ha pecado la gloria divina del sábado has humillado?” Y entonces se produce el milagro....una ardiente lágrima cae sobre el cirio apagado.... Y se hace la luz.... Nuevamente dos cirios iluminan el altar sabático. El espíritu, la gloria del Hacedor, besó el cirio apagado y la divinidad del séptimo día fue restablecida. Esto es también Cultura Judía, Tarbut. Lo que nos fue ordenado en el séptimo día de la Creación: Shabat, Reposo
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MARCADORES TEMPORAIS DO JUDAISMO - Jane Bichmacher de Glasman Apesar do relato histórico da vida do povo judeu apresentar um sentido tão cósmico, sua continuidade cultural-religiosa de três a quatro mil anos talvez seja a mais extensa que qualquer grupo étnico-religioso tenha alcançado. Para o judeu devoto e consciente de sua história, o passado parece tão real quanto o presente, porque ele os concebe como intrinsecamente ligados um ao outro, dotados que são do mesmo propósito moral. No sentido espiritual, o tempo se conservou intemporal! Depois de as doutrinas sobre o Messias, Ressurreição, Juízo Final, terem firmado raízes no solo parcialmente místico da crença judaica durante o período pós-bíblico, também o futuro se ligou ao passado e ao presente, sintetizados que ficaram numa certeza histórica indivisível. Agora, para o povo de Israel, a vida tinha assumido um objetivo grandioso bem delineado, como a planta de um projeto arquitetônico. Poder-se-ia, em conseqüência, concluir apressadamente que, ao aprender “verdades absolutas”, a religião judaica estivesse condenada a um esta- do de permanente imobilidade e estagnação. Mas na verdade, enquanto o povo se agarrava tenazmente às principais doutrinas, princípios, atitudes e práticas tradicionais, sua evolução histórica era contínua, ajustando-se aos novos conjuntos de circunstâncias e às influências culturais do ambiente em geral e do espírito da época; em fase alguma da história judaica sua religião permaneceu estática. Costuma-se estudar e analisar o judaísmo e o povo judeu sob vários pontos de vista: histórico, sociocultural, antropológico, étnico-filosófico, literário etc. Nosso propósito, neste estudo, é destacar o papel dos marcadores temporais como elementos característicos na formação e na permanência da tradição judaica, desde os primórdios da história universal até a história contemporânea, bem como sua ligação com a natureza e sua perspectiva ecológica. Marcadores temporais universais: o calendário Ano lunar x ano solar Desde épocas bíblicas, os meses e os anos do calendário judaico foram determinados pelos ciclos da lua e do sol. Pela lei tradicional os meses seguem o ciclo lunar, desde o Molad (nascimento, conjunção) até o novilúnio seguinte. A tradição judaica reconhece numerosas afinidades entre a lua e Israel. Assim como o Sol representa a potência material reconhecida aos olhos de todos – é o apanágio das nações – a lua, brilho tênue no reino da noite, representa Israel, humilhada entre as nações na noite do exílio. A influência discreta da lua simboliza o lento caminhar das idéias do judaísmo. Mais um exemplo: o desaparecimento e depois a reaparição da lua representam a eternidade de Israel, apesar das vicissitudes. Voltando ao calendário, os meses lunares têm que corresponder com as estações do ano, que são determinadas pelo ciclo solar, devido às festividades judaicas. Pessach, por exemplo, tem que cair sempre no mês de Nissan e coincidir com o princípio da primavera e Sucot, a festa da colheita, celebrada em Tishrei, tem que coincidir com o outono (em ambos os casos, no hemisfério norte). Pode-se então definir o calendário judaico como luni-solar, em contraste com o calendário civil ou gregoriano, que é puramente solar e no qual os meses perderam toda a correspondência com o ciclo lunar. Da mesma forma, o calendário judaico é muito diferente do maometano, o qual é puramente lunar, e no qual cada mês “migra” pelas quatro estações até completar o ciclo lunar de 33 anos. Em contraste com os dois sistemas citados, o gregoriano e o maometano, o calendário judaico tem que atender dois requisitos – ser solar e lunar. Esta é a razão de sua relativamente complexa estrutura. Como o ano solar de 365 dias é aproximadamente 11 dias maior que 12 meses lunares, o calendário judaico tem que resolver o problema de balancear o ano solar com o lunar. Um ano somente lunar causaria um deslocamento das festas, que acabariam, pouco a pouco, por cair em estações diferentes daquelas para as quais foram prescritas. É para remediar este inconveniente que se agrega, em certos anos, um mês suplementar. Têm-se pois anos comuns de doze meses (353, 354 e 355 dias) e anos embolísmicos, quer dizer, de treze meses (de 383, 384 e 385 dias). O calendário judaico Em épocas remotas da história judaica, encontrou-se a seguinte solução prática: os começos de meses eram determinados por observação direta da lua. Os novos meses eram santificados e seus inícios anunciados pelo Sinédrio (Sanhedrin), a corte suprema de Jerusalém, depois que certos observadores testemunhavam haver visto o novo crescente e, logo que esses testemunhos eram examinados rigorosamente, eram confirmados por cálculos e inteiramente aceitos. As comunidades judaicas da antigüidade eram notificadas sobre os começos dos meses (Rosh Chodesh) pelo acendimento de fogueiras noturnas em cima das montanhas e, mais tarde, por mensageiros. Um comitê especial do Sanhedrin, com o seu presidente atuando como seu diretor, tinha como missão balancear o ano lunar com o ano solar. Este comitê, chamado Sod Ha-Ibur (conselho do calendário) calculava o princípio das estações (tekufot) com base em dados astronômicos transmitidos por tradição oral desde tempos remotos. Quando, depois de dois ou três anos, o excesso anual de 11 dias se acumulava até contar aproximadamente 30 dias, intercalava-se um décimo-terceiro mês (Adar II) antes do mês de Nissan, para assegurar que Nissan e Pessach ocorressem na primavera e não começassem a retroceder até o inverno (verão no hemisfério sul). Não obstante, o cálculo astronômico não era a única base para a inserção do décimo-terceiro mês. A demora na chegada da primavera era outro fator decisivo. O Talmud conta que o Conselho do Calendário intercalava 1 mês quando o trigo nos campos não se havia aberto ainda, quando o fruto das árvores não havia crescido totalmente, quando as chuvas de inverno não haviam cessado, quando os caminhos usados pelos peregrinos que chegavam para oferecer as oferendas de Pessach em Jerusalém não haviam secado. Ou, ainda, quando as andorinhas não haviam crescido para poder voar. O Conselho baseava seus cálculos em dados astronômicos combinados com as necessidades religiosas de Pessach e as condições naturais da Terra de Israel. Este método de observação e intercalação de meses foi usado durante todo o período do Segundo Templo (516 a.e.C. – 70 d.e.C.) e por um tempo após a sua destruição, durante todo o tempo em que existiu um Sanhedrin independente. No século IV, quando a opressão e a perseguição ameaçaram a existência dos judeus, o patriarca Hilel II tomou uma decisão extraordinária para preservar a unidade do povo de Israel. Para evitar que os judeus dispersos por toda a face da terra festejassem os novilúnios e as festividades em dias diferentes, tornou-se público o sistema de cálculo do calendário que, até então era guardado em extremo segredo. De acordo com esse sistema, Hilel II santificou todos os meses, de antemão, e intercalou todos os meses dos futuros anos bissextos, até o dia em que um novo Sanhedrin for reconhecido pelo povo de Israel. Este é o calendário permanente de acordo com o qual todos os Roshei Chodashim (novilúnios) e festividades são calculados e celebrados por todos os judeus do mundo. Da mesma forma que o antigo sistema, baseado na observação, o calendário fixo está baseado no princípio luni-solar. Também aplica certas regras nas quais dados astronômicos são combinados com os requerimentos religiosos. O dia começa ao aparecer das primeiras estrelas e não a partir da meia-noite: eis por que o Shabat começa na sexta-feira à noite e acaba no pôr-do-sol. As festas são determinadas pelas fases da lua. Muitas das festas caem no dia 14 ou 15 do mês lunar, isto é, na lua cheia. Sucot cai no dia 15 de Tishrei; Rosh Hashaná la-Ilanot a 15 de Shevat; Pessach a 15 de Nissan etc. Os meses do ano judaico Como a economia da sociedade judaica primitiva era agrícola, os primeiros calendários refletiam claramente os interesses especiais e as ocupações ligadas ao solo. Um dos calendários hebraicos mais antigos, rudimentar na forma, foi descoberto por arqueólogos há muitas décadas, numa elevação perto do local da antiga cidade de Gezer, na Palestina. Se bem que parte da inscrição na pedra fosse indecifrável, o que podia ser lido fazia referência clara a oito meses, à maneira de almanaque de fazendeiros: um mês da colheita das frutas; um mês de plantio; um mês de pós-grama; um mês de colheita do linho; um mês da colheita da cevada; um mês de tudo o mais; um mês de podar as vinhas; um mês da colheita dos figos. Conhecem-se hoje apenas alguns nomes bíblicos dos meses: Aviv e Ziv na primavera; Bul e Etanim no outono. Os nomes dos meses lunares são de origem babilônica e a cada um corresponde uma constelação do zodíaco. Seus nomes são: Nissan, Iyar, Siván, Tamuz, Av, Elul, Tishrei, Cheshván, Kislêv, Tevet, Shvat, Adar. A Cada dois ou três anos, intercala-se após o mês de Adar, um 13º mês, o Ve-Adár ou Adár Sheni. Cada ciclo lunar dura aproximadamente 29 dias e meio. Como é impossível estabelecer meses compreendendo uma fração, eles têm alternadamente 29 ou 30 dias (salvo Cheshván e Kislêv, que têm às vezes 30 dias). As festas judaicas e sua ligação com a natureza As festas judaicas têm, em geral, um triplo sentido: além de comemorar um fato histórico e metafísico, marcam uma efeméride agrícola ou natural. Por exemplo, Pessach (Páscoa) comemora a saída do Egito, tem o significado da passagem e da libertação e é a festa da primavera. Sucot, a festa das Cabanas, lembra os 40 anos em que os hebreus moraram acampados durante a travessia do deserto, mas tem também o propósito de fazer lembrar (como toda festa judaica) não apenas um período histórico, mas atualizá-lo com um objetivo ético profundo. Da mesma forma como em Pessach lemos na Hagadá que devemos sentir-nos como se tivéssemos acabado de sair do Egito (o que representa o redimensionamento temporal responsável pela manutenção milenar do judaísmo) e também de nos questionar acerca do sentido da liberdade humana (somos livres hoje? ), em Sucot é o momento de se refletir sobre o nosso semelhante desfavorecido, o sem-teto: devemos sair de casa e habitar, durante uma semana, numa cabana totalmente exposta à ação da natureza – seu teto deve ter aberturas pelas quais seja possível ver o céu. Se por um lado o judeu assim manifesta seu desejo de colocar-se diretamente sob a proteção Divina, por outro, Sucot serve como exemplo de como o judaísmo pede mais que pensamentos ou verbalizações – requer ação. E a experiência física da Sucá deve levar a uma conscientização social, base ética de solidariedade, geradora de uma ação pela justiça social. Um outro exemplo interessante se refere ao Ano Novo. Na verdade, no Talmud (Mishná, que abre o tratado de Rosh Hashaná), existem 4 datas que têm o significado de um Ano Novo: 1) 1º de Nissan – por comemorar o período dos Reis, a organização dos festivais e a contagem dos meses (que tem um significado interessante: por ser o mês de Pessach, só tem sentido para o homem a contagem do tempo a partir de sua libertação); 2) 1º de Tishrei – Ano Novo agrícola, com referência à observância do ano sabático e do jubileu; 3) 1º de Elul, para o dízimo do gado; e 4) 15 de Shvat, o Ano Novo das Árvores. A Mishná (Rosh Hashaná 1.1) se refere a Tu Bi-Shvat como o Ano Novo das Árvores porque nesse dia termina o inverno, cessam as precipitações pluviais e surgem os novos brotos. Assim como as pessoas são julgadas em Rosh Hashaná, as árvores o são em Tu Bi-Shvat. A Torá especificamente proíbe cortar ou danificar uma árvore que dá frutos (Deut. 10:19). Também é proibido cruzar árvores em crescimento para produzir uma nova classe de frutos. O 10º dia do mês de Shvat se chama Tu Bi-Shvat dado que as letras “tet vav”, que formam a palavra “tu”, têm o valor numérico quinze. Um antigo costume era plantar um cedro por cada filho varão que nascia e um cipreste para cada menina. Com o passar dos anos, quando esses jovens se casavam, os ramos das árvores plantadas em sua homenagem eram usados para decorar a “chupá” (dossel sob o qual se realiza o casamento). Dessa maneira, a árvore era associada com o ciclo da vida de um judeu. Hoje em dia, em Israel, é costume plantar árvores porque, à margem das razões tradicionais, este ato é uma forma de inspirar as pessoas a se sentirem mais próximas de sua terra. Tem também a finalidade de melhorar a paisagem por meio do reflorestamento. Tu Bi-Shvat se celebra preparando uma mesa com variedades de frutos, especialmente as sete espécies enumeradas na Torá como produtos especiais de Israel: trigo, cevada, uvas, figos, romãs, azeitonas e mel. Outro costume é ter 15 frutas diferentes na mesa para simbolizar o 15º dia do mês de Shvat. Além destes frutos, busca-se uma fruta da estação, que não se tenha ainda comido durante o ano para recitar a bênção de “Shecheianu”. © Jane Bichmacher de Glasman Professora da UERJ e do ISTARJ
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Fonte: http://www.odiario.info/?p=1926 Entrevista a Yehuda Shaul, ex oficial Israelense “Criámos um monstro: A Ocupação" Catherine Schwaab* Nesta entrevista ao Paris Match do ex-oficial do Tsahal (exército israelense) Yehuda Shaul, ex-oficial do exército israelita com 28 anos, e autor de Breaking the Silence [Ouvir o silêncio], fica claro que a política do tandem Israel-EUA não só não resolve o problema, como assenta numa série de crimes contra a humanidade exercidos sobre os palestinos. A mentira e o terrorismo de estado pode durar mais de seis décadas, como acontece na Palestina, mas não durarão sempre… Catherine Schwaab (CS): O seu livro é uma bomba pelas suas revelações: que efeito concreto espera? Yehuda Shaul (YS): Espero poder enfim suscitar uma verdadeira discussão séria em Israel pois, desta vez, os nossos testemunhos são numerosos, verificados, incontestáveis: são 180 e tiramos deles uma análise, o que é novo. Pensa que a opinião pública ignora o que significa a ocupação militar dos territórios palestinianos? O público tem clichés na cabeça que incitam à aprovação cega. Por exemplo, em hebreu, a política israelita nos territórios ocupados resume-se a quatro termos que não se pode contestar: «sikkul» (a prevenção do terrorismo), «afradah» (a separação entre a população israelita e a população palestina), «mirkam hayyim» (o «fabrico» da existência palestiniana) e «akhifat hok» (a aplicação das leis nos territórios ocupados). Na realidade, sob esses nomes de código escondem-se terríveis desvios que vão do sadismo à anarquia e rejeitam os mais elementares direitos da pessoa. Isso vai até aos assassinatos de indivíduos inocentes que se calcula serem terroristas. E não falo das prisões arbitrárias e dos assédios de toda a espécie. CS: Qual é o objectivo disso? YS: Está claramente definido: é o de mostrar a presença permanente do exército, de produzir o sentimento de ser-se perseguido, controlado, em suma, trata-se de impor o medo a todos na sociedade palestina. Opera-se de maneira irracional, imprevisível, criando um sentimento de insegurança que quebra a rotina. CS: A ocupação dos territórios não será necessária para evitar «surpresas» terroristas? YS: Não! A ocupação sistemática não se justifica, pois ela abrange uma série de interdições e de entraves inadmissíveis. Queremos discutir sobre isso agora. Nem no seio do exército nem no seio da sociedade civil ou política se quer enfrentar a verdade. E essa verdade, é que nós criámos um monstro: a ocupação. CS: Pode esperar-se que discussões sérias sobre a paz melhorem a situação? YS: Não, tentar acabar com o conflito é uma coisa, acabar com a ocupação é outra. Estamos todos de acordo para procurar a paz, mas esquecemos a ocupação. Ora, é preciso começar por aí. CS: Os vossos testemunhos revelam a incrível impunidade de que beneficiam os colonos, verdadeiros assistentes militares: eles brutalizam os vizinhos palestinianos, levam os seus filhos à agressividade e ao ódio dos árabes… YS: Certamente, mas não são eles o problema. É o mecanismo de ocupação que lhes deu esse poder desmedido. Eu, quando era militar em Hebron, não podia deter um colono que estivesse a infringir abertamente a lei sob os meus olhos. Eles fazem parte desse sistema imoral. CS: Pensa encontrar um apoio na opinião israelita? YS: Por enquanto, somos minoritários mas optimistas! Temos de sê-lo, pois vivemos tempos sombrios, a opinião israelita é apática, as pessoas estão fartas. E o preço a pagar por esta ocupação não é pesado. É a razão por que não há vontade política. Em contrapartida, o preço moral é enorme. CS: É a primeira vez que são feitas tais revelações? YS: Não, há um ano, tínhamos contado as pilhagens na faixa de Gaza e tínhamos sido atacados por todos os lados: pelo exército, pela sociedade civil e a sociedade política. Netanyahu acusou-nos de termos «ousado quebrar o silêncio». Mas que silêncio? É um silêncio vergonhoso sobre um escândalo estrondoso! Eles fizeram tudo para nos desacreditar. Saiu-lhes mal, pois nós somos todos antigos oficiais que vivemos esses acontecimentos terríveis. CS: Precisamente, muitos soldados e oficiais que se expressam parecem traumatizados pelo que tiveram de fazer. Um sofrimento que permanece. YS: Sim… Enfim, não nos enganemos: as vítimas, são os palestinos que aguentam esse controlo. Hei-de sempre recordar a resposta de um comandante do exército durante uma discussão televisiva em 2004. Tínhamos organizado uma exposição de fotografias com um vídeo de testemunhos. Ele disse-me: «Concordo com o que vocês mostram, mas é assim, temos de aceitá-lo, isso chama-se crescer, tornar-se adulto». Fiquei sem palavras. CS: Algumas pessoas pensam que Israel tem interesse em manter o conflito e que os palestinianos nunca terão as suas terras. YS: É falso. É impossível erradicar uma população de 3,5 milhões de habitantes. O problema não está em dar-lhes uma terra, mas na obsessão de querer controlá-los. CS: Serão as jovens gerações dos 20-30 anos mais permeáveis ao vosso ponto de vista? YS: Nem toda a minha geração está de acordo comigo, mas ninguém pode dizer que minto. Somos todos ex-membros do exército nacional, pagámos o preço, ganhámos o direito de falar. É preciso que os espíritos mudem a partir de dentro. CS: Você é judeu ortodoxo e tem um discurso estranhamente aberto. A sua fé ajuda-o neste combate? YS: Nem por isso… Mas eu sei o que significa ser judeu religioso: não ficar silencioso perante o que está mal. E quero trazer uma solução, não um problema. * Jornalista do Paris Match A versão em português deste texto foi publicada em: www.egaliteetreconciliation.fr
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O instinto assassino (revisitado) - Por Marcelo Gleiser

sábado, 15 de janeiro de 2011 O instinto assassino (revisitado) - Por Marcelo Gleiser http://marcelogleiser.blogspot.com/ -------------------------------------------------------------------------------- Se o medo é responsável pelo impulso assassino, o primeiro passo é a criação de meios para aliviá-lo -------------------------------------------------------------------------------- Volto hoje à questão levantada na semana passada, sobre o "instinto assassino". Argumentei, então, que a espécie humana tem muito trabalho pela frente até atingir um patamar que podemos chamar de altamente civilizado. Chamei nossa propensão a matar nossos semelhantes de "instinto assassino". Ponderando essa denominação e conversando com colegas e leitores, acredito que um melhor termo seja "impulso" assassino. De fato, "instinto" é associado a um padrão de comportamento inato, responsável por certos estímulos que são inerentes à criatura e não aprendidos. De alguma forma, devido ao processo de seleção natural, esses instintos fazem parte do código de comportamento do animal. Vemos tartarugas bebês, assim que saem dos ovos, irem em direção ao oceano, vemos os incríveis rituais de sedução dos pássaros, vemos a construção de ninhos. Predadores matam para sobreviver. Nenhum animal mata por matar. As exceções existem, mas são poucas. A razão é simples: matar requer muita energia. Basta ver a exaustão de um leopardo após perseguir uma gazela na estepe africana. Imagino que adorariam um rifle para evitar aquela correria toda. Mas acho improvável que matariam sem ter fome. Os humanos são a exceção. Claro, também matamos para nos alimenta. Mas, sendo animais evoluídos, nós também matamos por diversas outras razões. Matamos por sermos manipulados ou coagidos, como tantos em ditaduras brutais afirmam ("mate ou morra"), matamos por um senso de dever patriótico ou em nome da tribo ("tribo" aqui representa muitas possibilidades, de grupos religiosos a gangues), matamos para roubar o dinheiro de alguém ou até por "amor". Matamos, também, por sermos influenciados a tal ponto por ideologias que aqueles com valores diferentes são inimigos que devem ser eliminados. Será que o ódio é uma emoção puramente humana? Mesmo que existam exemplos de animais que ajam com algo que se parece com ódio, somos os campeões. E por que isso? Criamos e realizamos obras belíssimas, somos capazes de atos de profunda caridade e altruísmo. Porém, prisioneiros de uma prisão dialética, somos também seres capazes de assassinatos horrendos, cometidos sem qualquer remorso. Se existe algo em comum no impulso assassino é que, em muitos casos, os que matam sentem-se ameaçados: por poderes que fogem ao seu controle, por ideologias que exploram sua vulnerabilidade, por provocadores que abusam de sua dignidade, por serem forçados a matar para integrar a "tribo". Até mesmo os psicopatas podem ter seus surtos alimentados por causas como essas. Se o medo é, em grande parte, responsável pelo impulso assassino, o primeiro passo a dar é a criação de meios para aliviá-lo. Não existe uma solução simples, dado que as causas são tão diversas. No mínimo, devemos criar condições sociais para que as pessoas possam viver com dignidade, com menos medo. Buda, Jesus e Gandhi tinham uma mensagem que, em um ponto crucial, era a mesma: respeitem-se uns aos outros, tenham compaixão. A manipulação de muitos por alguns com o objetivo de criar grupos ancorados no ódio e no medo só nos fará afundar ainda mais na nossa já profunda vergonha coletiva.
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Educar contra a barbárie - Antonio Ozaí da Silva

Educar contra a barbárie Posted: 15/01/2011 by Antonio Ozaí da Silva in educação, política, práxis docente http://antoniozai.wordpress.com/2011/01/15/educar-contra-a-barbarie/ Você que nasceu nos anos 1960 sabe onde fica Auschwitz? Sabe o que aconteceu? E a geração dos anos 1980, será que aprendeu o significado de Auschwitz? Sabemos cultivar nas mentes e corações dos jovens a indignação diante da barbárie em Auschwitz e outros campos de concentração nazistas? Nossa responsabilidade como educadores é enorme. A realidade que nos cerca expressa a barbárie e está prenhe de fatores que apontam para o risco da regressão. O mundo globalizado impele as pessoas em direção ao xenofobismo, à intolerância diante do outro, à idéia de que há uma inevitabilidade histórica, ao consumismo e ao individualismo desenfreado. Naturalizam-se as mazelas e misérias da condição humana, em nome de um determinismo amparado num viés tecnicista e nas necessidades da concorrência internacional, isto é, da predominância do mercado. Prevalece a mesmice entediante e anestesiante. Espaços onde deveria frutificar a reflexão crítica mais parecem “cemitérios de vivos”. A crítica deu lugar ao comodismo e ao servilismo. Os poderosos de plantão decretaram que não existe alternativa e muitos acataram. Os problemas sociais que afligem enormes parcelas da humanidade, excluídas da mais elementar cidadania, parecem inevitáveis ou castigo. A condição humana continua a ser aviltada em situações que antes horrorizavam os bem-pensantes membros da classe média intelectualizada. Enquanto isso nos voltamos para o nosso mundinho, para o nosso umbigo; para as veleidades da ambição acadêmica. Vaidosos, ostentamos nossos títulos acadêmicos como prova de pretensa superioridade intelectual. Títulos que nada provam. Mesquinhos, alimentamos nosso ego com o quinhão do poder burocrático. Em nossa arrogância, fetichizamos a técnica e o conhecimento sem atentarmos para o fato de que seu domínio pelo nazismo significou a supressão da humanidade. Como compreender que foram precisamente os cientistas, isto é, pessoas tituladas e diplomadas, que projetaram o sistema de morte que vitimizou milhões com rapidez e eficiência? Donos da verdade, damos ouvidos às conversas de corredores, formalizamos a informalidade das relações em memorandos, protocolandos, etc. Transformamos o trivial e o ridículo em batalhas políticas – ainda que coloquemos em risco a sobrevivência econômica dos nossos colegas de trabalho. Substituímos a mais elementar solidariedade pela autofagia e pelo individualismo exacerbado. Em nome da eficiência quantificamos tudo. Assim, repetimos outro procedimento presente em Auschwitz: a coisificação das relações humanas. A partir do momento em que não nos indignamos diante da realidade social, que aceitamos como naturais determinados fenômenos sociais, acabamos por admitir que parcelas de seres humanos são descartáveis. Longe de pura abstração filosófica, este fenômeno está presente em nosso cotidiano nas questões que nos parecem mais banais. Numa realidade onde a vida humana pouco vale, a tendência é a crescente banalização do mal. Como educadores, temos responsabilidade social. Ao invés de nos perdemos em discussões intermináveis e estéreis; de nos afogarmos em nossa própria vaidade; de gastarmos nosso precioso tempo na mesquinhez do emaranhado burocrático e na luta pelo poder de controlar os meios de prejudicar o outro; de nos desgastarmos em picuinhas e academicismos; eduquemos no sentido da auto-reflexão crítica e nos dediquemos à tarefa de esclarecer, para que se produza um clima intelectual, cultural e social que não permita a repetição de Auschwitz. O primeiro passo é repensarmos nossas práticas como educadores e nos indignarmos com tudo que nos lembre Auschwitz …
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REUNIÃO - JUDAISMO HUMANISTA - CURITIBA PR

Atenção todos os membros do JUDAISMO HUMANISTA que moram em Curitiba e outras localidades do Paraná.

Favor entrar em contato com o Marcelo Barzilai para definirmos a data e local da REUNIÃO.

É extremamente importante estarmos organizados para fazer valer a voz do Judaismo Humanista do Paraná, definindo estratégias e ações, principalmente no que diz respeito à ISRAEL.

                                                  

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jaco_site.jpgA luta de Jacó e o Anjo. Obra do francês Alexander Louis Leloir, 1865

 

"Discurso não é, portanto, desenvolvimento de uma lógica interna pré-fabricada, mas constituição de verdade numa luta entre pensadores, com todas a vicissitudes da liberdade.[...] Só o absolutamente estranho nos pode instruir."

Levinas in "Totalidade e Infinito: Ensaio sobre a Exterioridade"

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Claude Lanzmann: Con Sartre y Simone de Beauvoir aprendí el mundo

Testigo imprescindible del siglo XX, el escritor y cineasta Claude Lanzmann publica ahora en España sus memorias, "La liebre de la Patagonia", una obra "llena de vida" en la que, en tono novelesco, recrea su increíble existencia y su relación con intelectuales como Sartre y Simone Beauvoir.

"Con Sartre y Beauvoir aprendí el mundo. Ellos me enseñaron a pensar", decía hoy Lanzmann al presentar el libro que ha editado Seix Barral y que viene precedido de la excelente acogida que ha tenido en Francia, donde ha figurado durante meses como el más vendido, y en Alemania, donde ha ganado el WeltLiteraturpreis.

Conocido internacionalmente por su documental "Shoah", un estremecedor testimonio de nueve horas sobre el Holocausto, fruto de doce años de trabajo, Lanzmann, que tiene una cierta fama de gruñón, respondió con amabilidad las preguntas que se le hicieron sobre su intensa vida, que comenzó en París en 1925, cuando nació en el seno de una familia judía originaria de Europa del Este.

Fue miembro de la Resistencia con 17 años, estuvo también con los maquis de Auvergne (centro de Francia), dio clases de Filosofía en Berlín después de la guerra y en 1952 entró a formar parte de la revista "Les temps modernes", fundada por Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, y que Lanzmann dirige desde 1986.

El autor de obras cinematográficas como "Pourquoi Israel", "Tsahal" o "Sobibór" no oculta la admiración que siente hacia Sartre, a quien conoció en 1950, y hacia Beauvoir, con la que mantuvo una relación de pareja durante varios años.

"No eran gente solemne; hablábamos de cualquier tema, incluso de nuestra vida privada. Sartre era muy inteligente y, sobre todo, muy generoso. En las reuniones de 'Les temps modernes' existía un calor comunicativo intenso, se salía de ellas con una gran sensación de plenitud", afirmaba Lanzmann.

Gracias a la autora de "El segundo sexo", Lanzmann descubrió España, "en un momento en el que no era correcto políticamente" viajar a este país, porque "había contradicción entre ser de izquierdas y visitar una dictadura", contaba el autor de "La liebre de la Patagonia".

Con Beauvoir admiró "el cielo, el paisaje y el desierto" de España, y descubrió también las corridas de toros, un espectáculo que le gusta especialmente al escritor francés y por eso no entiende que Cataluña las haya prohibido. "Es una vergüenza", aseguró.

La muerte tiene una presencia relevante en sus memorias, y el primer capítulo, por ejemplo, está dedicado a la pena capital y a las diferentes formas de ejecutarla, porque a Lanzmann, contaba, le asustó desde niño "la última mirada de alguien que está a punto de morir".

Destrucción y muerte hay también a raudales en las nueve horas de "Shoah", en las que, sin adornos y sin fondo musical, se recogen los testimonios de víctimas, verdugos y testigos de los campos de exterminio nazis.

En sus memorias dedica varias páginas a comentar "el mejor cuadro del mundo": "Los fusilamientos del 3 de mayo", de Goya, una obra que ve en el Museo del Prado cada vez que viene a Madrid.

Pero Lanzmann insistió en que su libro "no es un repertorio de horrores", sino que "está lleno de vida, de historias de amor, de sexo". Es una obra "divertida" y, dice, en absoluto es "siniestra".

Acompañado, entre otros, por Juliette Simont, la mujer a la que le ha "dictado" sus memorias, Lanzmann explicó que para el título del libro le influyó uno de los dos viajes que ha hecho a la Patagonia argentina, un lugar que "hace soñar" pero que en principio "no es más que un decorado".

Un día, viajando hacia los glaciares, vio salir "de repente una liebre formidable" y sintió como "una explosión". Lanzmann creyó que la Patagonia y él habían "nacido" de nuevo. Aquello dejó de ser un decorado para convertirse en "algo vivo". EFE

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11419589858?profile=originalBÁRBARO MESMO É SER BALEIA: lendo, ouvindo e degustando Flávia Muniz Cirilo. – Elias Salgado

Eu disse à ela: “me explica aí que tipo de mágica você faz – só pode ser coisa de bruxinha boa - para fazer aniversário e ser você quem presenteia seus amigos e convidados”?

É que nossa doce Flávia fez aniversário e a festa foi ela quem deu com direito a presente e tudo: cometimento de um novo doce crime literário – lançou seu novo livro “ Bárbara e a Baleia” ( Editora Multifoco – Rio de Janeiro) e subiu ao palco bem à vontade( literalmente, e de havaianas e flor azul no cabelo) para nos deliciar com suas composições,com o auxílio luxuoso da banda Olho Mágico. Como no quarto dia da criação, não foi apenas bom, foi muito bom. Bom até demais confirmar a existência de vida de verdade e com muita arte-consciência, fora dos circuitos duvidosos que existem(?) por aí...

O livro é um mergulho profundo de raríssima beleza e coragem no mar imundo do nosso mundinho de homens. Uma inteligência aguda, sensível, mas objetiva e ferina toca poeticamente em temas duros, muito duros – os delitos da condição humana, colocados da forma mais séria e densa possível, manifestando sua postura humanista nata. Aproveito aqui para lançar a Flávia como garota-modelo(exemplo) das nossas pretensões humanistas, principalmente aquelas que não conseguem sair do mero virtual...

Não me proponho a resenhar Flavia, e sua menina baleia, apenas registrar e principalmente , isto sim, e mui intencionalmente, deixar aqueles que não estiveram lá, com gosto de “acho que perdi uma boa bocada”.

Mas solidária como ela é, tenho certeza que Flávia, logo, logo, vai nos brindar com outra bocada do gênero. Portanto fiquem atentos e não digam que não avisei.

Já o livro e seus CDS não há desculpas para não adquirir , basta contatar nossa musa aqui no blog. ou visitá-la em www.flaviamuniz.net
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