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Racismo em Israel ganha força, diz relatório

Guila Flint
De Tel Aviv para a BBC Brasil

Um relatório divulgado por uma ONG em Israel diz que as manifestações de racismo na sociedade israelense se tornaram mais freqüentes no último ano.

No documento, divulgado nessa quarta-feira, a ONG Mossawa, que defende direitos de cidadãos árabes em Israel, acusa líderes políticos de criarem um clima de “legitimação ao racismo” contra os cidadãos árabes,
que representam 20% da população do país.

De acordo com a pesquisa da Associação pelos Direitos Civis mencionada no relatório, 75% dos cidadãos judeus israelenses não estão dispostos a morar no mesmo prédio com um vizinho árabe e 61% não receberiam uma
visita de árabes em sua casa.

A pesquisa também indica que 55% defendem a separação entre judeus e árabes nos lugares de lazer e 69% dos estudantes secundários acham que os árabes “não são inteligentes”.

O relatório atribui esse fenômeno, em parte, ao agravamento do conflito entre israelenses e palestinos, mas também aponta o papel de líderes políticos no incitamento contra os cidadãos árabes.

No documento são citados ministros e parlamentares que “baseiam sua força em posições de ódio e incitam ao racismo”.

O político mais citado é Avigdor Liberman, líder do partido de direita Israel Beiteinu e ex-ministro para Assuntos Estratégicos.

Liberman defende a “troca de territórios e populações” como solução para o conflito.

“Os árabes israelenses são um problema ainda maior do que os palestinos e a
separação entre os dois povos deverá incluir também os árabes de Israel... por mim eles podem pegar a baklawa (doce árabe típico) deles e ir para o inferno”, afirmou.

Para Liberman, Israel deve “trocar” as aldeias árabes israelenses pelos assentamentos nos territórios ocupados, ou seja, as aldeias árabes passariam a fazer parte de um estado palestino e os assentamentos seriam anexados a Israel.

Outro parlamentar citado é Yehiel Hazan, do partido Likud, que chamou os árabes de “vermes”.

O atual ministro da Habitação e Construção, Zeev Boim, do partido Kadima, disse que o “terrorismo islâmico poderia ter razões genéticas”.

O deputado do partido de direita Ihud Leumi, Efi Eitam, defendeu a expulsão dos palestinos da Cisjordânia e a exclusão dos cidadãos árabes israelenses da política do país. “Eles (os cidadãos árabes) são uma
quinta coluna, traidores, não podemos permitir a permanência dessa presença hostil nas instituições de Israel”, declarou.

Segundo a Mossawa, as autoridades israelenses não aplicam as leis anti-racismo existentes no país e se cria uma situação de impunidade na maioria dos casos em que essas leis são violadas.

Figuras públicas que manifestam posições racistas continuam em seus cargos sem que haja qualquer tipo de investigação contra elas, diz o relatório.

O clima político de “legitimação do racismo” leva a uma maior aceitação de idéias favoráveis à segregação e expulsão dos cidadãos árabes israelenses, acrescenta a ONG.

No mesmo dia da publicação do relatório da Mossawa, a imprensa israelense publicou um decreto do rabino Dov Lior, dos assentamentos de Hebron e Kiriat Arba, proibindo seus seguidores de alugar casas a árabes ou de empregar
funcionários árabes.

A advogada Einat Horowitz, do Centro de Pluralismo Judaico, criticou o decreto do rabino e o “fenômeno crescente de incitamento racista”.

Segundo a advogada, “o incitamento distorce o judaismo e é proibido por lei”.

“Dirigimos um apelo ao procurador-geral da Justiça, para que acorde e aja pela implementação da lei contra esse tipo de pronunciamentos”, disse a advogada.

O rabino Gilad Kariv, vice-diretor do Centro de Ação Religiosa, também condenou o decreto do rabino Lior.

“É alarmante que rabinos, que recebem seus salários do orçamento do Estado, falem contra o aluguel de apartamentos a árabes e enviem inspetores para procurar trabalhadores árabes em lojas”, afirmou Kariv.


“Como rabino, estou preocupado com o envolvimento de personalidades religiosas em incitamento”, acrescentou.
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Parashat “Bo - Autor: Rabino Paul Schrell-Fox

Parashat “Bo”
Autor: Rabino Paul Schrell-Fox*


Interpretación y comentario

Una y otra vez a lo largo del relato de la salida de Egipto, se nos cuenta que Dios endureció el corazón del Faraón. No hay dudas de que el Faraón también endureció su corazón por propia elección aunque, finalmente, los hijos de Israel y el pueblo egipcio supusieron que Dios venció al Faraón, porque Dios tenía el poder de endurecer el corazón del Faraón.
Pero si todo fue una obra de Dios, ¿por qué fue castigado el Faraón? Si Dios sabía que el Faraón no iba a ceder sino después de la décima plaga, ¿podemos decir que el Faraón actuó por libre elección? Si es así, ¿por qué había necesidad de endurecer su corazón? Y si no lo fue, ¿por qué fue castigado el Faraón? Puesto que el castigo estaba basado en la suposición de que somos libres para elegir.
Maimónides trata esta supuesta contradicción en su composición “Ocho Capítulos”. Él destaca la aparente injusticia, incluso relacionando el destino de los egipcios en general y del Faraón en particular, a la promesa de Dios a Abraham, cosa que acentúa aún más esta injusticia.
Maimónides propone una solución que demuestra una profunda comprensión. Es cierto, dice Maimónides, que si fue Dios quien forzó a los egipcios a esclavizar a los hijos de Israel, no habría ninguna justificación al castigo que sufrieron. Pero Maimónides explica de manera diferente el pecado de los egipcios. Según él, los egipcios renunciaron por propia voluntad a su libertad de elección. Los egipcios tenían el poder de oponerse a las órdenes del Faraón, pero ellos ejecutaron las mismas por propia voluntad. Cuando el Faraón les ordenó al inicio del libro de “Éxodo”: “Seamos más inteligentes que ellos”, Maimónides dice que los egipcios podían haberse negado. Pero porque lo aceptaron, su destino fue determinado, hasta el punto de ser castigados con el hecho de no tener ninguna posibilidad de arrepentimiento.
Seguramente, los egipcios supusieron que ellos actuaron por propia voluntad. El psicólogo Steven Pinker dice que no se puede imaginar, ni siquiera un solo día, en el cual no actuemos por propia elección. Aunque creamos que nuestra conducta está dictada por las leyes de la Genética o que Dios establece todo desde un principio, también en esos casos nuestra sensación personal es que somos libres para elegir por nuestra propia voluntad. Mientras ésa sea nuestra sensación, el castigo al pecado es merecido.
De todas maneras existe una sensación de injusticia. Si la libre voluntad es un fenómeno derivado del cerebro o una concepción errónea, ¿por qué merece el Faraón o cualquier ser humano, ser castigado?
Uno de mis alumnos, Amir Shalit, propuso una posible solución para este problema en la interpretación de la Mishná en Pirkei Avot (Tratado de Principios, 3:16): “Todo está previsto, pero el ser humano tiene libre albedrío”. Ése es nuestro cuestionamiento. Si todo está previsto, ¿cómo podemos actuar con libertad de elección?
Debemos destacar de manera diferente las palabras de la Mishná. Dios sí lo ve todo. Dios conoce todos los infinitos resultados de todas las elecciones posibles, y aún así, la elección de cuál será el camino por el cual andaré, es mía. Yo tengo la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. Dios sabe cuáles serán las consecuencias, pero yo debo elegir mi camino.
Así también, tanto el Faraón como los egipcios pudieron elegir actuar de manera diferente. Pero una vez que eligieron, una vez que renunciaron a su posibilidad de elegir -que es un pecado mayor aún, pues así renunciaron a su cualidad de seres humanos-, su camino hacia el mal trajo sus consecuencias.

Estudio y análisis
Rabino Dr. Alexander Even-Jen
Profesor de Pensamiento Judío, Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalén
“Dispuso Adonai la gracia del pueblo ante los ojos de los egipcios, también el hombre Moshé era muy grande en la tierra de Egipto a ojos de los servidores del Faraón y a ojos del pueblo. Dijo Moshé: Así ha dicho Adonai: Al promediar la noche yo voy a salir en medio de Egipto. Y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito del Faraón que está sentado sobre su trono, hasta el primogénito de la esclava que está detrás de las muelas, y todo primogénito de animal. Y habrá clamor grande en toda la tierra de Egipto, que como él no ha habido y como él no volverá a haber” (Éxodo 11:3-6).
¿Del primer versículo de este párrafo se podría entender la razón de la obstinación y del odio del Faraón hacia Moshé?
¿Podría ser que el Faraón estaba interesado en reprimir con todas sus fuerzas al líder que intentaba desestabilizar su gobierno?
¿Acaso el Faraón -como los tiranos en nuestros tiempos- intentó borrar al líder que los gobernados -tanto hebreos como egipcios- veían como el símbolo de la lucha por la libertad?
Muchos comentaristas dicen que Dios cumplió lo que le había prometido a Moshé: “Pero dispondré que halle gracia este pueblo ante los ojos de los egipcios y ocurrirá que, cuando hayáis de partir, no partiréis vacíos. Pedirá cada mujer de su vecina y de aquélla que mora en su casa, objetos de plata y objeto de oro y ropas. Los pondréis sobre vuestros hijos y sobre vuestras hijas y os aprovecharéis de Egipto” (Éxodo 3:21-22).
Es posible explicar estos versículos como enseñanzas de justicia: el pueblo de esclavos sale con “grandes bienes”. Pero ¿por qué con bienes del pueblo egipcio y no con los bienes del Farañon?
¿Es posible pensar que el pueblo de Israel “se aprovechó” como lo entendemos en nuestra época- del pueblo egipcio?
Rashi propone: “Os aprovecharéis” significa “vaciaréis”. ¿Por qué “vaciar” a las vecinas?
Jizkuni propone interpretar: “Y aprovecharéis a Egipto: A pesar de que recibirán todo de ellos como préstamo, deberán devolvérselo, y lo corregirán después en un juicio”.
¿Por qué es importante para Jizkuni traer esta interpretación?
¿Acaso es porque la interpretación de Rashi podría presentar al pueblo que salía a la libertad como un pueblo que se comportaba como el Faraón?
“Y morirá todo primogénito”. ¡¿Por qué?! ¡¿Dónde está la justicia Divina?!
*Consejero de la Cátedra de “Familia y Comunidad”, Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalén.
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: rabina Sandra Kochmann

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El último judío de Trani, Italia
María en el corazón de un Beit Kneset con campanario
Autor: Rabino Eliahu Birnbaum*


De la gran comunidad judía, han quedado tan sólo dos judío remanentes, pero en el Beit Knéset que se convirtió en iglesia, se realizan nuevamente rezos judíos
La comunidad judía de Italia es de las más antiguas en el mundo judío. La misma fue establecida a comienzos del Gobierno Macabeo. La judería italiana tiene una larga y esplendorosa historia, la cual cuenta con más de dos mil años, con una vida judía plena y muy importantes lazos culturales con el entorno no judío.
El primer registro existente respecto a la presencia judía, se remonta al año 161, cuando una delegación de Iehudá llegó a Roma. Los primeros judíos que llegaron a Italia lo hicieron como esclavos, durante la época del Segundo Templo. Luego de que Ierushalaim cayó y el Templo fue destruido, cientos de miles de judíos fueron enviados a Roma (cerca de 50.000 en tiempos de Pompeo, 90.000 en tiempos de Titus y muchos más durante el Gobierno de Adrianus). Se sabe acerca de 12 comunidades en esa época. Durante los primeros siglos (de acuerdo a la cuenta católica), comerciantes judíos se desplazaron a lo largo de Medio Oriente y se asentaron en la zona costera del sur de Italia.
La judería italiana es la “comunidad madre”, la más antigua diáspora en Europa. Su distinción consta en ser una comunidad “independiente”, no ashkenazí y no sefardí, sino una comunidad con su propia tradición. La comunidad es famosa por su riqueza espiritual y cultural, y por el mérito de sus rabinos, sabios y filósofos. Asimismo, las varias publicaciones, las obras de arte, los dibujos y los instrumentos sagrados que fueron creados a lo largo de las generaciones dentro de las esplendorosas sinagogas, ayudaron a incrementar la fama de la comunidad.

Tan sólo dos judíos
Trani es una ciudad portuaria en la zona de Apuglia, al sureste de Italia, en la costa adriática de la provincia de Bari. La ciudad fue visitada por Benjamín de Tudela en el siglo XII y mediante sus escritos podemos recrear la vida de la comunidad judía del sur de Italia entre los años 1160-1165. En esta misma época, había tan sólo algunos miles de judíos en la zona debido a la malaria. El eminente viajero cuenta que la ciudad de Trani contaba tan sólo con 200 judíos, y asimismo escribe que “la ciudad es grande y bella y tiene un cómodo puerto”.
A lo largo de los años, creció y se fortaleció la judería sureña italiana en general y Trani en particular. En el siglo XIII, Trani se había convertido en un centro judaico importante. En ella fueron construidas sinagogas y ieshivot, y contaba con rabinos renombrados. Estas son las palabras de Rabenu Tam al respecto (en el libro Haiashar): “Se decía sobre los habitantes de Bari, de Bari saldrá la Torá y la palabra de Hashem de Otranto”. Entre los sabios de Trani se encontraban el Mabit, Moshé ben Iosef de Trani, cuyo padre abandonó la ciudad en 1505 por temor a la Inquisición; rabi Ieshaiahu de Trani (Tosfot Rid 1240-1165), y rabi Ieshaiahu, hijo del último rabi Eliahu de Trani.
El siglo XV es conocido como la época de oro de la judería de Bari, y los judíos dominaban el comercio de la seda y la pintura de telas en la ciudad. Con la expansión del catolicismo en el sur de Italia, la situación de los judíos de la zona empeoró. En el año 1505, el sur de Italia fue conquistado por España y las garras de la Inquisición llegaron hasta dicha zona, también de allí los judíos fueron expulsados u obligados a convertirse. Luego de 1.500 años de vida judía continua en la zona, los judíos fueron expulsados en 1541, excepto por aquellos que se convirtieron. Hasta hoy en día, hay tan sólo algunos pocos judíos en comparación con otras zonas de Italia.
De hecho, desde el siglo XVI y hasta el presente, Trani no cuenta con una comunidad judía, sino tan apenas con dos judíos. Uno de ellos es Abraham Zakai Zkilo, cuyas raíces familiares provienen de dicha ciudad, y el segundo es Francesco Luturo, músico e investigador, el cual realiza una investigación acerca de la música en la época de la Shoá.
Vale la pena mencionar que luego del Holocausto la ciudad de Trani retomó su lugar de honor respecto al regreso de los judíos a la Tierra de Israel. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Trani, como el resto de las ciudades portuarias del sur de Italia, funcionó como lugar de refugio para judíos de toda Europa. Los soldados judíos que se encontraban en Italia realizaron actividades educativas, culturales e incluso capacitaciones en el área agrícola, para así prepararlos hacia una futura aliá a Israel, en los campos de refugiados del lugar. Hasta hoy en día se encuentra en la zona restos de dichos campos, y en ellos frases grabadas en hebreo.

El último judío
En un viaje a Trani encontré al “último judío” de Trani, Abraham Zkilo. La familia de Abraham es una familia italiana de varias generaciones. Cuando le pregunté cuándo llegó su familia a Italia, se rió y dijo: “Siempre estuvieron aquí, miles de años”. Zkilo se siente descendiente de una familia judeo-italiana antigua y se encuentra muy orgulloso de su judaísmo y de su posición social como el último judío del lugar. Con lágrimas en los ojos me relató la historia de la ciudad y de las sinagogas que se convirtieron en iglesias. Salí con Abraham a un largo paseo por la ciudad, un largo recorrido por la historia de la judería italiana en general y la de Trani en particular. Pasamos por distintas puertas, oí relatos, frenamos al lado de casas y recibí una descripción acerca de cada familia judía que vivió allí a lo largo de las generaciones; nos sentamos en las plazas y oí acerca de la grandeza de los anusim de Italia que siguieron respetando el judaísmo en secreto. Intentaré describir tan sólo un poco de todo lo que escuché de él.
A pesar de que Trani se quedó sin judíos a lo largo de las generaciones, el cuarto judío fue mantenido completamente. En algunas ciudades españolas es posible ver barrios judíos originales, de la Edad Media; sin embargo, en ningún lugar en el mundo hay un cuarto judío completo, tan sólo en Trani. En varias ciudades quedaron algunas casas, paredes y demás señales del barrio judío una vez existente, pero en Trani, cada casa relata una historia. Los nombres de las calles quedaron con sus nombres judíos, las puertas, los símbolos de las familias judías, todo ha quedado tal cual.
Quizás más aún: no sólo que las casas del cuarto judío representan un testimonio viviente de la vida judía, sino que la población local no judía, aún se refiere a este lugar como el lugar en donde viven los judíos hasta hoy en día.
Llegué a Trani un jueves a la medianoche. Mis huéspedes me invitaron a realizar un recorrido por la ciudad antes de irme a descansar después del largo camino. El primer lugar que llamó mi atención fue el Beit Haknéset, el cual contaba con una campana de iglesia en su techo, y sobre la campana eclesiástica… un Maguén David. He visitado varias sinagogas alrededor del mundo, pero una con una campana eclesiástica y sobre ella un Maguén David, nunca he visto… y esta es la historia:
El Beit Knéset “Scola Nova” fue construido en el año 1247. Cerca suyo, fue construido el Beit Knéset “Scola Grande” en el año 1250. En el año 1541 las sinagogas fueron transformadas en iglesias de la noche a la mañana. Carlos V (nieto de la reina Isabel) expulsó a los judíos de la zona, y ordenó convertir las sinagogas en iglesias. Gran parte de los judíos se fueron de la zona, y otros comenzaron a vivir como anusim, mientras que respetaban el judaísmo en secreto.
Y así fue como las sinagogas fueron transformadas en iglesias, pero dado que Hashem nos cuida,… luego de casi 500 años, el alcalde devolvió el objeto perdido (¿o quizás robado?) a sus dueños, cerró la iglesia y le permitió a los dos judíos que viven en la ciudad, rezar allí en forma diaria.
Durante los últimos años, llegan a Trani judíos que se encuentran dispersos por los suburbios de la ciudad y realizan minianim en los Iamim Noraim. Asimismo, muchos turistas llegan al Beit Knéset para poder ver el milagro de la sinagoga que fue convertida en una iglesia y luego retornó a ser Beit Knéset.

Beit Knéset con campana de iglesia
A pesar de haber devuelto el control del Beit Knéset a los judíos, el Gobierno pidió preservar los símbolos católicos que fueron agregados a la sinagoga. Pidieron dejar la campana con la cruz en el techo y la imagen de “la santa María” en el arón hakodesh, tal como fue preservado durante 500 años.
El último judío de Trani, descendiente de judíos que vivieron en la ciudad durante miles de años y durante cientos de ellos mantuvieron su judaísmo en secreto como anusim, contestó terminantemente: “De ninguna forma”. Dijo, e hizo tal cual. En una de las noches oscuras, dicho judío se subió al techo, y quitó la cruz de la campana de la iglesia. Cuando le pregunté por qué no quitó asimismo la campana, dijo que no quería llamar demasiado la atención. Sin embargo no terminó allí la obra. Luego de un año, nuevamente por la noche, subió el judío al techo del Beit Haknéset y puso un Maguén David sobre la campana eclesiástica…
Lo mismo hizo con la imagen de María, la cual se encontraba en el arón kodesh. Luego de consultar con el rabino Mordechai Eliahu, decidió no quitar la imagen por temor al Gobierno, sino tapar la misma con una pared interna. Así, encontramos en Trani el único Beit Knéset en el mundo (de acuerdo a mi conocimiento) que cuenta con una imagen de la “santa María” dentro del harón hakodesh y una campana de iglesia con un Maguén David en el techo.
El Beit Knéset de Trani fue completamente preservado. El mismo fue construido con estilo gótico. En la parte de adelante hay un harón hakodesh de piedra lisa como parte de la pared oriental y siete escalones llevan al mismo. Skilo reza todas las mañanas en el Beit Knéset, pero dice no estar solo: “Siento a mi abuelo y a mi bisabuelo, la alegría y el dolor, paraíso e infierno. Siento las voces que rezaron aquí antes de que el Beit Knéset sea tornado en iglesia. Querría ver la cara de Carlos V, nieto de la reina Isabel, quien ordenó expulsar a los judíos de la ciudad, si viese a mis nietos vivir en Eretz Israel. El desapareció y nosotros estamos vivos, el pueblo de Israel está vivo…”.
A pesar de ser pocos, intentan los judíos de la ciudad vivir como tales. La Federación de Comunidades de Italia y el Rabinato de Roma ayudan a la comunidad a fortalecer su camino, y llevar una vida judía, tanto a los judíos como a los anusim que desean retornar al judaísmo. El rabino Shalom Bajbut es el líder espiritual de la comunidad y los guía en todo lo que sea necesario.
Los judíos de Italia son hoy en día cerca de 30.000. La mayoría se encuentran concentrados en las grandes ciudades: Roma, Milán, Firenze, Torino, Trieste, aunque también los hay en varias comunidades pequeñas, las cuales realizan un gran esfuerzo para poder seguir viviendo como judíos.
Como es sabido, la mayoría de las comunidades italianas poseen museos judíos muy bellos. Sin embargo, éstas tratan de no vivir únicamente a la sombra de los mismos, sino de vivir su vida judía de forma tal que los museos sean parte de ellas y no al contrario.

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O Preço da Liberdade

                      Somos um povo historicamente a costumados ao serceamento da liberdade , por onde andamos, em diferentes épocas o tempo que tivemos para sermos realmente livres, na maioria das vêzes pouco deu para restituir nosso modo de vida original. Cantar, dançar, correr e beber, estudar e inventar. A Terra de Israel nos foi proibida . As terras prometidas por onde andamos também, mas ainda assim, forçados ou não, continuamos nossa história. História que começou a ser construída por Abrahão e escrita pelo dedo do Criador, dando continuidade ao processo criativo e de desenvolvimento da vida dos homens.                      São poucos os que percebem que o Livro continua sendo escrito, que a Terra tem sido transformada a cada instante e que nós, da mesma forma que influenciamos nessa transformação também temos sido influenciados. Somos parte deste todo e a semelhança pela qual tanto procuramos está entre nós, ainda que não consigamos ver isso, SOMOS IGUAIS.Então, por que cobramos uns dos outros um preço tão alto?O senso de justiça do nossos os transformaram em donos da verdade,cujos dogmas são impostos como necessários com a intenção de proteger a tão conquistada LIBERDADE!Marcelo Barzilai
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A Diáspora Dos Anussim Açorianos Para o Brasil Colonial http://www.rabimor.org/hayym2.php I – O TRIBUNAL DA INQUISIÇÃO EM PORTUGAL O Tribunal do Santo Ofício da Inquisição em Portugal foi instituído, definitivamente, depois de diversas tentativas, pela Bula do Papa Paulo III, em 23 de maio de 1536, isto é, quarenta anos após a "expulsão" dos judeus das terras lusitanas, em 5 de dezembro de 1496, por édito promulgado pelo Rei D.Manuel I, em Muge, próximo a Lisboa. D.Manuel, como seus antecessores, sempre protegeram os "seus" judeus, mas devido a seu interesse em casar-se com uma princesa espanhola, aceitou a condição que lhe foi imposta pela noiva: a expulsão dos judeus de Portugal. Entretanto, a vontade do rei não era essa já que os judeus emprestavam dinheiro à Coroa e lhe pagavam muitos impostos. D. Manuel disse que daria barcos para quem quisesse sair do Reino, o que foi feito para poucas famílias abastadas, entre elas as famílias de Abraham Zacuto, cosmógrafo, matemático e filósofo que aperfeiçoou as Tábuas de Navegação criando o Almanach Perpetuum, trabalho que permitiu o desenvolvimento das navegações portuguesas e a de Isaac Abravanel, banqueiro. A grande massa dos judeus de Lisboa e arredores, num total de aproximadamente vinte mil pessoas, ficou "a ver navios", isto é, sem os barcos prometidos pelo rei. Era o que o monarca queria e ordenou aos sacerdotes católicos que batizassem a todos os que estavam na Ribeira à espera dos barcos que não chegaram. Os cronistas da época contam que o desespero era grande entre judeus devotos. Os infelizes judeus portugueses foram arrastados a pia batismal ou simplesmente lhes era jogada a água benta na cabeça para que se tornassem cristãos. Houve mães que jogaram seus filhos ao mar ou se suicidaram rejeitando o chamado "batismo em pé". É que os filhos até catorze anos eram arrancados dos braços das mães e entregues a famílias cristãs para adoção ou eram degredados para o arquipélago africano de São Tomé, onde grande parte morreu devido às condições inóspitas daquelas ilhas, chamadas à época as dos Crocodilos. Foi assim o surgimento dos cristãos-novos em Portugal. Ao serem batizados, tomavam o nome do padrinho, ou traduziam seus nomes hebraicos para o português, como Jacob Shalom tornou-se Thiago da Paz, havendo transformações de nomes de toda a ordem, tornando-se hoje, mais difícil a pesquisa para se saber quem descende de judeus. Eles adotaram, praticamente, todos os sobrenomes portugueses, inclusive nomes de árvore como Carvalho, e de animais como Leão e Lobo símbolos totêmicos das tribos de Judá e de Benjamim respectivamente, Passarinho, tradução de Zippor, nomes de cidades como Porto, Lisboa, Almada além de outros critérios. Um batismo famoso foi o de Gaspar da Gama, cujo nome verdadeiro não se tem certeza, o intérprete de Pedro Álvares Cabral, o primeiro cristão-novo a pisar oficialmente o solo brasileiro. Ele foi encontrado em Angediva, Índia, em 1498, quando Vasco da Gama lá chegou pela primeira vez descobrindo o caminho para as Índias, com o nome de Yusuf Adil, dizendo-se natural da Polônia e falando vários idiomas, entre eles o espanhol. Vasco da Gama obrigou-o a ser batizado como católico, oferecendo-se como padrinho e dando-lhe, daí em diante, o nome de Gaspar da Gama. Embarcado para Portugal sem a família, já que sua mulher recusou-se ao batismo e fugiu, Gaspar tornou-se famoso na Corte portuguesa onde era conhecido como Gaspar das Índias e ganhou muitas mercês. Convocado por Cabral integrou a frota como marinheiro e intérprete, ou "língua" como chamavam na época. Mais tarde envolveu-se, Gaspar da Gama, com o contrabando proibido de Bíblias hebraicas para as sinagogas orientais, principalmente a de Cochim, a mais antiga do Oriente em funcionamento desde o Século XVI até os dias atuais. Essas bíblias, rolos contendo em hebraico os cinco primeiros livros da Bíblia e que se chamam Torá e no plural Torot, tinham sido confiscadas das sinagogas de Lisboa e de outros lugares do país. Mas Gaspar safou-se destas acusações e teve uma vida de fidalgo em Portugal. A solução dada por D. Manuel foi cruel para os judeus portugueses, que desde épocas imemoriais viviam em Portugal talvez trazidos pelos romanos. Em 1300, na tomada de Santarém aos mouros, foi encontrada uma sinagoga na Judiaria, como eram chamadas as comunidades judaicas no território luso, daquela cidade. Na verdade existiam Judiarias, também chamadas de Alfamas, ou Rua dos Judeus, em praticamente todas as cidades lusitanas. Em Lisboa chegou a existir três comunidades, cada uma com sua escola, açougue casher, que segue as leis dietéticas judaicas, sinagoga ou esnoga como denominavam os judeus lusitanos e com seu Arrabi-Mór, o rabino chefe. A comunidade judaico-portuguesa era estimada em torno de 100 mil pessoas para uma população geral de um milhão de habitantes, tendo sido acrescida em 1492, quando da expulsão dos judeus da Espanha, de outros 100 mil. Conforme estimativas da época, formavam um quinto da população portuguesa, muitos deles ricos banqueiros ou mercadores, mas, em sua maioria artesãos, alfaiates, sapateiros, armadores, boticários, médicos, ferreiros etc. Os cristãos-novos viveram anos sem serem molestados, muitos deles praticando sua religião em casa, até o surgimento do Tribunal do Santo Ofício da Inquisição em Portugal em 1536, instituição que já existia na Espanha e tomou os moldes desta. As Inquisições surgiram com as heresias praticadas no Sul da França (Cátaros e Albigenses) e mesmo na própria Roma. A heresia era tudo aquilo que contrariasse os cânones católicos, um afastamento dos dogmas da Igreja Romana. Tendo sido sempre reprimidas com força e violência pelas autoridades eclesiásticas. Morrer queimado na fogueira era a pena maior, às vezes, queimados vivos, mas na maioria das vezes já garroteados. As penas eram muitas, entre elas passar o resto da vida vestindo os Sambenitos, que eram roupões compridos com dizeres e desenhos de insígnias de fogo e demônios. Depois da morte dos penitenciados, esses Sambenitos eram pendurados nas Igrejas sempre identificados com o nome de quem os usou, para que seus descendentes ficassem com fama de judeus para o resto de suas vidas. Eram penitenciados também com a pena das galés, remando ou trabalhando nas naus, por anos ou para sempre, isto é, até morrer. A melhor pena era o desterro para o Brasil ou para as colônias portuguesas na África. Nesses territórios colonizados pelos lusitanos, os cristãos-novos tinham mais liberdade, e não enfrentaram tribunais inquisitoriais, tendo apenas recebido, como no Brasil, nas Ilhas Atlânticas (Arquipélago dos Açores, Madeira, São Tomé e Príncipe) e Angola, Visitações, que consistiam em visitas de bispos com poderes para receber denúncias de práticas das religiões: judaica, maometana, protestante, e ainda, feitiçaria, bruxaria, blasfêmia, sodomia, solicitação, e outros "delitos" menores. O Tribunal do Santo Ofício da Inquisição só foi abolido em Portugal em 1820. II – OS CRISTÃOS-NOVOS NO BRASIL Depois do descobrimento, quando Gaspar da Gama aqui desembarcou, os cristãos-novos não pararam de chegar ao Brasil. Logo em 1502, o Brasil foi arrendado a um consórcio de comerciantes cristãos-novos comandados por Fernando de Noronha, descobridor da ilha que leva hoje seu nome. Eles exploraram, numa espécie de contrato de risco, o comércio de pau-brasil por alguns anos até que a Coroa se interessasse mais pelo novo território descoberto, uma vez que os olhos dos monarcas lusitanos estavam voltados para o Oriente, especialmente a Índia, de onde vinham as especiarias vendidas em toda a Europa. Em seguida, 1516, com a implantação das feitorias na costa e os engenhos de açúcar, chegam mais imigrantes e degredados portugueses, entre eles, muitos cristãos-novos. Os chamados degredados, em sua maioria, eram penitenciados pela Inquisição cujo delito era ter atentado contra fé católica e os costumes então vigentes e não a escória de Portugal como querem fazer crer algumas pessoas. Esses cristãos-novos conheciam o trabalho da moagem de açúcar, da Ilha da Madeira ou da Sicília, enriquecendo nesse trabalho como donos de engenhos no Nordeste brasileiro. Esta riqueza talvez tenha sido o fato que despertou a cobiça do tribunal inquisitorial que tentou, mas não conseguiu ser implantado no país. O que de fato ocorreu foram as Visitações do Santo Ofício, sendo a primeira em 1591-1595 na Bahia e em Pernambuco, chefiada por Heitor Furtado de Mendonça. Seguiram-se outras em 1599 e 1610, em Olinda e Salvador, respectivamente, quando foram denunciados e presos centenas de cristãos-novos. Durante esse período, em 1605, houve um grande perdão geral em Portugal aos cristãos-novos, permitindo, inclusive, sua saída legal do país para as colônias. Em 1618, o bispo visitador D. Marcos Teixeira, recebeu a denúncia de 134 pessoas, sendo 90 delas pela prática do Judaísmo. Entre eles estava Simão Nunes de Mattos, que além de judaizar, praticar a religião judaica, possuía uma Sefer Torá, livro sagrado dos judeus. Foi denunciado também por ter colocado uma moeda na boca do falecido costume esse adquirido dos gregos da lenda da moeda de Caronte, Gaspar Dias de Moura, em seu velório num engenho de açúcar. No período holandês em Pernambuco, quando havia liberdade de culto, floresceu uma comunidade judaica portuguesa em Recife, com duas sinagogas a Zur Kadosh Israel, a primeira das três Américas comandada pelo famoso rabino Isaac Aboab da Fonseca, natural de Castro D'Aire, Portugal, que escreveu o primeiro poema em hebraico nas Américas era um dos inúmeros exilados em Amsterdã, como outros judeus portugueses e espanhóis que lá encontraram grande liberdade e prosperidade. Existe ainda hoje em perfeitas condições a Grande sinagoga de Amsterdã, conhecida como a Esnoga da Portugees Israelitisch Gemeente (Comunidade Israelita Portuguesa, em Neerlandês). A outra sinagoga de Recife, em Mauricia, era a Maguen Abraham dirigida pelo rabino Moses Raphael de Aguilar. Calcula-se que havia nas duas comunidades recifenses 600 pessoas que professavam a religião judaica. Embora existissem muitos cristãos-novos no Nordeste brasileiro, poucos retornaram a fé de seus ancestrais, a maioria ficou com o temor de os portugueses expulsarem os holandeses, fato que terminou ocorrendo, para não serem novamente perseguidos. Com a expulsão dos batavos, muitos judeus retornaram a Holanda, se internaram nos sertões nordestinos ou se dirigiram para suas colônias americanas, como Suriname, Curaçao, e outras ilhas do Caribe além de Nova Amsterdã, a atual Nova York. Teriam sido 23 judeus saídos de Recife os fundadores da primeira comunidade judaica dos Estados Unidos existente ainda hoje, a Shearith Israel. Como prova, existe uma lousa no cemitério comunal onde se lê o nome de Benjamin Bueno de Mesquita, um dos ex-moradores do Recife holandês. Proveniente de Amsterdã, Manuel Viegas vivia no Espírito Santo onde cuidava dos negócios de seu pai Antonio Martins Viegas residente na capital holandesa. Viegas Júnior, como era conhecido, foi solicitado, em 19 de abril de 1627, pelo comerciante holandês Leonard De Beer, a ajudar seu compatriota Dirck Pietersz que estava no Brasil para carregar um navio com madeira, conforme nos relatam os arquivos notariais de Amsterdã. Passado o ciclo holandês, as perseguições aos cristãos-novos no Brasil recrudesceram, quando muitos foram levados presos para a Metrópole, e depois uma parte deles foi "relaxada ao braço secular", isto é, condenados à morte na fogueira depois dos Autos-de-Fé. Estas cerimônias eram procissões de condenados trajando os sambenitos e chapéus cônicos (as carochas), com uma vela numa das mãos, transformadas em espetáculos populares assistidos inclusive pela realeza, nobreza e autoridades eclesiásticas. Era o espetáculo dos horrores de uma época de intolerância religiosa e de pensamento que avassalava a nação lusitana. As fogueiras ardendo na Ribeira, geralmente nas madrugadas, tiraram a vida de pessoas que queriam somente ter a liberdade de consciência. O mais famoso condenado brasileiro foi o advogado, poeta e dramaturgo Antonio José da Silva, de alcunha "O Judeu", nascido no Rio de Janeiro em 1705, de família cristã-nova da classe média e pertencente à comunidade judaizante do Rio de Janeiro, com centenas de integrantes da qual faziam parte muitos senhores de engenho, mercadores e autoridades. Toda sua família foi presa e levada para Lisboa, onde depois de o terem prendido pela segunda vez, foi condenado à morte na fogueira aos 34 anos de idade. Ele chegou a estudar Direito em Coimbra, porém ficou famoso por suas obras no teatro de fantoches do Bairro Alto de Lisboa, sendo considerado, hoje, um clássico da literatura portuguesa. Foi garroteado e queimado na Ribeira, em Lisboa, aos 18 de outubro de 1739, mais de dois anos após a fundação do Rio Grande de São Pedro, feita em 19 de fevereiro de 1737, pelo brigadeiro José da Silva Pais. Isto prova que enquanto o Rio Grande do Sul estava nascendo e povoado, as fogueiras da Inquisição ainda crepitavam... Além dos Estados do Nordeste brasileiro, havia cristãos-novos em todo o Brasil, ou como dizem alguns historiadores em todos os poros da colonização portuguesa, mas digo ainda mais, eles estiveram e alguns descendentes ainda estão, em todas as partes do mundo. Foram estudadas até agora as comunidades do Rio de Janeiro, Espírito Santo, São Paulo e Minas Gerais, principalmente durante o Ciclo do Ouro e do Diamante. A região Sul, como sendo mais recente na formação brasileira, ficou meio esquecida de nossas universidades e seus pesquisadores. Eu sei que é árdua a missão, entretanto depois de trinta anos de pesquisa sobre esse tema posso dizer que vejo uma luz no fim do túnel. Os cristãos-novos vieram para o Sul com os bandeirantes, pela imigração de Portugal e principalmente pela imigração proveniente dos Arquipélagos dos Açores e da Madeira. Nos estudos do Prof. José Gonçalves Salvador, catedrático da USP-Universidade de São Paulo, estão desvendadas muitas atitudes de bandeirantes e mesmo confissões de fé judaica. O professor demonstra com clareza, quer através de genealogias, de costumes praticados, de documentação inédita por ele compulsada nos Arquivo Nacional da Torre do Tombo, em Lisboa, que os cristãos-novos, judaizantes ou não, influenciaram muito a formação de nosso país. Ao bandeirante Raposo Tavares, cuja mãe Maria Pinheiro da Costa era uma cristã-nova da cidade de Beja no Alentejo, foi-lhe perguntado pelo padre espanhol Cristóbal de Mendoza, em Jesus-Maria, povoação arrasada por ele no território do atual Estado do Rio Grande do Sul, "acerca do título que se estribara para lhes mover guerra, declarou que 'pelo título que Deus lhe dava pelos livros de Moisés". Outros bandeirantes citados por Salvador como de etnia hebraica: André Fernandes, João e Manuel Preto filhos de Amador Bueno (dos judeus Boino da Espanha); Belchior Dias Carneiro, Manuel Pires e Jerônimo Pedroso de Barros. Fernão Dias Paes Leme não era dessa etnia, mas era casado com uma cristã-nova. Todos com passagem pelo território gaúcho. Cristãos-Novos açorianos e madeirenses no Brasil Eram numerosos os cristãos-novos portugueses que se movimentavam da Metrópole para as colônias, mercadejando ou simplesmente imigrando para lugares mais seguros para as suas famílias, e as ilhas atlânticas não foram exceções. Os judeus portugueses estiveram, como já disseram alguns historiadores, em todos os poros da colonização portuguesa. Eu diria que eles trilharam por todos os cantos do planeta, e ainda hoje são encontrados seus vestígios nos mais distantes ou diferentes países. Sem contar as colônias do Caribe, as Índias de Castela, a América do Norte e as colônias africanas. Os próprios judeus açorianos estão presentes em todo lado. Vem para o Brasil no final do século XVII o cristão-novo Pedro Fernandes de Mello, comerciante da Ilha de São Miguel. Com o perdão de 1605, muitos se aproveitam para saírem de Portugal, indo muitos para a Holanda. Entretanto em 16l8, chega à Ilha Terceira um barco com 40 judeus portugueses provenientes da Holanda, entre eles Antonio Rodrigues Pardo. De São Miguel, chega ao Rio de Janeiro o mercador judeu Manuel Homem de Carvalho, da família Homem de Almeida que teve como mártir em Coimbra o Dr. Antonio Homem, líder religioso dos judaizantes. Manuel confessou ter retornado ao Judaísmo na Holanda onde havia estado. Um pouco antes de 1600, vêm para a Bahia os cristãos-novos terceirenses Antonio Rodrigues Pardo e Pero Garcia. Em 1592, o Pe. Jerônimo Teixeira Cabral, comissário da Inquisição nos Açores, denuncia a infiltração de cristãos-novos na Igreja como clérigos. Muitos partidários de D. Antonio Prior do Crato, pretendente ao trono português, e de etnia hebraica, são expulsos da Ilha por Felipe II da Espanha, então detentor das duas coroas Ibéricas, que fugiram para os Países Baixos e para o Brasil. Entre eles, Manuel Serrão Botelho, que chega ao Brasil logo após 1582. Um contratador dos Açores foi o cristão-novo Miguel Gomes Bravo, natural do Porto que nomeou como arrendatário o cristão-novo Francisco Bocarro. Miguel veio para o Brasil em 1585, e em 16l0 vai morar no Rio de Janeiro. Era casado com Isabel Pedrosa de Gouveia, tendo grande descendência. Álvaro Fernandes Teixeira, natural da Ilha Terceira, cristão-novo casado com Maria de Azevedo, filha do cristão-novo Diogo Cristóvão, do Porto, e seus parentes vieram residir no Rio de Janeiro no século XVII. Da ilha de São Miguel, vem residir na mesma cidade o cristão-novo Pedro Fernandes de Mello, casado com a congênere Ana Garcia de origem espanhola. Diogo Teixeira de Azevedo, cristão-novo nascido no Rio de Janeiro e filho do casal da Ilha Terceira, Álvaro Fernandes Teixeira e Maria de Azevedo, foi preso pela Inquisição e saiu em Auto-de-Fé em Lisboa em 5 de abril de 1620, condenado a hábito penitencial e cárcere a arbítrio terminou solto em junho daquele mesmo ano . III – CRISTÃOS-NOVOS NOS AÇORES Nos primórdios da colonização O Arquipélago dos Açores formado pelas nove ilhas, São Miguel, Terceira, Faial, São Jorge, Santa Maria, Pico, Flores, Graciosa e Corvo, descoberto pelo navegador Diogo de Silves em 1427, e depois povoado pelo frei Gonçalo Velho Cabral com portugueses do continente, seguidos por famílias flamengas (belgas e holandesas), francesas, inglesas e de outras minorias étnicas, foi abrigo, também, dos cristãos-novos fugitivos da Inquisição. A presença judaica nos Açores é anotada pelo grande historiador, de origem judaica, Alexandre Herculano, em sua monumental obra "História da Origem e Estabelecimento da Inquisição em Portugal" à página 80 do volume I, como fato ocorrido em 1501: "uma caravela lotada de cristãos-novos, que saíra de Portugal para a África, batida pelos temporais arribou aos Açores, e os infelizes passageiros, presos aí e condenados depois a serem escravos, foram dados de presente por El Rey a Vasqueanes Corte-Real". O historiador Alfredo da Silva Sampaio também cita o mesmo naufrágio na Ilha Terceira, diz ele: "em 1501 aportaram a Ilha Terceira náufragos hebraicos fugindo à perseguição". Em Angra do Heroísmo, na Ilha Terceira, há uma freguesia denominada Porto Judeu, cujo nome é explicado pelos moradores que, em épocas passadas, o mar estava bravio e então, passaram a chamar o lugar de "judeu". Mas esta explicação e este significado, embora usado por pescadores de origem açoriana em Santa Catarina, não convence. Aquela localidade pode ter sido o local onde tantos cristãos-novos desembarcaram como náufragos ou não. O navio citado por Herculano e Sampaio não é o único citado em documentação. Outro barco é mencionado na "Carta de Gaspar Dias de Landim, a El Rey, sobre a prisão de indivíduos que fugiam à Inquisição, de 19 de novembro de 1548", onde descreve: "Senhor – Eu tenho escrito a V.A. como há muitos dias estou neste porto esperando Pero Vaz de Siqueira, pêra me pasar aos luguares a fazer os paguamentos, como me V.A. mamda," e em seguida cita "...a dez de novembro tomou a justiça desta vila ( Santa Maria) na barra embarcados em hua nao, dezanove omens em que yão molheres e moços, os quais yãm na via de Veneza; acharão-lhe pouquo dinheiro, comtia de dozentos cruzados e algum fato (roupa);são de Lixboa, çapateiros, e tudo um casal de filhos e gemros, ficam presos por parte da santa Imquisição. O Senhor Deos acrecente a vida e real estado de V.A.; do porto de Santa Maria ( Açores) a XIX ( 19) de novembro de 548 (1548) – Gaspar Dias de Landim – sobre scripto – A elrey nosso senhor". (Arquivo Nacional da Torre do Tombo, Corpo Cronológico, Parte 1ª, maço 81 n° 85). O mesmo Sampaio, já mencionado, diz que, em 1558, a comunidade cristã-nova dos Açores pagou 150.000 cruzeiros exigido pela rainha regente Dona Catarina para prover as armadas da Índia. Em troca, D. Catarina prorrogou a pena de confisco de bens aos cristãos-novos por dez anos. A ação inquisitorial nos Açores Em 1592, o Inquisidor nos Açores Pe. Jerônimo Teixeira Cabral, denuncia a infiltração de cristãos-novos na Igreja como clérigos. A primeira ação inquisitorial nos Açores foi em 1555, quando o bispo de Angra, D. Frei Jorge de Santiago mandou verificar vários casos de Judaísmo, mandando prender alguns homens e enviá-los para Lisboa. Dois anos após foram enviadas para Lisboa 22 pessoas acusadas de práticas judaicas. São elas: Ana Lopes; André Moniz; Antonio Fernandes; Branca Dias, Cecília Rodrigues, Diogo Lopes; Fernão Lobo; Francisco Lopes; Mestre Gabriel; Gabriel de Andrade; Henrique Ribeiro; Inês Dias; Isabel Mendes; Isabel Moniz; Isabel Pinta; João Tomás; Jorge Álvares; Manuel Álvares; Rui Dias; Rui Fernandes e Violante Henriques. Logo seguiram para a capital da Metrópole: Pero Galvão; Antonio Carvalhais; Jácome Gonçalves e Maria Dias. Já em 1608 começava a ser montada a rede de funcionários inquisitoriais. Iniciando pelos Comissários do Santo Ofício, e logo em 1612 a dos Familiares (os esbirros mais infames). Entretanto, desde 1597, já atuava como Comissário da Inquisição em Ponta Delgada o pe. Luís Pinheiro, reitor da residência da Companhia de Jesus e, como primeiro Familiar, o tanoeiro Pero Fernandes, residente em Ponta Delgada. E, em Angra, atuava como Comissário o Pe. Francisco Valente, reitor do Colégio Jesuíta. Para a Ilha do Faial, somente em 1749 foi nomeado Comissário o frei José de Santo Antonio de Pádua. Existiram comissários do Santo Ofício no arquipélago açoriano até 1806 quando, então, perseguiam os franco-maçons. Outros burocratas da Inquisição eram os Notários, os Qualificadores e os Visitadores das Naus. Havia também o trabalho de redução de estrangeiros, que procuravam converter para o catolicismo como foi o caso da família inglesa Fisher, residente no arquipélago. A primeira Visitação ao arquipélago foi a de D. Marcos Teixeira entre 1575-1576, o mesmo que esteve no Nordeste do Brasil. Ele visitou as ilhas de São Miguel, Terceira e Faial. A segunda foi em 1592, feita por D. Jerônimo Teixeira Cabral, tendo visitado as ilhas Terceira e São Miguel. Já a terceira e derradeira visita, foi realizada entre 1619-1620, por D. Francisco Cardoso do Torneio, que esteve nas ilhas de São Miguel e Terceira. Do total de 354 pessoas denunciadas, 172 foram por Judaísmo que, somadas às 27 prisões de 1555-1557, totalizam 199 cristãos-novos denunciados nos Açores. Foram gerados 114 processos entre 1557 e 1802, envolvendo 112 pessoas, sendo apenas 26 pela "heresia judaica". E, destes, somente 10 foram enviados a Lisboa, e apenas três condenados à morte na fogueira. Os condenados à pena capital foram: Leonor Marques, em 1584; Antonio Borges, em 1559 e Maria Lopes, em 1576. A produção maior do arquipélago açoriano nessa época era o trigo, o linho, o vinho a urzela, uma tintura de cor castanha e o pastel, tintura em tom de azul, largamente utilizadas nas indústrias têxteis de Flandres para onde eram exportadas. Este comércio chamava a atenção de cristãos-novos como Duarte da Silva, rico comerciante de Lisboa. Ele mantinha nos Açores os agentes: Simão Lopes, na ilha do Faial, João de Afonseca Chacon e ilha Terceira Pero Martins Negrão, todos da grei judaica. O comércio do ouro, da prata das Índias de Castela e o açúcar da Madeira despertam o interesse dos judeus portugueses de Amsterdã, Londres, Bordéus, Hamburgo e também seus parentes residentes em Portugal colônias. Era o começo do século XVII e os mercadores Belchior Gomes de Leão e Diogo Lopes de Andrade agem neste contexto principalmente na Madeira. De Rouen, França, o judeu Simão Lopes Maciel, de família cristã-nova fugitiva da Inquisição portuguesa, desenvolveu uma rede de comércio internacional colocando na Madeira como representantes seus os congêneres Bento de Matos Coutinho e Diogo Fernandes Branco. Na Ilha Terceira mantinha os cristãos-novos Antonio Dias Homem e Bento Fernandes Homem. Para o Brasil designou o correligionário Belchior Rodrigues Ribeiro. Viviam como judeus em Amsterdã os madeirenses Jerônimo de Andrade e Manuel Cardoso ambos com suas famílias. Outro comerciante judeu português que comerciava com os Açores a partir de Amsterdã foi Jerônimo Doria de Andrade conforme registros no Arquivo Municipal daquela capital holandesa em 18 de março de 1627. Em Cabo Verde era fornecedor de "peças", isto é escravos negros africanos, o cristão-novo Manuel Caldeira juntamente com seu congênere Luiz de Carvalhal que atuava também em todo Golfo e rios da Guiné. Negociavam, juntamente com João Soeiro da Madeira, escravos para as Antilhas e outros países. Com negócios de ouro e prata e dono do navio "São Mateus" passa pelo Rio de Janeiro e vai ao Prata, o mercador judeu português Bartolomeu Rodrigues, em 1609. Em Buenos Aires desde o início da colonização, mas principalmente em 1618, quando chega ali chega uma embarcação lotada de cristãos-novos proveniente da Bahia, a população local é considerada de maioria portuguesa e judaica. Fato que alarmou os clérigos da cidade que solicitaram providências às autoridades da Inquisição espanhola. A explicação para a fuga de cristãos-novos brasileiros para o Prata era a de que se alarmaram com a notícia vinda de Lisboa dizendo que nova Visitação do Santo Ofício estava programada para o Brasil naquela época. Com a quantidade de judeus portugueses em Buenos Aires o termo português tornou-se sinônimo de judeu em toda a América espanhola. Costumes, hábitos e crenças judaicas Os cristãos-novos encontraram nas Ilhas Atlânticas um local privilegiado para seu estabelecimento, uma vez que, ali, podiam praticar mais ou menos, livremente, seus rituais cripto-judaicos, pelo menos, longe da Inquisição, que só esteve em três das nove ilhas, como vimos. Essas crenças e costumes, resumidamente, eram os seguintes: dizer que a Lei de Moisés é mais suave e mais delgada que a de Cristo; invocar o Deus de Israel; a guarda do sábado, o Shabat, não trabalhando nesse dia; limpar candeeiros e neles colocar azeite limpo e torcidas novas às sextas-feiras, vestindo camisas lavadas e lançando lençóis limpos na cama, além de casarem nesse dia da semana; dizer orações em língua hebraica; a recusa em comer carne de porco, lebre, coelho, aves asfixiadas ou afogadas e peixe sem escama; tirar a gordura e o sangue da carne; refogar os alimentos com azeite; degolar animais cortando-o de alto a baixo com uma faca afiada e rezando uma oração e deitando fora o sangue do animal; fazer cerimônias judaicas como o jejum da Rainha Ester ou do Purim; o jejum de Yom Kippur, jejum Maior ou do Perdão, em setembro; a Páscoa do pão ázimo, o Pesah ou do cordeiro, em março; usar alguidar ou louças e utensílios novos nesses dias de festa. Além desses costumes, eram praticados os seguintes: carpir meneando o corpo e amortalhar os defuntos colocando-lhe uma moeda na mão; despejar toda a água existente na casa quando falecia alguém por acreditar que o anjo da morte lavasse a espada com que matara o falecido; lançar uma moeda ou peça de ouro na água do banho dos recém nascidos; olhar para o oriente meneando o corpo; a benção judaica e a circuncisão. E, também, o conhecimento de lendas e histórias judaicas. Toda essa tradição era transmitida à família pela via feminina. A condenada à morte na fogueira Maria Lopes, denunciada pelo filho Fernão Lopes, de praticar ritos judaicos tinha, entre seus pertences, rezas escritas em hebraico que, traduzidas, se verificou tratar, dentre outras, do Shemá Israel (Ouve ó Israel), um trecho: "Ouve ó Israel. Adonai é nosso Deus. Adonai é uno. Bendito é o nome para a eternidade e perfeição". Nem os nobres escaparam da perseguição da Inquisição nos Açores. D. Rodrigo da Câmara, Conde da Vila Franca, preso em 1650, em São Miguel, foi condenado à prisão perpétua com a perda de honras e títulos. D. José, seu filho, conseguiu herdar o título mudado para Conde da Ribeira Grande. É sabido que os Câmaras descendem todos de João Gonçalves Zarco, natural de Matosinhos, Portugal, que adotou o sobrenome Câmara de Lobos e depois somente Câmara, referindo-se a uma gruta na Ilha da Madeira que era refúgio dos leões marinhos, descobridor da Ilha da Madeira e Porto Santo. Os Zarcos descendem de família judaica espanhola, provavelmente fugida dos massacres de Sevilha de 1391. Em Portugal, convertidos ao cristianismo, logo se tornaram fidalgos e obtiveram mercês reais ao entrarem para a Ordem de Cristo, a antiga Ordem dos Templários, sediada no castelo de Tomar. Exatamente nessa cidade existe, ainda hoje, uma das duas sinagogas reconhecidas oficialmente como representantes dos antigos templos das comunidades hebraicas. A outra, é a sinagoga de Castelo de Vide, ambas transformadas em museus judaico-portugueses. O grande Fernando Pessoa, descendente de Martinho da Cunha Pessoa de Oliveira, pertencente a uma numerosa família de cristãos-novos judaizantes do Fundão, tinha conhecimento de sua origem, daí a explicação para seus heterônimos. Pessoa dedicou um poema ao Infante D. Henrique a cuja Casa pertencia João Gonçalves Zarco, navegador descobridor da ilha de Porto Santo com Tristão Vaz Teixeira (1418) e da ilha da Madeira com Bartolomeu Perestrello, navegador italiano (1419). Eis o poema que publicou em Mensagem: O Infante Deus quer, o homem sonha, a obra nasce. Deus quis que a terra fosse toda uma, Que o mar unisse, já não separasse. Sagrou-te, e foste desvendando a espuma, E a orla branca foi de ilha em continente, Clareou, correndo, até ao fim do mundo, E, viu-se a terra inteira, de repente, Surgir, redonda, do azul profundo. Quem te sagrou criou-te português. Do mar e nós em ti nos deu sinal. Cumpriu-se o Mar, e o Império se desfez. Senhor, falta cumprir-se Portugal! Vestígios atuais da presença judaica nos Açores No início do século XIX, vieram para a Ilha Terceira, imigrantes judeus marroquinos, muitos deles descendentes de judeus fugitivos de Portugal. Já em 1835, constroem sinagoga e cemitério naquela ilha. A família de maior destaque é a Bensaúde, que teve e continua tendo grande influência nos Açores e Portugal até os dias atuais. Empresas de transporte, inclusive aéreo, entre as ilhas e o continente, são desta família. O presidente português Jorge Sampaio é Bensaúde por parte materna, entretanto, em sua maioria, se tornaram cristãos-novos. Nos Açores que se tenha conhecimento, existe apenas um judeu da família Waldemar, do ramo Sefaradita (ibérico), e uma senhora judia norte-americana aposentada, do ramo Asquenazita (germânico). A sinagoga está semi-destruida, bem como os três cemitérios. A família Azulay, residente no Rio de Janeiro, descende de judeus açorianos de origem marroquina. Em 1976, o capitão-aviador norte-americano Marvin Feldman, de fé judaica e sediado na base aérea de Lajes, na Ilha Terceira, relatou na revista Herança Judaica número 26 de 1976 ao articulista Aaron Zeff ter comprado uma Torá, rolo contendo o Pentateuco hebraico, numa taberna por apenas cinco dólares, mas teve que entregá-la para as autoridades ao sair do Arquipélago. Encontrou também, um cemitério com inscrições em hebraico, mas isto se explica por ter havido nos Açores uma comunidade judaico-marroquina. Contou ter encontrado uma comunidade marrana, cripto-judaica ativa, porém clandestina. Diziam praticar o Judaísmo secretamente com medo da repressão da ditadura de Salazar. Mal sabiam eles que Salazar era descendente direto de judeus. Sua sétima avó, Catarina Salazar, cristã-nova de Coimbra residia na rua Corpo de Deus, freguesia de São Tiago. De seu lado paterno por parte dos Andrades de Trancoso, é suspeito de descender de judeus e era também cristão-novo por parte de uma avó paterna da família Gaspar, da localidade de Tábua. Recentemente, a canadense Maria Pimentel, residente em Toronto e filha de açorianos, relatou que num jornal ilhéu daquela cidade, foi publicada uma notícia do achado de uma Sefer Torá (o Pentateuco, rolos escritos em hebraico antigo em pele de carneiro), numa gruta da localidade de Rabo de Peixe, na Ilha de São Miguel. Segundo e-mail por ela enviado em 11 de novembro de 2002, a Torá teria sido levada à Europa para ser autenticada e lá teria sido datada como sendo do século XVI. Entretanto, os pesquisadores açorianos por ela contatados em sua visita ao Arquipélago, não sabiam dar maiores informações desse achado de grande importância para história judaico-portuguesa-açoriana. IV - Cristãos-novos na Ilha da Madeira E, em 1638, chegam à Madeira judeus portugueses provenientes de Rouen, França, na maioria da família Cáceres. Pero ficou na Madeira, Jerônimo foi para o Rio de Janeiro, enquanto Antonio ficou em Rouen. Estava assim formado um perfeito triangulo para negócios entre parentes da mesma religião. Era a globalização mercantilista em andamento e a todo vapor entre continentes e ilhas. O contrato do açúcar na Madeira está nas mãos do cristão-novo Miguel Gomes Bravo, sob fiança do correligionário Francisco Bocarro. Em 1617 numa Visitação da Inquisição à Madeira, foram denunciados os judeus: Manuel Álvares Fausto, ouvidor de Funchal; Faustino Dias, boticário; Diogo Barbosa, ourives; Bento de Matos Coutinho, licenciado; Manuel Tomás, mercador e Rabino da comunidade judaica secreta da Madeira; Luis Fernandes de Oliveira, contratador da Fazenda e Simão Roiz Rodrigues Vila Real, sogro de Luís e que teve uma irmã queimada pela Inquisição. Esses judeus madeirenses eram ativos no comércio com seus congêneres da França, Inglaterra e Holanda. Desse último país há o registro no Arquivo Notarial de Amsterdã, do contrato de três de maio de 1627, feito pelos judeus portugueses, lá refugiados, Francisco da Costa d'Elvas e Matias Rodrigues Cardoso, de fretamento do barco De Liffde pertencente ao holandês Pieter Franssen, para o transporte de mercadorias de e para a Ilha da Madeira. As Ilhas serviam de trampolim para o Caribe, o Brasil e o Rio da Prata. Talvez o judeu mais famoso nascido na Madeira tenha sido Manuel Soeiro, de família abastada de mercadores locais, que após ter passado pela França, chegou a Amsterdã, onde estudou para tornar-se o famoso Rabino Menasseh Ben Israel. Na vida laica era editor e impressor, tendo produzido grandes publicações de autores judeus portugueses e espanhóis da comunidade holandesa e alemã sefaradita. Seu Parente João Soeiro chega ao Brasil como contratador de escravos e comércio com embarcações próprias. Outro madeirense da etnia judaica foi Paulo Cardoso de Vargas que casou na Bahia com Margarida Diniz filha dos cristãos-novos Diniz Bravo e Beatriz Nunes Diniz, em 1663. V - A Imigração Açoriana e Madeirense para o Rio Grande do Sul e Santa Catarina: segredos que começam a ser desvendados Os segredos e mistérios acerca de serem ou não descendentes de cristãos-novos, pelo menos uma parte dos imigrantes ilhéus para o sul do Brasil, no final de século XVIII, começam a ser desvendados. A própria Enciclopédia Britânica cita uma informação, não se sabendo de onde retirada, que os casais açorianos que povoaram Porto Alegre seriam cristãos-novos, isto é, judeus portugueses. Na verdade, nada ficou provado até o momento, mas como vimos anteriormente sobre a presença judaica nas Ilhas Atlânticas, é fácil deduzir que alguns casais ou cônjuges certamente eram de descendência judaica, e que trouxeram em sua bagagem uma parcela da herança judaica que conseguiram manter secretamente em seus lares. E, esse é o nosso objetivo o de levantar o véu que encobre os segredos desse passado tenebroso e que algumas pessoas gostariam que ficassem enterrados para sempre. Os reflexos tanto no Rio Grande do Sul como em Santa Catarina com certeza foram de grande efeito embora não tenham ainda sido dimensionados. Algo da cultura judaica está classificada nos estudos de folclore e considerado como tal sem conhecerem os estudiosos os traços judaicos que permaneceram vivos depois da grande devastação causada pela "Santa Inquisição". O Tribunal do Santo Ofício da Inquisição pouco fez contra a grande quantidade de refugiados nas ilhas, e poucos foram os denunciados e sentenciados. Nos Açores, apenas três ilhas foram visitadas pelos esbirros inquisitoriais: São Miguel, Terceira e Faial. Os cristãos-novos que viviam nas outras ilhas nem foram molestados. Na Madeira e Porto Santo, muito poucos foram presos e condenados, e é sabido que lá existia uma grande comunidade secreta de cristãos-novos portugueses, da qual fazia parte o comerciante Domingos Mendes de Cea, notório judaizante que lá residia no final do século XIV. Como saber se haviam cristãos-novos entre os chamados "casais de número"? Os documentos existentes da época não esclarecem nada porque ninguém declarava suas crenças secretas, eis que sabedores da perseguição religiosa ainda em vigor quando da chegada ao extremo sul brasileiro. Na documentação, podemos ver apenas sutilezas e um ou outro detalhe, certamente judaico, principalmente nos inventários. Como, por exemplo, as esmolas depois da morte de pessoa da família lembrando a "Sedacá", a caridade judaica ainda hoje praticada pelos judeus de todos os ritos. É apenas um dos fatos mencionados no livro "A Vila da Serra" de Clóvis Stenzel Filho, juntamente com outros costumes judaicos existentes entre descendentes de açorianos no município de Osório no final do século XIX, quando era chamada de Conceição do Arroio. É justamente aí, nos costumes e crenças que poderemos descobrir as origens judaicas de muitos açorianos gaúchos e catarinenses. Em Florianópolis algumas famílias de origem açoriana sabedoras de suas origens, freqüentam às vezes a sinagoga local fato que ocorre em diversos pontos do Brasil. É naquela capital, também, comum a fabricação do pão torcido, conhecido pelos judeus como "chalá". O nome Raquel é muito usado entre as filhas de descendentes de ilhéus. No Rio Grande do Sul, já temos catalogado diversos costumes judaicos praticados tanto pelas populações de descendentes de açorianos, como de luso-brasileiros provenientes de São Paulo. Só para citar alguns: o "sinu saimão" ou "sin salamão", a estrela de Salomão de cinco pontas, símbolo mágico de origem judaica e conhecido desde o Brasil colonial, é largamente usado como proteção de barcos, portais de casas e janelas, lembrando uma "mezuzá" ( caixinha contendo orações e salmos usada pelos judeus para proteção de seus lares) além de roupas de crianças recém nascidas ou como amuleto no pescoço. O bebê não pode antes de ser batizado ficar sem iluminação no quarto porque os espíritos maus podem atacá-lo. Isto é, simplesmente, a lembrança da deusa-demoníaca Lilith, que roubava e matava criancinhas, lenda do imaginário judaico levado para Portugal. Derramar a águas de todos os cântaros, após o falecimento de uma pessoa em casa, era praticado até poucos anos atrás quando não existiam torneiras no interior gaúcho. Este costume é o mais representativo da cultura religiosa judaica do rito sefaradita, constante inclusive de um Siddur (livro de orações), do qual não pode haver contestações, porque o ritual é o mesmo. O folclorista Câmara Cascudo menciona a larga prática deste costume no Nordeste além de outros tipicamente judaicos, também encontrados no Rio Grande do Sul. A coletânea destes costumes e sua prática ainda em nossos dias serão divulgadas juntamente com entrevistas e relatos contando fatos inéditos, como o Romance medieval português, Dona Silvana ou Silvaninha, preferido de judeus portugueses que se espalharam pelo mundo e o cantaram até na Bósnia-Herzegovina. Em nossos próximos trabalhos serão relatados mais detalhes desses costumes reprimidos pelo medo da Santa Inquisição e pelas repressões ditatoriais. São fatos que desagradam muita gente que preferem não lembrá-los devido ao horror desses tribunais que grassaram em diversos países da Europa, consumindo pela labareda das fogueiras a vida de milhares de pessoas inocentes, pelo simples fato de quererem ter outro credo, discordar dos dogmas cristãos vigentes ou simplesmente desejarem liberdade de consciência. Na História do surgimento do Estado do Rio Grande do Sul, tem a mão firme de muitos cristãos-novos que podem não ter sido judaizantes, mas tinham a amizade destes no Brasil colonial. Todo o empreendimento da fundação da Colônia do Santíssimo Sacramento às margens do Rio da Prata, em 1680 teve o concurso de diversos cristãos-novos, incluindo entre eles o próprio governador D. Manuel Lobo com origens cristãs-novas bem como seus principais auxiliares. Essa praça portuguesa plantada defronte a Buenos Aires que serviu mais ao contrabando da prata de Potosí e mais tarde trocada pelos Sete Povos das Missões teve papel fundamental na colonização do Rio Grande do Sul. O próprio madeirense Jerônimo de Ornellas Menezes e Vasconcelos, primeiro povoador de Porto Alegre, onde recebeu sesmaria em 1740, que era de família fidalga da ilha da Madeira e descendente de príncipes e reis de toda a Europa, tem em sua ascendência descendentes de judeus como João Gonçalves Zarco, que se tornou Câmara, dando início a essa linhagem que hoje existe em diversos países, e os De La Rua, espanhóis cujo nome denuncia a origem cristão-nova, porque essa Rua era exatamente o "Kahal" dos Judeus, "La Calle" ou "La Juderia", como diziam os espanhóis. A infiltração de cristãos-novos na nobreza européia é por demais sabido, eis que até a Casa de Bragança tem uma cristã-nova em sua origem. Daí, talvez, o interesse de D. Pedro II em aprender o hebraico, corresponder-se com rabinos franceses e adquirir uma Sefer Torah, (rolos do Pentateuco em hebraico) iemenita de cerca de 800 anos, uma das relíquias deixadas por ele para o Brasil está sob a guarda da BIBLIOTECA Nacional, no Rio de Janeiro. V – Considerações finais Creio que ficou claro que nas Ilhas Atlânticas e Brasil colonial houve grande atividade dos judeus portugueses transformados em cristãos-novos, em sua maioria à força, pela água benta que lhes jogaram compulsoriamente. Pretendo, num próximo trabalho, comprovar melhor a influência dos cristãos-novos na economia, cultura e no caráter do Brasil. O caráter foi construído com muitos traços judaicos a começar pelo jeitinho brasileiro. Nos Açores, ainda falta estudar e descobrir muito mais sobre as atividades e costumes dos cristãos-novos, bem como na Madeira. Sabe-se, através de documentação ainda existente, que os cristãos-novos açorianos exerciam as mais diversas profissões como cirurgiões, advogados, boticários, licenciados, mercadores, ourives, confeiteiros, sombreireiros (que fabricavam chapéus) e uma série de outras atividades ligadas ao artesanato. Mas poucos eram ricos daí, talvez, a falta de interesse da Inquisição em processá-los já que os confiscos não valeriam a pena. A lista parcial de sobrenomes a seguir pertence ao periodo de 1604 a 1623, encontrados em algumas Fintas de cobrança de impostos exclusivos dos cristãos-novos, das Ilhas de São Miguel, Terceira, Graciosa e Pico, faltando aqui das outras ilhas e de outros períodos da História. Vejamos, então, os sobrenomes: Andrade, Azevedo, Álvares, Alemão, Braga, Borges, Barcelos, Câmara, Cunha, Carvalhais, Cerqueira, Carlos, Carvalho, Costa, Dias, Delgado, Duarte, Eça, Fernandes, Fontes, Gralia, Geralda, Gonçalves, Henriques, Heitor, Jacinto, Lopes, Mendes, Medeiros, Morais, Manuel, Pereira, Preto, Piseiro, Rodrigues, Ruivo, Santiago, Soares, Tomás, Vaz e Vieira. Existem outros nomes e sobrenomes mencionados no texto daqueles que foram presos e penitenciados pelo Tribunal do Santo Ofício. Paradoxalmente, graças aos arquivos inquisitoriais existentes em Portugal, podemos estudar melhor e sabermos os nomes e o modus vivendi desses judeus portugueses que estiveram nas Ilhas Atlânticas e que fizeram nova diáspora para o Brasil, para as Índias de Castela, Caribe inglês e holandês além da América do Norte e outros países da África e Oriente. Referências Bibliográficas - BRAGA, Paulo Drumond – A Inquisição nos Açores - Tese de Doutoramento em História dos Descobrimentos e da Expansão, defendida pelo autor na Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa em 4 de abril de 1997. Publicação do Instituto Cultural de Ponta Delgada, Ilha de São Miguel, Região Autônoma dos Açores, Portugal, dezembro de 1997. - AZEVEDO, J. Lúcio de – História dos Cristãos-Novos Portugueses – Lisboa, Livraria Clássica Editora, 1975. - SARAIVA, Antonio José – A Inquisição Portuguesa - Lisboa, Coleção Saber, Publicações Europa-América Ltda., 3ª edição, dezembro de 1964. - HERCULANO, Alexandre - História da Origem e Estabelecimento da Inquisição em Portugal – Vol. I, Lisboa, Edições Europa-América Ltda., 1984. - DORIA, Antonio Álvaro – Damião de Góis - Lisboa, Clássicos Portugueses, Livraria Clássica Editora, 1944. - SALVADOR, José Gonçalves – Os Cristãos-Novos e o Comércio no Atlântico Meridional – São Paulo, Livraria e Editora Pioneira/MEC, 1978. - STENZEL F°, Antonio - A Vila da Serra – Caxias do Sul, UCS, Escola Superior de Teologia São Lourenço de Brindes, 1980. Outras fontes - STUDIA ROSENTHALIANA – Volume 34, número 1, Notarial Records Relating to the Portuguese Jews in Amsterdam before 1639. Amsterdã, 2000. - ZEFF, Aaron - "Os Judeus Secretos dos Açores" – São Paulo Revista Herança Judaica n° 26 – Vol. 12, Editora B'nai Brith - 1976, páginas 36 a 38.
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